Infokrisis.- En 2001 apareció este artículo en una revista de antropología y simbolismo. Nos lo solicitaron ya que en aquel momento se daba por inminente la entrada en la era del "turismo espacial". Seguimos esperando. Las últimas noticias la retrasan ahora cinco años. De tanto en tanto se sabe que algún millonario logra acompañar a los astronautas. Así en una sociedad neoliberal se financia la conquista del espacio... privatizando el espacio. También se han vendido terrenos en la luna. Así que nada nos puede impresionar ya...
MITOS DEL FUTURO: EL MAYOR NEGOCIO, EL MEJOR OCIO.
TURISMO ESPACIAL.
EN 2001 SE INICIA EL FUTURO
El turismo se inició con el siglo XX y dio su salto cualitativo a principios del XXI. Dennis Tito ha sido un precursor. Su nombre será recordado por las generaciones venideras por haber sido el primer turista que visitó el espacio exterior. El camino hasta llegar aquí ha sido largo y dificultoso. A partir de ahora, es posible que la popularización del turismo espacial sea solo una cuestión de tiempo. Hace apenas 80 años, viajar en avión era, no solo una aventura apta solo para corazones intrépidos, sino una empresa accesible a muy pocos. Como hoy el abandonar la biosfera y poder contemplar la Tierra desde el Espacio exterior.
Millonario norteamericano de 60 años, Dennis Tito se convirtió en el primer turista espacial. Para ello solo tuvo que pagar a la empresa MirCorp 20 millones de dólares. Hijo de inmigrantes italianos, se graduó en Astronáutica y Aeronáutica en 1962. Trabajó en el Jet Propulsion Laboratory, donde colaboró en el desarrollo de las naves Mariner, que viajaron a Marte y Venus.
La vida le sonrió y en 1970 Tito entró en el mundo de los negocios de Wall Street, llegando a fundar la empresa de inversiones Wilshire, donde ha amasado una fortuna que hoy le permite habitar en una villa de 3 kilómetros cuadrados en la cima de una colina, coleccionar Ferraris y embarcarse en proyectos filantrópicos como la construcción de un laboratorio de investigación sobre el cáncer en la Universidad de California. Se convirtió en la persona 403 en viajar al espacio.
Su sueño de viajar al espacio fue posible por varios factores. El primero y muy importante fue el poder financiarlo. El segundo fue la posibilidad, al crearse Mir Corporation, de visitar la Estacion Espacial Mir, en lo que fue el compromiso original.
La situación se complicó cuando Rusia tuvo que tomar la decisión de destruir la Estacion Mir, en la medida que su órbita estaba decayendo. Esto trajo por consecuencia el tener que cumplir con el compromiso de Tito y la alternativa fue la nueva Estacion Espacial Internacional, ISS.
Pero la ISS aun se encuentra en fase de ensamblage. Además, la ISS es un navío diseñado para trabajo y experimentación, distando mucho de tener las condiciones de un hotel espacial. De ahí vino la oposición por parte de Estados Unidos y los Países Europeos participantes en la ISS, a recibir a Tito. Finalmente, Daniel Goldin, Administrador de la NASA, tuvo que optar por hacer una excepción y así apoyar a los rusos que también participan en la estación.
Tito permaneció en la ISS del 30 de abril al 6 de mayo. Estuvo restringido a permanecer en el módulo ruso y sólo efectuó visitas escoltadas al módulo americano Destiny. Se dedicó a tomar fotografías, escuchar música y disfrutar de la microgravedad, que sólo durante los dos primeros días le ocasionó las típicas molestias de vómitos y mareos.
El hecho plantea ya la necesidad de adicionar a la ISS módulos especiales, principalmente por iniciativa de los rusos, para continuar vendiendo vuelos al espacio y mantener un ritmo en la visita de turistas. Por otra parte, algunas compañías ya exploran la posibilidad de colocar en órbita de la Tierra el primer hotel espacial.
No mucho después del retorno de Tito, James Cameron, director de películas como “Alien” y “Titanic”, manifestó que estaría dispuesto a pagar la misma cifra para hacer un viaje similar. A su vez el excéntrico Richard Branson, dueño de “Virgin Atlantic”, anunció que podría desarrollar planes turísticos para todos los que quisieran pasar una temporada en condiciones de microgravedad.
Desde que las sondas Voyager enviaron en 1979 y 1980 sus espectaculares fotografías de Júpiter y Saturno no se observaba tanta emoción alrededor de este tema.
QUINCE AÑOS PARA EL TURISMO ESPACIAL
De acuerdo con "BBC Tomorrow's World", dentro de 15 años el turismo espacial será una realidad: más de un millón de personas por año eligirá pasar sus vacaciones fuera de la órbita terrestre. incluso, ya existen los planos para los primeros hoteles espaciales. El primero de ellos ya estaría en órbita en el año 2017. Por lo tanto, los primeros viajes serán sólo por un día, de ida y vuelta.
Ciertamente, la exploración espacial no ha avanzado a la velocidad que pensaban Stanley Kubrick y Arthur C. Clarke cuando escribieron el guión de "2001". El error es perdonable. En 1960, el logro más destacado de la carrera espacial era algo similar a una pelota de playa que la URSS acababa de poner en órbita: el Sputnik. Diez años más tarde, se había llegado a la Luna. Cualquiera hubiera predicho que, con treinta años más, habría bases lunares y viajes interplanetarios.
Pero han faltado el dinero, la motivación y la seguridad suficientes para poner ciudadanos en órbita. Situar un kilo de satélite en órbita cuesta hoy día unos 20.000 dólares (unos cuatro millones de pesetas); poner en órbita una persona de 75 kilos costaría 300 millones de pesetas, sin contar el equipaje, el seguro de vida y el coste adicional de bajarla de nuevo a la Tierra.
No deja de ser sorprendente que fueron los rusos quienes vendieron ese primer billete para ir al espacio y no los norteamericanos -líderes de la libre empresa- como hubiéramos podido suponer. Es más, la NASA se opuso a la transacción. Como quiera que el ticket costó carísimo (20 millones de dólares). Pero no hay ninguna duda que el precio irá descendiendo con el tiempo, a medida que aumente la demanda.
En cincuenta años el hombre no sólo habrá puesto su pie en Marte; habrá construido en el planeta rojo un hábitat permanente, desde donde planificar su conquista. Antes de que termine el siglo XXI se habrán hecho las primeras pruebas para proveerlo de atmósfera.
Gracias, o más bien precedido todo esto, por el primer turista espacial, ese afortunado hombre de apellido Tito.
NASA: RETRASAR LO INEVITABLE
La NASA ha impulsado durante 40 años la exploración del espacio. Sin embargo, hoy es el principal obstáculo para el "turismo espacial". Sin embargo, distintos empresarios del ramo turístico, estimulados por el viaje de Dennis Tito, el millonario estadounidense que viajó a la Estación Alfa a bordo de una nave rusa, pretenden promover una estrategia agresiva de captación de clientes. En Mayo de 2001 se reunieron el Washington para coaligar esfuerzos e iniciativas.
Al frente de este consorcio se encuentra uno de los pioneros de la astronáutica, Buzz Aldrin, quien junto con Neil Armstrong, pisó por primera vez la Luna el 20 de julio de 1969, en el Apolo 11. "La negativa de la NASA a impulsar de modo activo el viaje de pasajeros en el transbordador espacial es uno de los mayores obstáculos para el desarrollo del turismo espacial” afirmó Aldrin.
El viejo astronauta, hoy presidente de la Share Space Foundation de Los Angeles, considera que "usar el turismo espacial puede atenuar costes de puesta en órbita de las cargas en más del 50 por ciento”. Aldrin también advirtió que Rusia, el antiguo competidor de EE.UU. en la carrera espacial, ha apostado por esta línea y su industria aeroespacial, hasta hace pocos meses detenida por falta de presupuesto, puede revitalizarse en cualquier momento.
Casi dos centenares de empresas y agencias volcadas en el turismo espacial se han reunido en un edificio del Congreso de EEUU para discutir como se desarrollará el negocio de los viajes espaciales a gran escala. La Universidad de la Estación Espacial, que pondrá en septiembre en Estrasburgo, Francia, un "master" de 11 meses sobre estudios espaciales, las opciones que ofrece Luna Corp con sus "cámaras de telepresencia" o los parques temáticos sobre el espacio son algunas de las iniciativas que ya existen.
Se considera que la industria del turismo espacial, la misma que ha posibilitado el viaje de Tito, mueve ya muchos millones de dólares, pero el negocio que se vislumbra en el horizonte puede elevar el monto a cientos de miles de millones de dólares.
Desde el 31 de agosto al 3 de septiembre se darán cita en Pasadena, California, las principales opciones que hoy puede ofrecer esta industria, en la "Space Tourism Expo 2001", en la que estarán desde la NASA a los estudios de la Warner Brothers.
Otra de las grandes organizaciones creadas en torno al turismo espacial, la National Space Society, ha pedido a la agencia espacial estadounidense que reconsidere su oposición a los viajes de pago porque puede ser la clave para estimular la economía espacial. La NSS considera que para 2003 deberían estar fijados los criterios para elegir a los "turistas" que viajen al espacio y que en cada vuelo del trasbordador deberían viajar al menos uno o dos visitantes de pago.
Para Buzz Aldrin, el turismo espacial ha emergido como "la clave para generar el alto volumen de tráfico que puede reducir los costes de los lanzamientos".
Afirma, además, que el espacio que poseen los transbordadores está infrautilizado por la NASA. Aldrin calcula que desde que el transbordador comenzó a funcionar más de 100 "asientos" han viajado al espacio vacíos. A un promedio de 20 millones de dólares, que es lo que pagó Tito a la Agencia Rusa del Espacio, la NASA ha perdido 2.000 millones de dólares, sostiene el astronauta, pionero en los viajes a la Luna...
UNA REALIDAD EN LA PROXIMA DECADA
Space Adventure, es la compañía estadounidense que arregló el viaje de Tito a la Estación Alfa. Hasta el momento del lanzamiento, la empresa había conducido a 150 clientes a 80.000 pies de altura, el límtie de la atmósfera terrestre. Desde allí –quienes han tenido la suerte de poder observarlo- se percibe la oscuridad del espacio exterior y el contorno redondeado de la Tierra.
Los ejecutivos de Space Adventure están convencidos que dentro de tres años podrán disponer de un cohete suborbital privado capaz de llevar a los pasajeros en un viaje similar al que hizo hace 40 años el primer astronauta norteamericano, Alan Shepherd. Y todo por menos de 98.000 dólares.
Space Island, la competencia de Space Adventure, tiene un programa todavía más ambicioso. Han desarrollado el proyecto de construir una estación espacial y una flota de seis lanzaderas por 12.000 millones de dólares. El proyecto debería estar listo en el 2007. Compañías mucho menos solventes, pero no por ello menos espectaculares, anuncian vuelos programados a la Luna y el establecimiento de una red de hoteles en el satélite. Sin embargo, todas estas compañías tienen unas dimensiones excepcionalmente reducidas. La más gran de, Space Adventures, apenas cuenta con ocho empleados.
Pero ¿qué puede importar esto? En realidad la aviación hace solo 100 años se encontraba en una situación mucho más retrasada que la astronáutica actual en relación a los progresos que se operaron en las décadas siguientes. No es por casualidad que hace 40 años se llamaba a las primeras naves espaciales “cápsulas”, pues, de hecho, eso eran, pequeños habitáculos con unos pocos instrumentos de comunicación. La astronáutica tardó diez años más en conquistar la Luna. La aviación esperó mucho más tiempo hasta que los primeros vuelos suicidas lograron atravesar el Atlántico.
La humanidad futura verá en Dennis Tito como a un mito. Todos los momentos han tenido personajes de este calibre. En 1969, el doctor Barnard realizó el primer transplante de corazón. Hoy, Barnard es un mito para los miles y miles de personas que cada año reciben órganos de otras personas. Cuando Barnard realizó las primeras operaciones que lo catapultaron a la fama, nadie soñaba que veinte años después los transplantes se iban a convertir en una operación casi banal. Con la colonización turística del espacio exterior va a ocurrir un fenómeno similar. En la actualidad se dan todas las circunstancias favorables para que las lanzaderas espaciales, además de satélites de comunicaciones y observación, lleven pasaje. Turistas.
Millonario norteamericano de 60 años, Dennis Tito se convirtió en el primer turista espacial. Para ello solo tuvo que pagar a la empresa MirCorp 20 millones de dólares. Hijo de inmigrantes italianos, se graduó en Astronáutica y Aeronáutica en 1962. Trabajó en el Jet Propulsion Laboratory, donde colaboró en el desarrollo de las naves Mariner, que viajaron a Marte y Venus.
La vida le sonrió y en 1970 Tito entró en el mundo de los negocios de Wall Street, llegando a fundar la empresa de inversiones Wilshire, donde ha amasado una fortuna que hoy le permite habitar en una villa de 3 kilómetros cuadrados en la cima de una colina, coleccionar Ferraris y embarcarse en proyectos filantrópicos como la construcción de un laboratorio de investigación sobre el cáncer en la Universidad de California. Se convirtió en la persona 403 en viajar al espacio.
Su sueño de viajar al espacio fue posible por varios factores. El primero y muy importante fue el poder financiarlo. El segundo fue la posibilidad, al crearse Mir Corporation, de visitar la Estacion Espacial Mir, en lo que fue el compromiso original.
La situación se complicó cuando Rusia tuvo que tomar la decisión de destruir la Estacion Mir, en la medida que su órbita estaba decayendo. Esto trajo por consecuencia el tener que cumplir con el compromiso de Tito y la alternativa fue la nueva Estacion Espacial Internacional, ISS.
Pero la ISS aun se encuentra en fase de ensamblage. Además, la ISS es un navío diseñado para trabajo y experimentación, distando mucho de tener las condiciones de un hotel espacial. De ahí vino la oposición por parte de Estados Unidos y los Países Europeos participantes en la ISS, a recibir a Tito. Finalmente, Daniel Goldin, Administrador de la NASA, tuvo que optar por hacer una excepción y así apoyar a los rusos que también participan en la estación.
Tito permaneció en la ISS del 30 de abril al 6 de mayo. Estuvo restringido a permanecer en el módulo ruso y sólo efectuó visitas escoltadas al módulo americano Destiny. Se dedicó a tomar fotografías, escuchar música y disfrutar de la microgravedad, que sólo durante los dos primeros días le ocasionó las típicas molestias de vómitos y mareos.
El hecho plantea ya la necesidad de adicionar a la ISS módulos especiales, principalmente por iniciativa de los rusos, para continuar vendiendo vuelos al espacio y mantener un ritmo en la visita de turistas. Por otra parte, algunas compañías ya exploran la posibilidad de colocar en órbita de la Tierra el primer hotel espacial.
No mucho después del retorno de Tito, James Cameron, director de películas como “Alien” y “Titanic”, manifestó que estaría dispuesto a pagar la misma cifra para hacer un viaje similar. A su vez el excéntrico Richard Branson, dueño de “Virgin Atlantic”, anunció que podría desarrollar planes turísticos para todos los que quisieran pasar una temporada en condiciones de microgravedad.
Desde que las sondas Voyager enviaron en 1979 y 1980 sus espectaculares fotografías de Júpiter y Saturno no se observaba tanta emoción alrededor de este tema.
QUINCE AÑOS PARA EL TURISMO ESPACIAL
De acuerdo con "BBC Tomorrow's World", dentro de 15 años el turismo espacial será una realidad: más de un millón de personas por año eligirá pasar sus vacaciones fuera de la órbita terrestre. incluso, ya existen los planos para los primeros hoteles espaciales. El primero de ellos ya estaría en órbita en el año 2017. Por lo tanto, los primeros viajes serán sólo por un día, de ida y vuelta.
Ciertamente, la exploración espacial no ha avanzado a la velocidad que pensaban Stanley Kubrick y Arthur C. Clarke cuando escribieron el guión de "2001". El error es perdonable. En 1960, el logro más destacado de la carrera espacial era algo similar a una pelota de playa que la URSS acababa de poner en órbita: el Sputnik. Diez años más tarde, se había llegado a la Luna. Cualquiera hubiera predicho que, con treinta años más, habría bases lunares y viajes interplanetarios.
Pero han faltado el dinero, la motivación y la seguridad suficientes para poner ciudadanos en órbita. Situar un kilo de satélite en órbita cuesta hoy día unos 20.000 dólares (unos cuatro millones de pesetas); poner en órbita una persona de 75 kilos costaría 300 millones de pesetas, sin contar el equipaje, el seguro de vida y el coste adicional de bajarla de nuevo a la Tierra.
No deja de ser sorprendente que fueron los rusos quienes vendieron ese primer billete para ir al espacio y no los norteamericanos -líderes de la libre empresa- como hubiéramos podido suponer. Es más, la NASA se opuso a la transacción. Como quiera que el ticket costó carísimo (20 millones de dólares). Pero no hay ninguna duda que el precio irá descendiendo con el tiempo, a medida que aumente la demanda.
En cincuenta años el hombre no sólo habrá puesto su pie en Marte; habrá construido en el planeta rojo un hábitat permanente, desde donde planificar su conquista. Antes de que termine el siglo XXI se habrán hecho las primeras pruebas para proveerlo de atmósfera.
Gracias, o más bien precedido todo esto, por el primer turista espacial, ese afortunado hombre de apellido Tito.
NASA: RETRASAR LO INEVITABLE
La NASA ha impulsado durante 40 años la exploración del espacio. Sin embargo, hoy es el principal obstáculo para el "turismo espacial". Sin embargo, distintos empresarios del ramo turístico, estimulados por el viaje de Dennis Tito, el millonario estadounidense que viajó a la Estación Alfa a bordo de una nave rusa, pretenden promover una estrategia agresiva de captación de clientes. En Mayo de 2001 se reunieron el Washington para coaligar esfuerzos e iniciativas.
Al frente de este consorcio se encuentra uno de los pioneros de la astronáutica, Buzz Aldrin, quien junto con Neil Armstrong, pisó por primera vez la Luna el 20 de julio de 1969, en el Apolo 11. "La negativa de la NASA a impulsar de modo activo el viaje de pasajeros en el transbordador espacial es uno de los mayores obstáculos para el desarrollo del turismo espacial” afirmó Aldrin.
El viejo astronauta, hoy presidente de la Share Space Foundation de Los Angeles, considera que "usar el turismo espacial puede atenuar costes de puesta en órbita de las cargas en más del 50 por ciento”. Aldrin también advirtió que Rusia, el antiguo competidor de EE.UU. en la carrera espacial, ha apostado por esta línea y su industria aeroespacial, hasta hace pocos meses detenida por falta de presupuesto, puede revitalizarse en cualquier momento.
Casi dos centenares de empresas y agencias volcadas en el turismo espacial se han reunido en un edificio del Congreso de EEUU para discutir como se desarrollará el negocio de los viajes espaciales a gran escala. La Universidad de la Estación Espacial, que pondrá en septiembre en Estrasburgo, Francia, un "master" de 11 meses sobre estudios espaciales, las opciones que ofrece Luna Corp con sus "cámaras de telepresencia" o los parques temáticos sobre el espacio son algunas de las iniciativas que ya existen.
Se considera que la industria del turismo espacial, la misma que ha posibilitado el viaje de Tito, mueve ya muchos millones de dólares, pero el negocio que se vislumbra en el horizonte puede elevar el monto a cientos de miles de millones de dólares.
Desde el 31 de agosto al 3 de septiembre se darán cita en Pasadena, California, las principales opciones que hoy puede ofrecer esta industria, en la "Space Tourism Expo 2001", en la que estarán desde la NASA a los estudios de la Warner Brothers.
Otra de las grandes organizaciones creadas en torno al turismo espacial, la National Space Society, ha pedido a la agencia espacial estadounidense que reconsidere su oposición a los viajes de pago porque puede ser la clave para estimular la economía espacial. La NSS considera que para 2003 deberían estar fijados los criterios para elegir a los "turistas" que viajen al espacio y que en cada vuelo del trasbordador deberían viajar al menos uno o dos visitantes de pago.
Para Buzz Aldrin, el turismo espacial ha emergido como "la clave para generar el alto volumen de tráfico que puede reducir los costes de los lanzamientos".
Afirma, además, que el espacio que poseen los transbordadores está infrautilizado por la NASA. Aldrin calcula que desde que el transbordador comenzó a funcionar más de 100 "asientos" han viajado al espacio vacíos. A un promedio de 20 millones de dólares, que es lo que pagó Tito a la Agencia Rusa del Espacio, la NASA ha perdido 2.000 millones de dólares, sostiene el astronauta, pionero en los viajes a la Luna...
UNA REALIDAD EN LA PROXIMA DECADA
Space Adventure, es la compañía estadounidense que arregló el viaje de Tito a la Estación Alfa. Hasta el momento del lanzamiento, la empresa había conducido a 150 clientes a 80.000 pies de altura, el límtie de la atmósfera terrestre. Desde allí –quienes han tenido la suerte de poder observarlo- se percibe la oscuridad del espacio exterior y el contorno redondeado de la Tierra.
Los ejecutivos de Space Adventure están convencidos que dentro de tres años podrán disponer de un cohete suborbital privado capaz de llevar a los pasajeros en un viaje similar al que hizo hace 40 años el primer astronauta norteamericano, Alan Shepherd. Y todo por menos de 98.000 dólares.
Space Island, la competencia de Space Adventure, tiene un programa todavía más ambicioso. Han desarrollado el proyecto de construir una estación espacial y una flota de seis lanzaderas por 12.000 millones de dólares. El proyecto debería estar listo en el 2007. Compañías mucho menos solventes, pero no por ello menos espectaculares, anuncian vuelos programados a la Luna y el establecimiento de una red de hoteles en el satélite. Sin embargo, todas estas compañías tienen unas dimensiones excepcionalmente reducidas. La más gran de, Space Adventures, apenas cuenta con ocho empleados.
Pero ¿qué puede importar esto? En realidad la aviación hace solo 100 años se encontraba en una situación mucho más retrasada que la astronáutica actual en relación a los progresos que se operaron en las décadas siguientes. No es por casualidad que hace 40 años se llamaba a las primeras naves espaciales “cápsulas”, pues, de hecho, eso eran, pequeños habitáculos con unos pocos instrumentos de comunicación. La astronáutica tardó diez años más en conquistar la Luna. La aviación esperó mucho más tiempo hasta que los primeros vuelos suicidas lograron atravesar el Atlántico.
La humanidad futura verá en Dennis Tito como a un mito. Todos los momentos han tenido personajes de este calibre. En 1969, el doctor Barnard realizó el primer transplante de corazón. Hoy, Barnard es un mito para los miles y miles de personas que cada año reciben órganos de otras personas. Cuando Barnard realizó las primeras operaciones que lo catapultaron a la fama, nadie soñaba que veinte años después los transplantes se iban a convertir en una operación casi banal. Con la colonización turística del espacio exterior va a ocurrir un fenómeno similar. En la actualidad se dan todas las circunstancias favorables para que las lanzaderas espaciales, además de satélites de comunicaciones y observación, lleven pasaje. Turistas.
El día que veamos en una agencia de viajes, un folleto perdido entre tantos otros que nos anuncie un fin de semana de ensueño en una de las lunas de Júpiter por un módico precio financiado a dos años, no lo dudemos: justo en ese momento estaremos en el futuro. Y pensaremos en Dennis Tito como el precursor de esa nueva forma de conocer el Cosmos.
(c) Ernest Milà - Infokrisis - infokrisis@yahoo.es - http://infokrisis.blogia.com - Prohibida la reproducción de este texto sin indicar origen.