INDICE GENERAL (en fase de elaboración)

miércoles, 13 de octubre de 2010

info-krisis.- España carece de política exterior. Mejor dicho: España en un año ha tenido dos políticas exteriores, contradictorias y antagónicas. Antes tampoco existía una política exterior digna de tal nombre, pero al menos las contradicciones entre “euroilusionados” y “americanoilusos” no eran tan flagrantes. La cuestión de Irak ha supuesto el punto de ruptura entre estas dos líneas. Y lo que es peor: en estos momentos, la situación en Irak carece de solución.

EL ESTALLIDO IRAKI

La vieja polémica sobre si en Irak hay “resistencia” o hay “terrorismo” está hoy superada. De hecho, toda “resistencia” es “terrorismo”. Cuando en 1944, unos resistentes comunistas italianos matan a 33 guardias forestales austríacos desarmados, estamos ante un acto de terrorismo… resistencialista. El asesinato que los comunistas y gaullistas sometieron a los “colaboracionistas” (funcionarios civiles del gobierno de Vichy) era, desde el punto de vista formal y moral, terrorismo… desde el punto de vista político, fueron considerados como “resistencia”.

En Irak se ha producido una invasión extranjera y esta invasión ha generado un movimiento de odio generalizado hacia el ocupante (al que nadie había llamado, ni al que nadie había pedido ayuda) que ha cristalizado en distintos movimientos de resistencia. Hasta ese momento el régimen baasista de Irak era –junto con Siria- el último régimen laico surgido como derivación del naserismo panarabista de los años 50 y 60. Era un Estado autoritario laico que tenía a su disposición las segundan reservas mundiales de petróleo y que se mostró agresivo hacia sus vecinos (guerra contra Irán en 1980 e invasión de Kuwait en 1989) y hostil al Estado de Israel. El régimen iraquí de Saddam Hussein es intraducible a términos occidentales y solo comprensible en una sociedad lacerada por la contradicción entre estructuras sociales arcaicas y ciertos aspectos parciales de la modernidad.

Como todo Estado en vías de desarrollo, Irak precisaba una concentración de poderes, un esfuerzo hacia la planificación y el desarrollo que solamente podía ser realizado mediante un régimen fuerte. De haber proseguido su andadura, se habría formado una burguesía media fuerte en Irak que en un período posterior a Saddam hubiera –quizás- cristalizado en un régimen similar al que tiene hoy Rusia: no es una democracia perfecta, pero si un régimen que tiende hacia allí.

Para que eso se pudiera producir –Saddam era consciente- era preciso: en primer lugar mitigar el ascenso del islamismo radical y en segundo lugar neutralizar el independentismo kurdo que habría desestabilizado toda la zona. La invasión norteamericana hizo estallar esta posibilidad y, libre del “Estado fuerte” de Saddam, el país se fracturó en los distintos actores de la escena actual.

LAS TACTICAS DE LA RESISTENCIA


Estamos hablando, en cualquier caso, de “resistencia”, dando por sentado que toda “resistencia” practica formas concretas de terrorismo. Vale la pena examinar brevemente las tácticas de la resistencia, especialmente en estas horas en las que dos colaboradoras italianas (conocidas en Italia como “las dos simonas”) de una ONG humanitaria han sido secuestradas y ha corrido el rumor de su ejecución.

Las distintas formaciones de la resistencia irakí están realizando cuatro tipos de tácticas completamente diferentes, que no difieren mucho, de lo que los manuales recomiendan como operaciones de resistencia y guerra de guerrillas:

Golpear a los colaboradores locales.- cada día, desde hace dos meses se produce algún atentado contra centros de reclutamiento de la nueva policía irakí. Al mismo tiempo se han producido atentados de eficacia mortífera contra altos cargos de la administración títere colocada por los norteamericanos. La intención de todas estas acciones es clara: impedir que las fuerzas de ocupación puedan crear un amortiguador a su presencia. Ese amortiguador, los colaboracionistas locales, van a ser laminados en los próximos días y, probablemente, dentro de cinco años, la mayoría estén muertos o hayan abandonado el país. Hoy no hay posición más insegura en el mundo que la de los iraquíes que colaboran con las fuerzas de ocupación americana.

Interdicción de zonas.- la táctica de la interdicción consiste en cometer atentados y emboscadas continuas en determinadas zonas a fin de impedir que el ocupante penetre en ellos y se vea en situación de completa inseguridad e indefensión. Tanto en el triángulo chiita, como en Falluja o en el barrio de Sader en Irak, los distintos grupos de la resistencia practican la interdicción con el fin de crear “zonas liberadas” en las que poder instalar sus “santuarios”, a la vista de que difícilmente van a poder instalarlos en los países vecinos a causa de la presión que EEUU ejerce sobre Siria e Irán.

Aislamiento de la posición norteamericana.- el secuestro y degüello de cooperantes de distintas naciones se ha convertido en una de las actividades más espectaculares de la resistencia. Se trata de golpear psicológicamente a la población civil de los países a los que pertenecen los secuestrados. La resistencia sabe, a partir de la retirada Filipina (tras el secuestro de un ciudadano de ese origen) y de la postura española (a causa de los atentados del 11-M) que el “enemigo principal” (los EEUU) pueden ser aislados de sus aliados. Saben también que, una vez aislados internacionalmente, es cuestión de tiempo que la opinión pública norteamericana reacciones al goteo de ciudadanos y soldados muertos. Vietnam está demasiado próximo para no ser recordado.

Tropas de ocupación.- Resulta curioso que sean las tropas de ocupación americanas y los mercenarios de compañías de seguridad privada de esa nacionalidad, el último objetivo de la resistencia. Está claro el motivo: se trata de los mejor preparados y los que toman más precauciones. Cualquier resistencia actúa siempre con un criterio de economía de fuerzas: los objetivos mejor protegidos son abandonados en función de los más vulnerables. De todas formas, las unidades con experiencia militar de la resistencia están en condiciones de realizar emboscadas contra elementos aislados y convoyes norteamericanos en condiciones de éxito.

LA FRAGMENTACION DE LA RESISTENCIA

Existen básicamente dos sectores en la resistencia irakí: lo que podríamos llamar grupos de “liberación nacional” y la “resistencia religiosa”.

Los primeros están formado por restos de las unidades de élite del ejército irakí que han obedecido la orden de replegarse ante la ofensiva terrestre norteamericana de mayo de 2003 y continuar la resistencia utilizando los arsenales escondidos y, de otro lado, por milicias armadas del partidos BAAS que se habían preparado para la eventualidad de una resistencia tras la invasión. El centro del país y algunos barrios de Bagdad son los enclaves de esta resistencia que se rige por los principios clásicos de la guerra de guerrillas. Estos grupos cuentan con un alto nivel de complicidades en el interior de la administración títere colocada por los norteamericanos. En julio de 2004, los norteamericanos debieron recurrir a los antiguos cuadros del BAAS para intentar contrarrestar con ellos la falta de apoyo político que contaban sus iniciales aliados locales y en un desesperado intento de buscar una base social para el nuevo régimen que pretendían instalar en Bagdad. Esto facilitó la entrada en la nueva administración títere de cientos de funcionarios de escasa fiabilidad para los norteamericanos y que, en buena medida, trabajaban para dos “señores”: los amos americanos que les pagaban y sus antiguos camaradas baasistas con quienes les unían lazos de amistad y lealtad. Esto ha hecho que los atentados selectivos contra los miembros de la administración títere ganaran en efectividad.

En cuanto a la resistencia religiosa, chiita en el barrio de Sader, en Nayaf y en el triángulo chiita, y la resistencia sunnita en el sur del país, su nivel de violencia y primitivismo es alto, sus bajas, especialmente las chiitas, son muy altas, pero su efectividad, en especial, en atentados indiscriminados y en secuestros de occidentales es terrorífica. Sin embargo, la incapacidad del fundamentalismo islámico para pensar en términos políticos, hace que esa terrible y siniestra efectividad no pueda capitalizarse en términos políticos.

Y ahí está el problema: si existiera un acuerdo político entre las distintas fracciones de la resistencia, el problema irakí sería solucionable a corto plazo: los ataques sistemáticos contra los colaboracionistas y las tropas de EEUU acarrearían la retirada final del ocupante, el desplome del régimen colaboracionista y la creación de un régimen surgido de la resistencia que solamente podría ser democrático… Pero este planteamiento que dicta la lógica, no tiene ninguna viabilidad dada la situación irakí.

IRAK: NO HAY SALIDA

Abandonemos toda esperanza. En Irak no hay salida política ni militar. Habrá que “felilcitar” a Bush por haber convertido al único país laico de la zona en un volcán cuya erupción durará como mínimo una década. La intervención americana ha descoyuntado todo un país. George W. Bush miente cuando dice que la situación de Irak es hoy “mejor” que la anterior a la invasión: antes no había terrorismo, ni moría gente; hoy las muertes son diarias (una media de veinte). El problema no es ese: el problema es que, dada la situación actual, irreversible, no hay salida.

¿Retirada americana? De producirse quedaría un país en guerra civil. La administración títere, ciertamente, sería liquidada en breve, a sangre y fuego, se generaría una inestabilidad total en la zona y en los países limítrofes y, finalmente, se produciría una inseguridad absoluta en el suministro de petróleo, con las nefastas consecuencias para la economía occidental. La retirada no es, desde luego, la solución ideal. Es necesaria, pero también deja un vacío que nada sería capaz de llenar.

¿Permanencia americana? Imposible a medio plazo. El conflicto proseguiría cada vez mas sangriento. La dinámica provocación-acción-represión-nueva acción ha generado una espiral de violencia creciente que la presencia americana no logrará detener jamás. Vietnam es lo que espera a los tozudos líderes neoconservadores y a los halcones de Washington. Solo que la situación es más compleja que en Vietnam. A la postre, allí solo existía una resistencia interior y un ejército norvietnamita infiltrado. En Irak la situación es mucho más compleja y la base social susceptible de apoyar la presencia americana es mucho menor que en Vietnam del Sur. Por lo demás, tal como se ha demostrado, la presencia americana ni siquiera es capaz de asegurar el suministro de petróleo.

¿Control del proceso por parte de NNUU? Los EEUU nunca aceptarían esta solución, que, por lo demás, tampoco es solución. Las tropas de NNUU no lograrían evitar la guerra civil y la sensación de que siguen existiendo ocupantes. Por otra parte ¿de dónde saldrían las tropas de NNUU? Se trata de un conflicto extremadamente impopular y las tropas de NNUU tan solo se comprometerían a mantener separadas a las fracciones y a facilitar la celebración de elecciones anticipadas. Tampoco está claro quien pagaría el gasto generado. La realidad es que las NNUU no disponen de capacidad militar propia, solamente están en condiciones de intervenir en conflictos de baja intensidad y con funciones de separación de contendientes.

Así pues no hay solución. EEUU ha generado un conflicto que no podía ganar –por la falta de apoyo popular a la ocupación- y que tampoco está en condiciones de resolver. Se EEUU se queda en Irak el desgaste de quien ocupe la presidencia en la próxima legislatura va a ser lacerante y si se retira, saltan por los aires, las aspiraciones hegemónicas y unilateralistas inherentes a la cultura americana desde los Padres Fundadores de la nación.

Por lo demás, en Irak no hay una sola fuerza nacional con capacidad para hacerse cargo del poder en Bagdad: los fanáticos de Al Sadr y su Ejército del Mahdi, las demás fracciones religioso-tribales chiitas, el consejo de los imanes, el ayatolah Sistani, los restos del Baas y del ejército, carecen cada uno de fuerza suficiente para imponerse a los demás.

Y, por otra parte, la mayor tragedia para Europa sería que, finalmente, de la guerra civil y de la retirada americana, quedara un gobierno chiita en Bagdad ganando para la sharia a un país de enormes recursos petrolíferos e hídricos. Irak no es Afganistán ni está tan lejos como para que su influencia no sea perceptible en Europa.

Irak es fronterizo con Turquía y Turquía mantiene un pulso por su entrada en la UE. Ciertamente, de seguir la guerra civil, antes o después, la resistencia kurda conseguirá adueñarse del norte del país y proclamar una independencia más o menos real. Está hará que las bolsas kurdas de Turquía reaccionen y se sumen al proyecto de creación de un Estado Nacional Kurdo. Análogos movimientos se producirían en algunas exrepúblicas soviéticas fronterizas que cuentan con porcentajes significativos de población kurda.

¿QUÉ ES LO IMPORTANTE PARA NOSOTROS, ESTO ES, PARA EUROPA?

En política no pueden examinarse las cosas sin tener un punto de referencia bien claro. La situación en Irak tiene un único culpable: el expansionismo norteamericano. Lo cual nos parece algo que solo Aznar sería capaz de discutir en estos momentos. Todas las excusas que llevaron a la invasión (las armas de destrucción masiva, las relaciones entre Sadam y Bin Laden) se han demostrado falsas. Luego la invasión fue un error incalificable. Y ahora hay una situación de hecho que puede calificarse de endiablada. El antiamericanismo ya no es una referencia por que, como hemos visto, la retirada americana, no contribuiría a resolver las cosas, sino a enquistar la guerra civil y, lo que es peor, una problemática ocupación del poder por los islamistas.

Hacen falta puntos de referencia. Y, en tanto que españoles y europeos, solamente puede haber uno: nuestra conveniencia. Así pues, la cuestión no es preguntarse cuál es la solución al conflicto irakí –suponiendo que exista- sino qué solución conviene más a nuestro horizonte geográfico. Por que es posible que propuestas “humanitarias”, además de ser inviables, generen situaciones indeseables: la peor de todas sería la subida al poder de un régimen fundamentalista que exportara terrorismo a Occidente… Así pues, pensemos primero en nuestros intereses.

Para Europa lo esencial es que no se produzca un corte energético que tendría consecuencias nefastas para nuestro país, con el aumento del precio del petróleo y una consiguiente subida posterior de los tipos de interés. Esto supondría un parón energético y un parón industrial. Así pues lo esencial, es garantizar el suministro de petróleo a Europa y apoyar a quien sea capaz de asegurarlo.

En segundo lugar, la exigencia está clara: los EEUU han generado esta guerra, no es responsabilidad de Europa, si bien algunos europeos (Blair y Aznar) han sido los ayudas de cámara de Bush en esta loca aventura. Nuestra segunda aspiración y punto de referencia es que no haya sangre europea vertida en Irak a causa de la irresponsabilidad americana. Ni envío de asesores, ni envío de tropas de pacificación, ni envío de cooperantes ni de ONGs mientras no se pacifique completamente la situación. Esta no es nuestra guerra, no es nuestra sangre ni la vida de nuestra gente la que debe peligrar en Irak.

En tercer punto de referencia es que Irak no se transforme en una placa giratoria del islamismo radical. Una victoria islamista en Irak enervará al islam mundial y fortalecerá a sus tendencias más extremistas partidarias de la guerra santa. Se predicará desde las mezquitas que solamente la “fuerza paga” y que “Occidente” (esa mixtura inexistente entre EEUU y la UE que para los islamistas es lo mismo) se doblegará mediante la fuerza. La victoria de cualquier forma de Islam en Irak contribuiría al ahogo de otros grupos religiosos (especialmente católicos y cristianos orientales) y de la opción laica. Este es un riesgo que en ningún momento puede interesarnos en tanto que europeos. Es fundamental que el islam radical no tenga un peso decisivo en los futuros acontecimientos.

Los dos últimos puntos de referencia son compartidos con la mayoría de observadores: en última instancia es necesario que cese la violencia en Irak y que se convoquen elecciones libres. La violencia solo puede terminar: con la retirada americana y un acuerdo nacional entre fracciones resistentes. Y eso será imposible si no quedan aislados los sectores del fundamentalismo islámico.

No existe solución, pero si existe un orden de prioridades: hemos intentado definirlo por orden de importancia. Resulta evidente que la retirada americana no va a realizarse a corto plazo, pero, finalmente, en cuatro años, el siguiente inquilino de la Casa Blanca será elegido seguramente gracias a su proyecto de “iraquizar Irak”, es decir, retirarse de la zona. También es posible que la actividad de la resistencia y una insurrección general como la que ocurrió en la Semana Santa de 2004, aceleren la retirada o limiten la actividad del ocupante a controlar los oleoductos e intentar asegurar el suministro petrolífero.

UNA PROPUESTA PARA RESOLVER EL CONFLICTO

En cualquier caso, las exigencias para resolver la cuestión irakí de manera que los intereses de Europa no resulten lesionados es:

1) Insistiendo en la retirada americana
2) Mediante una intervención pacificadora de la UE posterior a una declaración institucional de condena a la intervención norteamericana y
3) Apoyando a los sectores prooccidentales y laicos de Irak.

El primer punto nos parece incuestionable. EEUU ha creado artificialmente el problema, luego EEUU debe reconocer que la intervención ha sido injusta y retirarse como principal responsable de la destrucción de un país.

El segundo punto tiende, mediante una declaración institucional de condena a la intervención americana, a superar las reticencias y los resquemores iraquíes hacia la actitud europea. En efecto, la postura de Blair y Aznar es considerada como un compromiso “de Europa” en apoyo de EEUU: es preciso definir una política exterior común y decidida de la UE en la zona que no puede sino partir de la condena de la ocupación americana, a la que debería seguir un proyecto de intervención pacificadora. Si no hay declaración institucional, difícilmente una propuesta de pacificación va a ser tomada en serio por las fracciones de la resistencia iraquí. Y esta declaración debe ser tajante: hay un culpable, ese culpable es EEUU que ha mentido en cuanto a los motivos que le llevaron a la ocupación.

Finalmente, el laicismo europeo debe buscar interlocutores válidos en Irak. Por que, a fin de cuentas, la mejor opción para Europa es un gobierno laico en Irak. En este sentido, a partir de ahora, la UE debería contactar, tanto con las fuerzas de la resistencia baasista en Irak (alejadas, por lo demás, de degüellos mediáticos y de atentados sistemáticos) y con los funcionarios del BAAS que en la actualidad han pasado a la administración títere. Por que, si se trata de estructurar una situación que no lesione los intereses de Europa, Europa tiene que buscar aliados en Irak y, en principio ese aliado tiene que tener una condición previa: laicismo, proximidad a la mentalidad occidental, y voluntad de reconstruir un país en el que el peso del fanatismo religioso sea minimizado. Solo en esas circunstancias serán posibles unas elecciones libres y la reconstrucción de una situación de seguridad interior que redunda internacionalmente en la atenuación de un foco de tensión generado por la ocupación de 2003.

© Ernesto Milà – infokrisis – infokrisis@yahoo.es- Prohibida la reproducción de este texto sin indicar origen