INDICE GENERAL (en fase de elaboración)

martes, 2 de noviembre de 2021

CRÓNICAS DESDE MI RETRETE: ERC Y EL DOBLAGE DE NETFLIX AL CATALÁN. ESTADO DEL CATALAN EN EL CINE

Hoy El Confidencial lo dice claramente: ERC se ha vendido muy barata al pedrosanchismo: apoya los presupuestos a cambio de blindar una cuota de Netflix para el catalán. Vamos a decirlo claramente: un idioma subvencionado, en permanente UVI, obligatorio, protegido como un recién nacido, es un idioma muerto. El catalán recibe todo el calor de la gencat, pero el que suscribe, catalán cuyas raíces catalanas (en Mas Milà de la Clivillera) se hunden hasta el siglo XV, puede asegurar que, en su infancia, durante el franquismo, oía hablar más catalán que en las últimas décadas. Subvencionar es hacer depender un idioma de los presupuestos, no del favor ni de las necesidades populares. Durante el franquismo la sociedad catalana estaba viva: por eso se hablaba catalán sin imposiciones, ni subvenciones. Eso cambió en los 80.

LAS DEMOLEDORAS CIFRAS DEL CINE “EN CATALÁN”

El mundo del espectáculo es el gran fracaso de la gencat: los cientos de millones anuales invertido en el doblaje de series en catalán se han traducido en un estrepitoso fracaso. Vean las cifras:

- Entre 2013 y 2018, los espectadores de cine en catalán son un 2,57% del total de asistentes a salas de cine en Cataluña: de cada 100, casi 98 lo hacen para ver películas en castellano.

- Las cifras son aún peores a partir de 2018: el consumo de cine en catalán ha descendido al 2,13%.

- Estas cifras son aún más graves, si tenemos en cuenta que, en los últimos 5 años, las salas de cine han recuperado un 17% de espectadores y que los catalanes son los europeos que más van al cine (junto a los irlandeses).

Las empresas de cine catalanas han visto decrecer su actividad: en 2010 el cine producido en Cataluña suponía el 48% del cine de todo el Estado. En 2018 solamente supone el 30% (sobre 266 largometrajes filmados en España en 2018, solo 80 tenían alguna participación de productoras catalanas.

- La comparación es mas palmaria si nos referimos solo al 2011: ese año, el 46% de los catalanes declaraban que preferían ver películas dobladas al castellano, frente a un 18% que las querrían en catalán. En otras palabras: como por casualidad, el descenso de un 18% de voluntad de ver películas en catalán al 2,13% de espectadores que vieron efectivamente cine en catalán, ¡coincide con los años de histeria soberanista!

- El auge de las redes y de los programas de intercambio de archivos no han mejorado la situación: es muy fácil encontrar en eMule o en los eTorrents una película en versión original o doblada al castellano, mientras que es prácticamente imposible localizar esa misma película doblada en catalán y, por supuesto, imposible por completo “bajar” películas rodadas en lengua catalana (busquen la película Patria, filmada en pleno delirio del “procés”, centrada en la leyenda -malinterpretada hasta la majadería- de los “nueve barones de la fama” y que debería haber “reforzado” el imaginario indepe: simplemente, no hay ni rastro de ella. Y otro tanto ocurre con El Complot de los Anillos de Francesc Bellmunt, que inició esta tendencia cinematográfica indepe en 1988. Desaparecidas sin combate).

IMPONIENDO A GOLPE DE SUBVENCIONES

Estas -y no otras- son las cifras tomadas de La Vanguardia y de El Mundo. La conclusión es clara: ante la posibilidad de ver una película doblada al catalán o verla en castellano, incluso los indepes más recalcitrantes, optan por el castellano. Si el doblaje al catalán no se estimulara económicamente, lo más probable es que nunca se doblarían películas en catalán. Y el motivo es muy simple: hay pocas empresas en Cataluña que doblen al catalán y los espectadores reconocen las pocas voces de doblaje.

Por otra parte, es suficientemente conocido, desde el inicio de la publicación del Avui a finales de los 70, que una cosa es el “catalán oficial” y otra muy diferente el “catalán popular”. Incluso los catalanoparlantes habituales se “pierden” ante algunas palabras y giros culteranos poco utilizados en el lenguaje coloquial popular.

Desde que empezó la polémica sobre el doblaje en catalán, ya en tiempos de Pujol, Hollywood se negó a doblar en catalán. Solo cedió cuando la gencat subvencionó el doblaje. Es decir, cuando, incluso aquellos que jamás verán una película doblada al catalán, pagarán ese doblaje. Y todavía está por realizar un estudio de quién es la propiedad de las empresas que doblan en catalán. Era práctica propia del pujolismo, no estimular la edición de productos culturales en catalán mediante subvenciones, sino solamente de subvencionar a los “amigos” que lanzaban productos culturales. Lo que es muy diferente y mucho nos tememos que esta corruptela alcance también a la industria del doblaje.

EL DRAMA DE UNA LENGUA QUE SE EXTINGUE

El caso es que ese 2’13% residual de público que quiere cine en catalán está en su derecho. Lo que es más cuestionable es que lo tengamos que pagar todos. El fondo de la cuestión es que una película doblada o producida en castellano, tiene un mercado potencial de 600 millones de personas. La gencat no puede competir con esa apisonadora lingüística, ni siquiera por la vía de las imposiciones por ley. No vamos a discutir sobre el número de catalanoparlantes, ni mucho menos, sobre si las nueve “variantes dialectales” de la lengua catalana que detectó Rovira Virgili, son tales o son “lenguas diferentes”. Lo cierto es que una película doblada al catalán, es muy difícil que pueda verse en Valencia: es significativo, por ejemplo, que, en tiempos del pujolismo, anteriores a la TDT, la gencat insistía mucho en que TV3 se viera en el Reino de Valencia, pero se cerrara por completo a que el Canal 9, la televisión autonómica valencia de la época, se pudiera ver en Cataluña…

El gran enemigo del catalán ha terminado siendo la propia gencat, con sus subvenciones y sus imposiciones, sus estadísticas ridículas. Lo cierto es que, en 2021, la propia Idescat (el CIS catalán), sostenía que un 94’4% de los barceloneses “entendían” el catalán, un 85’3% lo “lee”, un 78,7% “lo puede hablar” y un “60’6% es “capaz de escribirlo” (ahora solo hace falta otra encuesta para ver los porcentajes de faltas de ortografía por línea de los que “son capaces de escribirlo”). Pero, la realidad es que la misma Idescat reconoce que el 29’3% de los barceloneses y un 27,5% de los habitantes del área metropolitana, tienen el catalán como primera lengua. Este porcentaje baja especialmente entre los jóvenes, entre 7 y 10 puntos, dependiendo de las zonas. Este descenso se ha ido acumulando, una vez más, paradójicamente, desde que se impuso la “inmersión lingüística”.

Idescat reconoce que en 2021 el uso del castellano es “notoriamente superior (20 puntos porcentuales por delante)” y mucho más acusada a la hora de escribir. Ya hemos visto que entre los espectadores de cine el balance es bochornoso para la gencat.

CATALUÑA DESCATALANIZADA POR LA GENCAT MULTICULTI

Los capitostes de la gencat argumental en su descargo que, en los últimos cinco años (de 2016 a 2021), se han incorporado “700.000 extranjeros” que todavía no se han familiarizado con la lengua regional. Pero la realidad es que, entre 2003 y 2008, cuando ya había llegado a Cataluña 1.000.00 de inmigrantes, el uso del catalán había caído 10 puntos, por solamente 1 el uso del castellano. Idescat señala finalmente otro dato que tampoco es para echar cohetes: el uso del árabe y del urdu (lengua hablada en Paquistán e India) ha subido en Cataluña un 6,5%.

De seguir así las cifras, en apenas 20 años, se dará la paradoja de que el catalán, lengua oficial de la gencat… será la lengua menos hablada de Cataluña. Esto no es ninguna broma: el grupo étnico catalán de 4 u 8 apellidos regionales, es el que tiene una tasa menor de reproducción de ¡todo el mundo!, compensado con las aportaciones de las migraciones interiores iniciadas en el siglo XIX llegadas de otras partes del Estado y con los 1.750.000 inmigrantes llegados desde 1996 procedentes del Tercer Mundo.

LOS RESULTADOS DE LA IMPOSICIÓN LINGÜÍSTICA EN TV2

Si estas cifras son reales -y parece que lo son- la negociación de ERC para apoyar los presupuestos pedrosanchistas para 2022, parecen un portento de ceguera, estupidez y desesperación. ERC ha condicionado su apoyo al “blindaje” del catalán en los streamings. Desde, aproximadamente, 2012-2014, se ha impuesto una forma nueva de “ver tele”. El público se ha habituado a “pagar por contenidos” cinematográficos y de series. ERC tiene la sensación de que las subvenciones al cine no cumplen su objetivo, lograr que aumente el catalán hablado en la calle. Así que ha “trocado” el apoyo a los presupuestos generales por un blindaje del catalán en los streamings. Estas plataformas estarán OBLIGADAS a mostrar un 5% de los contenidos doblados al catalán. Y estoy seguro de que cumplirán -siempre y cuando reciban la correspondiente subvención- pero, no por ello, la gencat habrá ganado la partida, estarán más próxima del Waterloo napoleónico y puigdemónico.

El segundo canal de TVE, en antiguo UHF de los años 60 y 70, la moderna TV2 era, hasta hace poco, el refugio de quienes no encontraban nada que les satisficiera. Sin embargo, desde hace dos años, buena parte de su programación ha pasado a ser en catalán. En lugar de ver un documental de “animales”, ahora podemos ver alguna entrevista de Gemma Nierga, algún debate político y poco más, en lengua catalana y en donde pueden expresarse con el mismo fervor que en TV3 ideas indepes.  Todo sea por la libertad de expresión. La audiencia global de TV2 en los últimos años, ha estado por encima del 2,6%, sin embargo, desde que Rosa María Mateo siendo la correa de transmisión del pedrosanchismo en RTVE, aumentó la programación en catalán, especialmente en TV2 (y en los informativos de TVE1), la catástrofe ha sido memorable, con audiencias por debajo de varias emisoras de radio de la Corporació Catalana de Mitjans Audiovisuals. Observen:

Desde septiembre de 2020, de 8 a 10 de la mañana, TV2 (o La 2), emite Café d’idees, dirigido por la Gemma Nierga, conocida por su orientación progre y que durante años dirigió en la SER Hoy por hoy, líder de audiencia. La elección de la Nierga era buena, pero el programa de TV2 tiene un problema: es en catalán. Las audiencias no mienten: Café d’idees registra un 0’1% de audiencia, “horquilla ambigua” y residual que oscila entre 1.000 y 5.000 espectadores. Nunca en dos años de existencia, el programa de la Nierga ha pasado de esa cifra. Ridículo, absurdo y caro. A la misma hora, Alfonso Arús -que huyó del canal de La Vanguardia, TV8, desmantelándolo en la práctica, a La Sexta- tiene un 15% nacional…

ERC: “HOMBRES (Y MUJERES, GAYS, LESBIANAS, TRANSEX Y QUEERS) QUE SE VENDEN BARATO

A la vista de estos datos, lo primero que puede decirse es que las buenas gentes de ERC son “hombres y mujeres” de fe. Tienen fe en que lo que ha fracasado en los últimos 40 años, esto es, la política de imposiciones lingüísticas y subvenciones, tenga, en los streamings, resultado. Todos sabemos que no lo tendrá por la sencilla razón de que el cine doblado al catalán, tiene audiencias residuales.

ERC se ha vendido barato al pedrosanchismo. Es lo menos que puede decirse. Ahora toca, el año que viene, que impongan cuotas en catalán a los videojuegos. Y al siguiente, tocará que impongan cuotas lingüísticas al pensamiento y que la “policía lingüística” que, en Cataluña es tan mezquina como odiosa, realice encuestas: “¿y usted piensa en catalán?”, “¿cuánto?”, “¿sabe que con esa mierda de porcentaje usted está asesinando a la lengua catalana?”, “prometa que no lo volverá a hacer y que pensará, al menos un 50,01% en catalán”. “Firme aquí y pase por ventanilla para la subvención”. Es una escena bufa para el 2025.

NO OLVIDAR LA DIFERENCIA ENTRE “BRECHA” Y “CONTIGÜIDAD”

Batallas perdidas, fuegos de paja. Las lenguas minoritarias solamente pueden salvarse recurriendo a las raíces de los pueblos. Y ERC, la gran defensora de la “Cataluña multiétnica” tiene tan poco que aportar como CiU que abrió la puerta a la inmigración marroquí en Cataluña desde el 92. Una lengua viva no precisa ser subvencionada, ni impuesta. Las lenguas mueren porque mueren las sociedades que las utilizaban.

A pesar de la gencat, la sociedad catalana es cada vez menos catalana: sobre 7,5 millones de “habitantes en Cataluña”, han llegado en los últimos 30 años, 1,750.000 inmigrantes, la mayoría procedentes de horizontes con los que existen “brechas” antropológicas y culturales. Esta es la pequeña diferencia que el independentismo no reconoce: que si bien los españoles procedentes de otras zonas del Estado, se integraron bien en la sociedad catalana, fue porque existía una “contigüidad” antropológica y cultural (algo que a los indepes les da horror reconocer, incluso en sus orígenes consideraban que el catalán era una lengua “galo-romance” para evitar lo que hoy se acepta universalmente: que es una lengua “hispano-romance”…). Esa “contigüidad” se transforma en “brecha” con los “nuevos catalanes” llegados de África…

A fin de cuentas, una lengua no es una cuestión de número, sino de vitalidad social. Un espermatozoide no demuestra más vitalidad subvencionándolo para que se pueda reproducir mejor. Sin embargo, reacciona inmediatamente a condiciones favorables, buena alimentación, ausencia de estrés, temperatura por debajo de la media corporal, etc. Con razón se desaconsejan los calzoncillos y pantalones estrechos… “muestran el producto”, pero suele carecer de “chispa”. ¿Lo pillan? Con la lengua pasa otro tanto: la gencat, con sus imposiciones, con el dinero de todos empleado en sus obsesiones nacionalistas, con sus cuotas, su intolerancia lingüística, con su estrés independentista, con su progresismo mundialista, ha terminado siendo el mayor enemigo de la lengua catalana.