Hoy El
Confidencial lo dice claramente: ERC se ha vendido muy barata al pedrosanchismo:
apoya los presupuestos a cambio de blindar una cuota de Netflix para el catalán.
Vamos a decirlo claramente: un idioma subvencionado, en permanente UVI,
obligatorio, protegido como un recién nacido, es un idioma muerto. El
catalán recibe todo el calor de la gencat, pero el que suscribe, catalán cuyas
raíces catalanas (en Mas Milà de la Clivillera) se hunden hasta el siglo XV,
puede asegurar que, en su infancia, durante el franquismo, oía hablar más catalán
que en las últimas décadas. Subvencionar es hacer depender un idioma de los
presupuestos, no del favor ni de las necesidades populares. Durante el
franquismo la sociedad catalana estaba viva: por eso se hablaba catalán sin
imposiciones, ni subvenciones. Eso cambió en los 80.
LAS DEMOLEDORAS
CIFRAS DEL CINE “EN CATALÁN”
El mundo del
espectáculo es el gran fracaso de la gencat: los cientos de millones anuales
invertido en el doblaje de series en catalán se han traducido en un estrepitoso
fracaso. Vean las cifras:
- Entre 2013 y
2018, los espectadores de cine en catalán son un 2,57% del total de
asistentes a salas de cine en Cataluña: de cada 100, casi 98 lo hacen para ver
películas en castellano.
- Las cifras son aún peores a partir de 2018: el consumo de cine en catalán ha descendido al 2,13%.
- Estas cifras son aún más graves, si tenemos en cuenta que, en los últimos 5 años, las salas de cine han recuperado un 17% de espectadores y que los catalanes son los europeos que más van al cine (junto a los irlandeses).
- Las empresas de cine catalanas han visto decrecer su actividad: en 2010 el cine producido en Cataluña suponía el 48% del cine de todo el Estado. En 2018 solamente supone el 30% (sobre 266 largometrajes filmados en España en 2018, solo 80 tenían alguna participación de productoras catalanas.
- La comparación es mas palmaria si nos referimos solo al 2011: ese año, el 46% de los catalanes declaraban que preferían ver películas dobladas al castellano, frente a un 18% que las querrían en catalán. En otras palabras: como por casualidad, el descenso de un 18% de voluntad de ver películas en catalán al 2,13% de espectadores que vieron efectivamente cine en catalán, ¡coincide con los años de histeria soberanista!
- El auge de las redes y de los programas de intercambio de archivos no han mejorado la situación: es muy fácil encontrar en eMule o en los eTorrents una película en versión original o doblada al castellano, mientras que es prácticamente imposible localizar esa misma película doblada en catalán y, por supuesto, imposible por completo “bajar” películas rodadas en lengua catalana (busquen la película Patria, filmada en pleno delirio del “procés”, centrada en la leyenda -malinterpretada hasta la majadería- de los “nueve barones de la fama” y que debería haber “reforzado” el imaginario indepe: simplemente, no hay ni rastro de ella. Y otro tanto ocurre con El Complot de los Anillos de Francesc Bellmunt, que inició esta tendencia cinematográfica indepe en 1988. Desaparecidas sin combate).
IMPONIENDO A GOLPE DE SUBVENCIONES
Estas -y no
otras- son las cifras tomadas de La Vanguardia y de El Mundo. La
conclusión es clara: ante la posibilidad de ver una película doblada al
catalán o verla en castellano, incluso los indepes más recalcitrantes, optan
por el castellano. Si el doblaje al catalán no se estimulara económicamente,
lo más probable es que nunca se doblarían películas en catalán. Y el motivo es
muy simple: hay pocas empresas en Cataluña que doblen al catalán y los espectadores
reconocen las pocas voces de doblaje.
Por otra parte,
es suficientemente conocido, desde el inicio de la publicación del Avui a
finales de los 70, que una cosa es el “catalán oficial” y otra muy diferente
el “catalán popular”. Incluso los catalanoparlantes habituales se “pierden”
ante algunas palabras y giros culteranos poco utilizados en el lenguaje
coloquial popular.
Desde que empezó
la polémica sobre el doblaje en catalán, ya en tiempos de Pujol, Hollywood
se negó a doblar en catalán. Solo cedió cuando la gencat subvencionó el doblaje.
Es decir, cuando, incluso aquellos que jamás verán una película doblada al
catalán, pagarán ese doblaje. Y todavía está por realizar un estudio de quién
es la propiedad de las empresas que doblan en catalán. Era práctica propia del pujolismo,
no estimular la edición de productos culturales en catalán mediante
subvenciones, sino solamente de subvencionar a los “amigos” que lanzaban
productos culturales. Lo que es muy diferente y mucho nos tememos que esta corruptela
alcance también a la industria del doblaje.
EL DRAMA DE
UNA LENGUA QUE SE EXTINGUE
El caso es
que ese 2’13% residual de público que quiere cine en catalán está en su
derecho. Lo que es más cuestionable es que lo tengamos que pagar todos. El
fondo de la cuestión es que una película doblada o producida en castellano,
tiene un mercado potencial de 600 millones de personas. La gencat no puede
competir con esa apisonadora lingüística, ni siquiera por la vía de las
imposiciones por ley. No vamos a discutir sobre el número de catalanoparlantes,
ni mucho menos, sobre si las nueve “variantes dialectales” de la lengua
catalana que detectó Rovira Virgili, son tales o son “lenguas diferentes”. Lo
cierto es que una película doblada al catalán, es muy difícil que pueda verse
en Valencia: es significativo, por ejemplo, que, en tiempos del pujolismo, anteriores
a la TDT, la gencat insistía mucho en que TV3 se viera en el Reino de Valencia,
pero se cerrara por completo a que el Canal 9, la televisión autonómica
valencia de la época, se pudiera ver en Cataluña…
El gran enemigo
del catalán ha terminado siendo la propia gencat, con sus subvenciones y sus
imposiciones, sus estadísticas ridículas. Lo cierto es que, en 2021, la propia Idescat
(el CIS catalán), sostenía que un 94’4% de los barceloneses “entendían” el
catalán, un 85’3% lo “lee”, un 78,7% “lo puede hablar” y un “60’6% es “capaz de
escribirlo” (ahora solo hace falta otra encuesta para ver los porcentajes
de faltas de ortografía por línea de los que “son capaces de escribirlo”).
Pero, la realidad es que la misma Idescat reconoce que el 29’3% de los
barceloneses y un 27,5% de los habitantes del área metropolitana, tienen el catalán
como primera lengua. Este porcentaje baja especialmente entre los
jóvenes, entre 7 y 10 puntos, dependiendo de las zonas. Este descenso se ha
ido acumulando, una vez más, paradójicamente, desde que se impuso la “inmersión
lingüística”.
Idescat
reconoce que en 2021 el uso del castellano es “notoriamente superior (20 puntos
porcentuales por delante)” y mucho más acusada a la hora de escribir. Ya
hemos visto que entre los espectadores de cine el balance es bochornoso para la
gencat.
CATALUÑA
DESCATALANIZADA POR LA GENCAT MULTICULTI
Los capitostes de
la gencat argumental en su descargo que, en los últimos cinco años (de 2016 a
2021), se han incorporado “700.000 extranjeros” que todavía no se han
familiarizado con la lengua regional. Pero la realidad es que, entre 2003 y
2008, cuando ya había llegado a Cataluña 1.000.00 de inmigrantes, el uso del
catalán había caído 10 puntos, por solamente 1 el uso del castellano. Idescat
señala finalmente otro dato que tampoco es para echar cohetes: el uso del árabe
y del urdu (lengua hablada en Paquistán e India) ha subido en Cataluña un 6,5%.
De seguir así
las cifras, en apenas 20 años, se dará la paradoja de que el catalán, lengua
oficial de la gencat… será la lengua menos hablada de Cataluña. Esto no es
ninguna broma: el grupo étnico catalán de 4 u 8 apellidos regionales, es el que
tiene una tasa menor de reproducción de ¡todo el mundo!, compensado con las
aportaciones de las migraciones interiores iniciadas en el siglo XIX llegadas
de otras partes del Estado y con los 1.750.000 inmigrantes llegados desde 1996
procedentes del Tercer Mundo.
LOS
RESULTADOS DE LA IMPOSICIÓN LINGÜÍSTICA EN TV2
Si estas cifras
son reales -y parece que lo son- la negociación de ERC para apoyar los
presupuestos pedrosanchistas para 2022, parecen un portento de ceguera, estupidez
y desesperación. ERC ha condicionado su apoyo al “blindaje” del catalán en los
streamings. Desde, aproximadamente, 2012-2014, se ha impuesto una forma nueva
de “ver tele”. El público se ha habituado a “pagar por contenidos”
cinematográficos y de series. ERC tiene la sensación de que las subvenciones al
cine no cumplen su objetivo, lograr que aumente el catalán hablado en la calle.
Así que ha “trocado” el apoyo a los presupuestos generales por un blindaje del
catalán en los streamings. Estas plataformas estarán OBLIGADAS a mostrar un
5% de los contenidos doblados al catalán. Y estoy seguro de que cumplirán
-siempre y cuando reciban la correspondiente subvención- pero, no por ello, la
gencat habrá ganado la partida, estarán más próxima del Waterloo napoleónico y
puigdemónico.
El segundo canal
de TVE, en antiguo UHF de los años 60 y 70, la moderna TV2 era, hasta hace poco,
el refugio de quienes no encontraban nada que les satisficiera. Sin embargo,
desde hace dos años, buena parte de su programación ha pasado a ser en catalán.
En lugar de ver un documental de “animales”, ahora podemos ver alguna
entrevista de Gemma Nierga, algún debate político y poco más, en lengua catalana
y en donde pueden expresarse con el mismo fervor que en TV3 ideas indepes. Todo sea por la libertad de expresión. La
audiencia global de TV2 en los últimos años, ha estado por encima del 2,6%, sin
embargo, desde que Rosa María Mateo siendo la correa de transmisión del
pedrosanchismo en RTVE, aumentó la programación en catalán, especialmente en TV2
(y en los informativos de TVE1), la catástrofe ha sido memorable, con audiencias
por debajo de varias emisoras de radio de la Corporació Catalana de Mitjans
Audiovisuals. Observen:
Desde
septiembre de 2020, de 8 a 10 de la mañana, TV2 (o La 2), emite Café d’idees,
dirigido por la Gemma Nierga, conocida por su orientación progre y que
durante años dirigió en la SER Hoy por hoy, líder de audiencia. La
elección de la Nierga era buena, pero el programa de TV2 tiene un problema: es
en catalán. Las audiencias no mienten: Café d’idees registra un 0’1%
de audiencia, “horquilla ambigua” y residual que oscila entre 1.000 y 5.000
espectadores. Nunca en dos años de existencia, el programa de la Nierga ha
pasado de esa cifra. Ridículo, absurdo y caro. A la misma hora, Alfonso Arús
-que huyó del canal de La Vanguardia, TV8, desmantelándolo en la
práctica, a La Sexta- tiene un 15% nacional…
ERC: “HOMBRES
(Y MUJERES, GAYS, LESBIANAS, TRANSEX Y QUEERS) QUE SE VENDEN BARATO
A la vista de
estos datos, lo primero que puede decirse es que las buenas gentes de ERC
son “hombres y mujeres” de fe. Tienen fe en que lo que ha fracasado en los
últimos 40 años, esto es, la política de imposiciones lingüísticas y
subvenciones, tenga, en los streamings, resultado. Todos sabemos que no
lo tendrá por la sencilla razón de que el cine doblado al catalán, tiene
audiencias residuales.
ERC se ha vendido
barato al pedrosanchismo. Es lo menos que puede decirse. Ahora toca, el año
que viene, que impongan cuotas en catalán a los videojuegos. Y al siguiente,
tocará que impongan cuotas lingüísticas al pensamiento y que la “policía
lingüística” que, en Cataluña es tan mezquina como odiosa, realice encuestas: “¿y
usted piensa en catalán?”, “¿cuánto?”, “¿sabe que con esa mierda de porcentaje
usted está asesinando a la lengua catalana?”, “prometa que no lo volverá a
hacer y que pensará, al menos un 50,01% en catalán”. “Firme aquí y pase por
ventanilla para la subvención”. Es una escena bufa para el 2025.
NO OLVIDAR LA
DIFERENCIA ENTRE “BRECHA” Y “CONTIGÜIDAD”
Batallas
perdidas, fuegos de paja. Las lenguas minoritarias solamente pueden salvarse
recurriendo a las raíces de los pueblos. Y ERC, la gran defensora de la “Cataluña
multiétnica” tiene tan poco que aportar como CiU que abrió la puerta a la
inmigración marroquí en Cataluña desde el 92. Una lengua viva no precisa ser subvencionada,
ni impuesta. Las lenguas mueren porque mueren las sociedades que las utilizaban.
A pesar de la
gencat, la sociedad catalana es cada vez menos catalana: sobre 7,5 millones de “habitantes
en Cataluña”, han llegado en los últimos 30 años, 1,750.000 inmigrantes, la
mayoría procedentes de horizontes con los que existen “brechas” antropológicas
y culturales. Esta es la pequeña diferencia que el independentismo no
reconoce: que si bien los españoles procedentes de otras zonas del Estado,
se integraron bien en la sociedad catalana, fue porque existía una “contigüidad”
antropológica y cultural (algo que a los indepes les da horror reconocer,
incluso en sus orígenes consideraban que el catalán era una lengua “galo-romance”
para evitar lo que hoy se acepta universalmente: que es una lengua “hispano-romance”…).
Esa “contigüidad” se transforma en “brecha” con los “nuevos catalanes”
llegados de África…
A fin de
cuentas, una lengua no es una cuestión de número, sino de vitalidad social. Un
espermatozoide no demuestra más vitalidad subvencionándolo para que se pueda
reproducir mejor. Sin embargo, reacciona inmediatamente a condiciones
favorables, buena alimentación, ausencia de estrés, temperatura por debajo de
la media corporal, etc. Con razón se desaconsejan los calzoncillos y pantalones
estrechos… “muestran el producto”, pero suele carecer de “chispa”. ¿Lo pillan?
Con la lengua pasa otro tanto: la gencat, con sus imposiciones, con el
dinero de todos empleado en sus obsesiones nacionalistas, con sus cuotas, su
intolerancia lingüística, con su estrés independentista, con su progresismo
mundialista, ha terminado siendo el mayor enemigo de la lengua catalana.