Esto de opinar sobre el partido del que todos hablan, Vox,
ha tenido la ventada de que me ha permitido comprobar las posiciones de muchos
amigos, conocidos, compañeros de viaje y gente que, sin conocerla, ni ser
amigos, ni siquiera unirnos nada más que una tenue red social, han evidenciado
sus opiniones y sus intenciones de voto para las próximas elecciones. Me defino
como “anarca” (contrario al
pensamiento masificado), “apolítico”
(esto es, distanciado de la política, pero no indiferente), “conservador” (consciente de que hay
poco que merezca ser conservado) y “revolucionario”
(que considera perentoria y necesaria la revolución del Orden). Como no hay
ninguna opción que vaya por ahí, las urnas me tendrán para votar nulo en blanco
o ausentarme de la cita si el día es claro, la playa cercana o los adoquines húmedos.
Pero es, claro está, una opción personal.
Los datos que he ido recogiendo en “nuestro ambiente” (y ¿cuál
es nuestro ambiente? Respuesta: el que no
se termina de reconocer en ninguno de los partidos mayoritarios y ha peregrinado
en los últimos 40 años por distintas opciones, digámoslo así, “disidentes”)
me llevan a trasladar a los amigos de INFO|KRISIS algunas conclusiones por si les
pueden servir para meditar su opción.
Siempre me he quejado de que nuestro país es visceral,
cainita y empecinado; y eso es bueno en empresas heroicas… pero ir a votar no tiene nada de heroico. Ni siquiera edificante.
Es un simple ritual democrático, intrascendente por lo demás, en el que tu voto
es un simple granito de arena, igual al de un Premio Príncipe de Asturias e
igual también al del yonki de la esquina que no se entera de nada. Así pues,
todo es relativo y todo tiene el interés y la importancia que le quedamos dar.
Porque, lo que ocurre, en definitiva, es
que tengo la absoluta convicción de que las próximas elecciones -como en las
tres o cuatro decenas de veces que mi generación ha acudido a las urnas- no se
solucionará absolutamente nada. Dicho lo cual iniciemos el ejercicio de
reflexión.
En todo esto de las elecciones existen tres actitudes globales:
- o bien el VOTO DEVOTO
- o bien votar el MAL MENOR
- o bien DARSE EL GUSTAZO
El “voto devoto”, es
propio de aquellos que son tan ingenuos como para creer, a estas alturas, que una
opción mayoritaria cumplirá sus promesas o competirá por algo más que para
favorecer el modus vivendi de su
clase dirigente. De entre todas las formas de demostrar ingenuidad, esa es,
sin duda, la más extrema. Las sucesivas decepciones postelectorales sobre las
gestiones de gobierno de unos o de otros, han hecho este tipo de voto, casi
residual. Votan devotamente a tal o cual sigla, los que viven de esa sigla, sus
familias, sus funcionarios o bien los que lo hicieron en su juventud y ahora, la
mayor parte votan no a favor de una sigla, sino para que no suba otra al poder.
Nada que nos interese.
Por su parte, el
conocido como “mal menor” (o también como “ir a las urnas con una pinza en la
nariz”) supone votar a una opción con la que, en realidad, no nos une nada,
salvo la presunción de que es, de entre todas las opciones, la menos mala o
la que tendrá unas repercusiones menos negativas para nuestro país.
A su vez, “darse el
gustazo”, supone votar a aquella otra opción de la que somos conscientes que no
llegará a ningún sitio, que no obtendrá resultados tangibles, pero que, en
cualquier caso, es la que nos deja más a gusto: porque, o bien coincide con
nuestras creencias más profundas, o bien es allí donde tenemos amigos, o en
donde hemos pasado algunos años militando, o simplemente, porque queremos
apoyar a algún amigo que se presenta en las listas. Frecuentemente, “darse el
gustazo” suele ser una opción
“testimonialista”: damos testimonio
de nuestra creencia más profunda.
En las próximas elecciones, podríamos decir que, hay
distintas opciones para aquellos que sostienen posiciones disidentes respecto a
los partidos mayoritarios: una de ellas es votar a Vox y otra hacerlo a ADñ.
Respecto a ADñ, parece muy evidente que se trata de una opción testimonialista y que, a nadie se le escapa que
no tiene la más mínima posibilidad en ninguna provincia de obtener resultados
tangibles. ¿Y eso por qué? Respuesta: porque ninguna de las formaciones que
lo componen, hasta ahora, ha tenido ningún cargo electo, ni siquiera en
elecciones municipales en pueblos pequeños, no demuestra ni una vitalidad
desbordante, ni es conocida fuera de sus altos muros. Es el heredero directo de
la Unión Nacional del 18 de Julio representada en las elecciones de 1979 por
Fuerza Nueva, FE-JONS y los Círculos José Antonio, solo que mucho más empequeñecida
que entonces.
En cuanto a la “opción Vox” hay que hacer algunas
matizaciones:
- algunos no la consideran el “mal menor”, sino más bien la tienen por la opción que coincide con lo que ellos están pensando y proponiendo: son los “convencidos”, sus afiliados, los desengañados de otras opciones que no se resignan a quedar huérfanos de partido. Votarán a Vox y lo harán entusiasticamente.
- otros, en cambio, ven a Vox, específicamente como “mal menor”, es decir, como la opción que, entre todas las presentes, está más próxima a lo que ellos piensan, sin serlo exactamente, pero con un cierto grado de coincidencias y, sobre todo, por suscitar el odio de las fuerzas (partidos y cadenas mediáticas) de las que ellos se sienten más alejados.
- finalmente, los hay que se han visto sorprendidos por un partido que, de repente da que hablar y es criticado por muchos y están animados a cederle su voto, como en otro tiempo votaron a Ruiz Mateos, a Gil y Gil, e incluso a Herri Batasuna. Es lo que se llama “el voto loco” y que tiene en Madrid a su principal feudo.
La opción Vox será, verosímilmente, la opción para quienes
creen en el “voto útil” o en el “mal menor”. Pero con una pequeña matización: ese concepto variará según el momento en el
que se convoquen las elecciones y según el distrito electoral.
Probablemente, en Barcelona, quienes quieran oponerse a los independes.cat
tengan un amplio abanico de posibilidades para ejercer su “voto útil” y Vox
será una más entre ellas. Sin duda, la menor. En Madrid, en cambio, parece que
las cosas están más claras.
Luego, la cosa viene
a complicarse porque existe otra opción: [R]espeto. Quien esto escribe no
tiene el menor inconveniente en confesar que una parte importante de sus amigos
militan en esta opción. ¿Es una opción residual en todas las provincias? Parece
claro que Vox quedará, en número de votos, por delante de [R]espeto en las
próximas elecciones, pero la cuestión no es ese, sino la distancia que separará
a ambas opciones después de las municipales (que son las que tienen especial
importancia para las opciones minoritarias). Pero… ignoro si [R] piensa
presentar candidaturas en las generales y en cuántas ciudades se presentará en
las municipales y con qué posibilidades.
Todas estas especulaciones resultan, hasta cierto punto,
ociosas:
- se ignora, en el momento actual, cuándo se convocarán elecciones.
- se ignora, por lo mismo, cuáles serán las intenciones de voto cuando suele la hora electoral.
- sabemos cuál será la “opción testimonial”, pero no cómo soportará Vox una eventual y posible recuperación electoral del PP que, inevitablemente, se producirá en cuando el partido de la derecha liberal entre en “modo electoral”.
Por eso, algunos nos contentamos con OBSERVAR e INTENTAR
SACAR ALGO EN CLARO de los datos nuevos que diariamente van apareciendo. Nos
podemos permitir el lujo de la objetividad porque no tenemos nada que ganar ni
que perder en las elecciones que se avecinan: las vemos con escepticismo y,
cuando se convoquen, leeremos los programas políticos y valoraremos la
fotografía de la situación en el momento electoral para adoptar una posición:
Reconozo que, en lo personal, la opción “testimonialista”
queda descartada de partida. Han pasado cuarenta años de democracia y los
herederos de la Unión Nacional del 18 de Julio, son encomiables por su fe, sus
creencias y su obstinación. Por nada más. Su primera aparición pública en
Barcelona el 12 de octubre ha sido marginal y minoritaria; en cualquier caso,
poco esperanzadora. Así que, en lo personal, y salvo rectificaciones de última
hora, todo se reducirá
- al voto nulo o en blanco
- a la abstención
- o, en última instancia, al “mal menor” (Y ni siquiera está claro cuál será ese “mal menor”).
¿Y usted? Si usted no es votante de las grandes formaciones
políticas, ¿Qué actitud adoptará? ¿Qué razonamientos le llevarán a esa opción? ¿Cómo
justificará su voto a donde sea que vaya a parar? No olvide que, en las
próximas elecciones, como en las decenas de las que se han producido en los distintos
ciclos electorales de la democracia, no se modificará nada esencial, ni se
remontará la tendencia a la decadencia de nuestra nación. Eso vale la pena
tenerlo claro por anticipado la hora de elegir opción…