Escena presenciada ayer en un cercanías. A la vista de que, en la R1
de Cataluña el número de viajeros sin billetes ha aumentado, este verano se nota más la presencia de revisores acompañados por seguridad. Lo de ayer fue curioso: el revisor, en lugar de testear todos los
billetes, se limitó a gritar: “Los que no lleven billete que bajen”… Y era
curioso porque bajaron algo así como setenta o cien africanos que, por
supuesto, quedaron esperando el siguiente tren en el que harían exactamente lo
mismo: viajar sin billete. En realidad, estoy persuadido de que los
controles no son por ellos. Se da por supuesto que van a subir en el tren sin
billete (¿qué africano paga billete? ¿el 5%?). Los controles son porque, cada vez más españoles, están hartos de
pagar el billete y de las subidas anuales desmesuradas para compensar a los que
viajan sin pagar. Estas subidas en las tarifas de RENFE son otra
forma de subsidiar a la inmigración. No, si no me quejo de esto. Me quejo de
que esta presencia masiva de africanos, sabemos lo que va a implicar en el
futuro. Los únicos que no lo saben son la clase política. Incluso las ONG
que trabajan, me da, que son conscientes del marrón que tenemos por delante. De
lo que me quejo es de la presencia africana en Europa. En general.
Otro detalle de ayer mismo. Hace ocho años, cuando me
instalé en este pueblo, me llamó la atención una cosa curiosa: habían como una decena de familias que
habían adoptado niños africanos. Sorpresa porque todos ellos eran jóvenes
y, llama la atención que, en un pueblo de menos de 3.000 almas, diez familias
no puedan tener hijos propios. La
empresa que se los vendió (utilizaría la palabra “adoptar”, si se tratara de
adopciones en las que no media el interés económico, pero los compraron y los
pagaron y medio un beneficio empresarial, por tanto, fue una compra-venta) se ve que había encontrado algún filón fácil de explotar en algún país
africano e inundó el pueblo con aquellos niños tan majos y tan simpáticos. Hoy,
aquellos niños van por los doce-catorce años. A pesar de ser hijos de
familias muy diversas, se han agrupado y es fácil verlos con los móviles a todo
gas escuchando rap y hip-hop. En su cara
no hay lo que se dice alegría: no es raro, están en un país que no es el suyo y
reciben una educación que no tiene en cuenta su negritud . Todo lo que
estudian tiene que ver con los “blanquitos”. Intuyen que todos los matemáticos,
físicos e ingenieros que han dejado una huella en la historia, son blancos. Y
eso les pesa como un plomo y no hay quien lo cambie. Además, se nota que su evolución no es la misma que
la de los niños de su edad, nacidos en la zona. El período de adolescencia es mucho menor.
Item más. Leo algunas notas sobre la organización social en
África. Para el africano, la familia es
algo demasiado complicado. Supone tener responsabilidades, lazos de fidelidad
en el tiempo y dedicación. Así que en África, no existe el mismo concepto de
familia que entre los indo-europeos. Me limito a constatarlo, no a valorarlo. Lo que no se puede hacer en el marco de la
familia (la educación de los hijos), en África lo hace la tribu: las tribus africanas
tienen estructuras especializadas en la educación a la vista de que los padres
se desinteresan de los hijos. La dimensión tribal, explica el porqué las
naciones del continente africano son, en mayor o menos medida, “Estados
frustrados”. El africano no percibe la “dimensión nacional” como se percibe en
Europa desde la Odisea. Su horizonte organizativo es la tribu. Y esto, claro
está, esto genera problemas insuperables de adaptación cuando llegan a un continente que no es el
suyo: porque la tribu desaparece, al menos la “tribu tradicional”. No es raro que los hijos de africanos
nacidos en Europa o en los EEUU arrastren problemas de integración social: en
sus genes hay otro modelo organizativo que no se puede reconstruir fuera de su hábitat
natural.
Otro terreno. Leo en la prensa que una
española ha sido asesinada en Limón, Costa Rica. Conozco la zona. Su marido
se ha quejado de que nadie le dijo que es una zona insegura. A mí tampoco me lo
dijeron cuando estuve allí, tenía ojos y ví lo que había. Así que huí de allí como de la peste. Que es lo que hace cualquier turista que tiene ojos y ve. Luego me informaron
que, efectivamente, la región de Limón
es la más peligrosa del país, la que tiene un índice más alto de asesinatos por cada 1.000
habitantes (en un país fundamentalmente tranquilo) y la más convulsa y pobre.
¿Qué caracteriza a Limón de otras zonas de Costa Rica? Que allí existe la única
colonia de africanos del país y todo va como va (la española, por cierto, fue
asesinada por un nica).
Más aún. Veo las noticias sobre los manteros y sobre los
desembarcos en las aguas del sur de España: el africano reconstruye la forma “tribu”
a la que puede. De hecho, los manteros
son hoy una “tribu” en sentido estricto. Y una tribu es una forma de identidad.
Cuando desembarcan o saltan la valla de Ceuta y Melilla lo hacen como lo haría
un termitero: masivamente.
Se dirá que mediante
la educación el africano se adapta. ¿Dónde? Salvo excepciones, esto no
ocurre. Es más, cuando ocurre, afecta a africanos aislados que han decidido
imitar a los blancos. Doy fe de que el africano aislado es un tipo simpático, trabajador y con grandes habilidades en mecánica y albañilería. Pero, en el momento en el que se une a otros africanos y rebasa una “masa crítica” en un punto, se reconstruye el modo tribu. Y no hay nada que hacer.
El dogma de la igualdad étnica, como se sabe, es intocable y no vamos a
cuestionarlo aquí, pero lo que si cuestionamos es que se imponga a todas las razas
el mismo tipo de modelo eurocéntrico. Eso sí es racismo: lo mío es mejor y, por tanto, te lo comes con patatas fritas, eso es lo que parecen decir los popes de la multuculturalidad. Pero el modelo africano es otro, así que.... No puede
admitirse en Europa a gentes con modelos tribales o modelos religiosos que
hace, entre 300 y 500 años que ya no tienen lugar en Europa. ¿Cómo evitarlo? Poniendo
veto a la inmigración, obviamente, ¿cómo, sino?
Me quejo de que nuestros políticos no saben lo que están
haciendo. No es la pobreza de los negros lo que me molesta (casi todos ellos cobran lo mismo que los pensionistas de las capas más modestas y, además, tienen otros ingresos), sino su formato
organizativo tribal, y el que estén aquí porque es más fácil vivir de subsidios
que del propio trabajo en el país de origen. Me quejo de que los políticos no veranean en playas en las que se
produzcan desembarcos masivos, ni van en la R1, ni han comprado-adoptado niños
negros, ni viajan a Limón, ni tienen que ver las caras de sus hijos cuando vuelven de clase
y nadie les ha hablado (nadie está en condiciones de hacerlo) de un científico
negro, un descubridor negro y un premio Nobel (de los de verdad, no de los de repesca) de su raza.
Dentro de unos años, esos políticos van a tener que explicar a las tribus que se formarán aquí (¡que se están formando!), que el hecho de ser negro no implica que se lo merezcan todo. Pero de lo que me quejo es de la inevitabilidad del vaticinio final: gracias a una clase política compuesta por unos bragas incapaces, en 20-30 años tendremos en Europa el clima adecuado para una guerra civil racial y social. Y si no, al tiempo.
Lo que han demostrado las “políticas de integración” en los últimos 40 años en toda Europa es que hay bolsas de inmigración ININTEGRABLES. Ni Aznar, ni ZP, ni Rajoy, ni el Sánchez éste, lo reconocerán jamás siguiendo los pasos de la Merkel: mantenella y no enmendalla. Lo que tienen los dogmas –y el de la igualdad racial, figura entre los más cuestionables- es que se lo creen solamente los que tienen fe… Desafío a que alguien me dé una versión razonada del futuro de los millones de africanos que se encuentran hoy en España. Y, de verdad, que me gustaría no tener razón...
Dentro de unos años, esos políticos van a tener que explicar a las tribus que se formarán aquí (¡que se están formando!), que el hecho de ser negro no implica que se lo merezcan todo. Pero de lo que me quejo es de la inevitabilidad del vaticinio final: gracias a una clase política compuesta por unos bragas incapaces, en 20-30 años tendremos en Europa el clima adecuado para una guerra civil racial y social. Y si no, al tiempo.
Lo que han demostrado las “políticas de integración” en los últimos 40 años en toda Europa es que hay bolsas de inmigración ININTEGRABLES. Ni Aznar, ni ZP, ni Rajoy, ni el Sánchez éste, lo reconocerán jamás siguiendo los pasos de la Merkel: mantenella y no enmendalla. Lo que tienen los dogmas –y el de la igualdad racial, figura entre los más cuestionables- es que se lo creen solamente los que tienen fe… Desafío a que alguien me dé una versión razonada del futuro de los millones de africanos que se encuentran hoy en España. Y, de verdad, que me gustaría no tener razón...