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martes, 17 de julio de 2018

365 QUEJÍOS (79) – PIROPO PROHIBIDO


Hace unos diez años escribí un artículo sobre el piropo que puede leerse en este link: METAFÍSICA DEL PIROPO. Hay que aprovechar porque en breve, al paso que van las cosas, me veré obligado a borrarlo de la web. La policía del pensamiento promovida por la izquierda cateta y permitida por la derecha pusilánime, hará que en breve incluso pensar en la posibilidad de hacérselo con una mujer sin que el notario esté presente para certificar que todo se hace conforme a la las leyes, sea algo inusual.

He tenido que mirar el origen de la noticia de que se iban a prohibir los piropos para creérmelos. Hubo un momento en que creía que era uno de esos “clickbaits” de titular engañoso y noticia falsa propio de digitales de poco calado. Y resulta que sí, que la noticia era cierta y que el piropo puede quedar desterrado de nuestras vidas (como los chistes de gangosos que ya han desaparecido por imperativo legal). Y es que hay que ir con cuidado desde el momento en que alguien fue condenado por violencia doméstica por tirarse un cuesco ante la esposa. De eso me quejo. No, desde luego, de la prohibición del cuesco (habría que penar a la naturaleza por convertir nuestras tripas en una fábrica de metano), sino de todos los que quieren convertirse en “reformadores sociales” a golpes de leyes y decretos.

Lo de la prohibición del piropo no es nuevo. Hacia 2015, Mari Ángeles Carmona Vergara, una secretaria judicial andaluza, fue nombrada vocal del Consejo General del Poder Judicial. Procedía de un Juzgado de Violencia sobre la Mujer de Sevilla y era la miembro del Observatorio Andaluz para la Violencia de Género, de la misma forma que fue jefa de la Unidad de Coordinación de Violencia sobre la Mujer en la Delegación del Gobierno de Andalucía. Destaco pues que está en el CGPJ de la mano del PP y que toda su carrera ha tenido que ver con la “violencia sobre la mujer”. Pues bien en enero de 2015 propuso la catalogación del piropo como violencia de género. Y si vamos a eso, estos días se ha recordado que durante “la dictadura con ley” (tal como llamaba primo de Rivera su gobierno) ya se prohibieron los piropos con el resultado que cabía esperar. Ahora –imaginación al poder- “Unidos Podemos-En Comú-En Marea” (a los que se les podría añadir “En las nubes”), siguiendo el mismo camino han propuesto que el piropo se convierta en “delito leve” penado con multa de 3 a 9 meses o trabajos en beneficio de la comunidad de 21 a 50 días”.

La pregunta de si nos hemos vuelto locos que correspondería aquí, es, desde luego, retórica. Si hemos citado a una Carmona y a un “Podemos y en compañía de otros”, es para demostrar que el furor de lo políticamente correcto afecta tanto a la derecha y a la izquierda. A los primeros por complejo de inferioridad, para no quedarse retrasados en la marcha hacia la corrección política y porque, en el fondo, tanto las cúpulas de derecha como de izquierdas siguen con fidelidad perruna las orientaciones de la UNESCO que está en el origen de estos intentos de “reforma social”.

¿Cuál es el objetivo final de esta ideología? La “igualdad”. Igualdad llevada el extremo, al límite, a las últimas consecuencias. Todas las consignas de la UNESCO van en la misma dirección: mestizaje (igualdad racial), multiculturalidad (igualdad cultural), ecumenismo (igualdad religiosa), universalismo (igualdad nacional) y, finalmente, ideología de género (igualdad sexual). La igualdad es lo contrario de la Identidad. Y si existe la personalidad es porque existen distintos planos de identidades, de la misma forma que si existe personalidad es porque no somos granitos de arena en la arena de la playa e iguales, pequeñitos y redonditos. Desde que en el siglo XVIII la igualdad empezó a ser el mito que preludiaba la modernidad, el criterio se ha querido aplicar más y más veces… chocando con una tozuda realidad que implica que en la naturaleza no hay igualdad: HAY DIFERENCIACIÓN.

La igualdad sexual es la última etapa: sus defensores quieren negar la biología y la psicología. Es decir que hay células reproductoras masculinas y células reproductoras femeninas que se atraen y que, gracias a ello, se garantiza la especie. Y que hay neurosis provocadas por la vida moderna, los problemas de identificación, los dogmas culturales postmodernos y las simples chaladuras que implican que cualquier tendencia personal se convierta en “igual” a la que garantiza la supervivencia de la especie. A medida que se resta polaridad a la relación hombre-mujer y se elevan neurosis sexuales a la categoría de prácticas aceptadas y protegidas, lo que se logra es atenuar el instinto de reproducción

Hay quejas que uno no puede evitar formular sin acompañarlas por una carcajada de conmiseración hacia quienes se creen “reformadores sociales” y quieren regular la vida sexual de las parejas para que encaje con su noción de igualdad.  Está difícil eso de luchar contra la naturaleza. También me quejo de que hay giliflús que no se han enterado.