Me quejo de que nunca como hoy hemos tenido tantos recursos
a nuestro alcance para sentirnos “conectados” a todo y a todos, y nunca como
hoy la sensación de aislamiento es tan fuerte en el ser humano. Las “redes
sociales” están por todas partes. Mirad en los trenes o en los bares: la gente
ya no habla, chatea, postea, se envía interminables mensajes y, como ya
comenté, una tecnología excepcional se ha convertido en un objeto más de
alienación.
En filosofía se sabe que a partir de una proposición falsa
puede demostrarse cualquier cosa. Lo recordaba Bertrand Russell en su paradoja:
“… yo soy el papa de Roma”. En efecto, si 2 + 2 = 5 y restamos 2 a cada parte
de la igualdad, resulta que 2 = 3. Si invertimos la igualdad (3 = 2) y restamos
1 a cada parte tendremos: 2 = 1. Dado que el Papa y yo somos dos personas, pero
2 = 1, yo soy el Papa… Pues bien, en esto de las redes sociales la proposición
falsa es que “unen”.
En realidad, la proposición verdadera es que el ser humano
en el siglo XXI es un ser roto y aislado en un mundo absurdo:
1) Está desconectado
de sí mismo, ignora su verdadero rostro, su verdadera personalidad, su
vocación. Lo sabemos todo del mundo, pero muy poco sobre nosotros mismos.
2) Esta desconectado
del otro sexo, y en guerra de sexos tal como proponen los ideólogos de las
nuevas “liberaciones sexuales”. Nada une un sexo a otro porque incluso se
cuestiona que los dos sexos puedan encontrar placer juntos.
3) Está desconectado
de sus hijos y sumergido en una “guerra de generaciones” a la que se une la
velocidad a la que discurre la historia y que destruye cualquier posibilidad de
comprensión de una generación a otra.
4) Estamos desconectados
de la naturaleza (de la que formamos parte) y, no solo eso, sino que
actuamos contra esa misma naturaleza.
5) Estamos
desconectados del mundo de lo espiritual porque no concebimos más que
realidades materiales y se diría que el impulso a la trascendencia lo tenemos
neutralizado, pero en lugar de ello; en lugar de creer en religiones
tradicionales creemos en supersticiones.
6) Estamos
desconectados de la ciencia y de la economía que se han convertido de
instrumentos para mejorar la vida del ser humano a fines en sí mismos.
7) Estamos
desconectados de la política que ha tomado una dirección en la que
solamente hay cabida para parásitos, oportunistas sin escrúpulos, aventureros y
psicópatas.
8) Estamos desconectados de nuestras ciudades (cada vez más
inhabitables) y de nuestros trabajos
(alienados y que nos repugnan), de
nuestros estudios (que no terminamos de ver para qué sirven) y de nuestras leyes (elaboradas por
otros y siempre por detrás de la realidad social).
9) Estamos
desconectados de nuestras familias, progresivamente más atomizadas y
atacadas por las ideologías de género y por la destrucción sistemática de la
familia y de la natalidad.
10) Estamos
desconectados de nuestras naciones en un mundo globalizado que liquida las
identidades y la personalidad.
¡PARA QUE AHORA VENGA ALGUIEN Y NOS DIGA QUE LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS
Y LAS REDES SOCIALES NOS “CONECTAN”! EN REALIDAD, NO SON MÁS QUE COBERTURAS AL
NIHILISMO QUE NOS IMPIDEN RECONOCER EL HECHO FUNDAMENTAL: QUE ESTAMOS QUEDANDO AISLADOS
DETODO Y DE TODOS, INCLUSO DE NOSOTROS MISMOS.
Siento una inmensa tristeza cuando veo todos los pasajeros
de un vagón de tren intercambiando post en cientos de redes sociales y pensando
que tienen 200, 2.000 y 5.000 “amigos”, cuando en realidad tienen ese mismo
número de entelequias que piensan lo mismo y que han olvidado que “lo humano” no
son una serie de impulsos eléctricos transmitidos por ondas que se emiten y
reciben, sino la existencia de CUERPO, ALMA Y ESPÍRITU, biología, psicología,
trascendencia, y que, el orden social del siglo XXI ha destruido las tres
estructuras orgánicas con las que se relacionaba con otros: el MARCO SOCIAL URBANO
O RURAL, EL MARCO LABORAL-CORPORATIVO Y EL MARCO FAMILIAR.
Las “redes sociales” a los únicos que conectan es a los
individuos que viven en Matrix. ME QUEJO DE QUE MATRIX ESTÁ SUSTITUYENDO CADA
VEZ MÁS A LA REALIDAD. De ahí el éxito de las “redes sociales” digitales.