Se entiende por eutanasia, el acto de provocar
intencionalmente la muerte de una persona que padece una enfermedad incurable
para evitar sufrimientos. Pareja bastante lógico que cuando se ha abandonado
toda esperanza en encontrar una cura y no queda más que esperar la muerte, los
médicos decidan acortar el sufrimiento y la agonía. Sin embargo, entiendo perfectamente que haya
médicos que se nieguen a practicar la eutanasia, como los hay que se niegan a
practicar abortos. A los que, desde luego, no puedo entender es a los que
exigen que se reconozca el derecho a la eutanasia… porque ese derecho ya está
reconocido y se aplica desde hace años. ¿Qué se pretende? ¿Otra ley del aborto
mal redactada que, en realidad, es un coladero para tranquilizar a los más
reticentes llamando por otro nombre a lo que es, desde el principio aborto
libre?
ME QUEJO DE LA INCOHERENCIA DE LA CLASE POLÍTICA QUE
PRETENDE IR EN VANGUARDIA DE LA REALIDAD SOCIAL Y ES SIEMPRE, INEVITABLEMENTE,
SUPERADO POR ELLA... COMO EN ESTE TEMA DE LA EUTANASIA. ME QUEJO DE LA APARICIÓN
DE MOVIMIENTOS QUE EXIGEN UNA “REGULARIZACIÓN DE LA EUTANASIA” QUE, EN REALIDAD
SERÍA “EUTANASIA LIBRE”.
La eutanasia es el reconocimiento de un fracaso y nuestros
políticos deberían de preocuparse más de las causas de ese fracaso que de sus
consecuencias últimas. En las unidades hospitalarias para enfermemos terminales
se les inyecta morfina en cantidades cada vez mayores hasta que su corazón deja
de funcionar y ellos se van envueltos en un paraíso insonoro e indoloro
artificial. Obviamente, los médicos no son unos irresponsables: bastante tienen
con que se les mueran los pacientes. Intentan, en la medida de lo posible
ahorrar sufrimientos al desahuciado. Los políticos no entran para nada: es una
cuestión médica que se basa en protocolos unánimemente aceptados. Si alguien se
sale de ellos no hace falta crear una ley nueva, basta con aplicar la
legislación sobre asesinatos. Eso es todo. Pero la clase política,
especialmente progresista, quienes meter la cuchara. Y el problema es que el
parlamento es un foro de maestrillos sin librillos, con un nulo conocimiento
de las realidades científicas, un desconocimiento absoluto de la medicina: privilegiados
de poco trabajo y mucho sueldo. No importa el partido al que pertenezcan, son
eso y nada más que eso, por el mero hecho de estar sentados en donde están. Mayor
responsabilidad y preparación debe tener el gruísta que aprieta un botón para
depositar una carga sin que se lastime, a la del parlamentario que aprieta el
botón de voto según le dice su jefe de grupo parlamentario.
El fracaso al que aludíamos es el siguiente: existe
eutanasia especialmente porque existen cánceres particularmente agresivos que
se ceban sobre la naturaleza humana. El énfasis consiste no tanto en investigar
cómo tratar médicamente esos cánceres, como saber qué es lo que los provoca. Y
ES AHÍ EN DONDE LOS PARLAMENTOS NI HACEN NADA, NI PARECEN INTERESADOS EN HACER
NADA, POR MUCHO QUE PODRÍAN CREAR “COMISIONES DE INVESTIGACIÓN” QUE ANALIZARAN
ESTADÍSTICAS, INCIDENCIAS DE DETERMINADOS CÁNCERES EN ALGUNAS ZONAS Y,
¡TRABAJARAN DE UNA PUÑETERA Y JODIDA VEZ!
Porque la realidad es que hay demasiados elementos en la
alimentación y en la vida cotidiana de los que sospechamos que son
cancerígenos, pero siguen ahí: LA PEREZA PARLAMENTARIA IMPIDE INVESTIGAR SOBRE
ELLOS Y ELABORAR LEYES PARA IMPEDIR DE HOY A MAÑANA SU UTILIZACIÓN POR MUCHO
QUE ALGUNAS EMPRESAS QUIEBREN Y ALGUNA MULTINACIONAL SE VEA AFECTADA. LA VIDA
HUMANA ES LO PRIMERO… por mucho que al parlamentario le parezca que su sueldo y
la suerte de los colores de su partido estén por delante de todo eso.
ME QUEJO DE QUE SE INTENTA LEGISLAR SOBRE LOS EFECTOS, PERO
ESE MISMO “LEGISLADOR” EVITA HACERLO SOBRE LAS CAUSAS. ME QUEJO, ADEMÁS, DE QUE
LOS MORALISTAS CONTRIBUYEN A DEBATIR INTERMINABLEMENTE SOBRE SI ES MORAL O NO
ALGO QUE DERIVA DE LOS EFECTOS PERVERSOS DE PRODUCTOS LEGALIZADOS Y RITMOS DE VIDA
QUE PODRÍAN SER CORREGIDOS. Me quejo de
que nadie protege al ciudadano, pero, eso sí, se cuidan mucho de que tenga una
buena muerte… Me quejo de que el “debate sobre la eutanasia” es una simple
cobertura que impide ir más allá: a los orígenes de la mayor parte del problema.
De eso me quejo.