Se acaba 2016... No ha sido un año particularmente notable para este país, ni ha ocurrido nada especial, ni nada que no fuera una consecuencia de todos nuestros problemas anteriores. No sé lo que nos traerá 2017, pero tengo para mí que 2017 no será muy diferente a lo que ha sido el último lustro.
Seguramente habrán elecciones anticipadas en Cataluña, un PSOE desmoronado y un Podemos más dividido que una víctima de Jack el Destripador; un PP que si ve muchos obstáculos parlamentarios convocará nuevas elecciones; una economía que no termina de funcionar; un problema soberanista en Cataluña que aburre hasta las piedras; pocas alegrías para la sociedad y unas cifras macro-económicas que enmascaran la situación real de la mayoría del país; unos ayuntamientos en BCN, MDR y VLC, dirigidos por jais y julais de bajos vuelos y menor catadura...
Y un país con pocas esperanzas de que la clase política resuelva algo; sin ninguna posibilidad de saneamiento moral y en donde cada cual se conforma con mantener lo suyo antes de que estalle de nuevo la burbujilla inmobiliaria que se ha ido formando en los últimos meses (y que no se mantendrá mucho más de finales de 2017); con una sociedad anestesiada y más apática incluso que en décadas precedentes, en una España con olor a porro y a meada de perro en las calles... Sólo nos queda aguantar el tirón.
Bonito panorama ¿no?
La Caja de Pandora -más vale que no lo olvidéis para que nada de lo que suceda en 2017 os sorprenda- todavía no ha liberado todos sus horrores. Cuando se vacíe por completo,es posible que veamos que también en un panorama tan negro como el español, rastros de esperanza. No, por ahora.