Desde 2008, con la instalación de la crisis económica en
España, los portavoces del régimen venían sosteniendo que la inmigración estaba
disminuyendo. Para eso presentaban las cifras de llegadas de inmigrantes y la
cifra total de inmigración: efectivamente, cada vez había menos. ¿Dónde estaba
la trampa? En que muchos de los que se iban habían adquirido ya la nacionalidad
española y en que otros seguían en nuestro territorio, no como inmigrantes sino
como “nuevos españoles”. Sin embargo en 2015, la cifra, a pesar de todos los
maquillajes, volvió a repuntar: la inmigración creció un 12,5% y, al margen de
los “nacionalizados”, volvió a aumentar oficialmente por primera vez ese 2010: 291.387
extranjeros se instalaron en España en 2015, con rumanos y marroquíes en
cabeza.
Ciertamente no estamos lejos de las cifras de 300.000
inmigrantes que llegaron a España en los últimos años del aznarato, y en los
años en lo que Zapatero había convertido a España en el “coladero” de Europa
(con 600.000 inmigrantes llegados en 2005). Pero las cifras en 2015 vuelven a
ser notables: 38.317 inmigrantes llegaron a España (un 169% más que el año
anterior) pero se fueron 99.000 “nacionales” (un 23% más)… ahora bien, no todos
estos “nacionales” son españoles de sangre, es imposible saber cuántos de ellos
son “nuevos españoles”.
Una vez más, tal como ha venido sucediendo desde 1996,
cuando empezó la oleada migratoria en nuestro país, la lectura de las
estadísticas es deliberadamente opaca en materia de inmigración: las
autoridades velan para que no se sepan las cifras reales. Pero hay un dato que
no miente: el censo de población. Según el Instituto Nacional de Estadística,
el 1 de enero de 2016 España contaba con 46.438.442 habitantes. Pero en 1006,
la población de nuestro país era de 39.670.000 habitantes. Dado que la tasa de
reproducción española era ya entonces negativa y no garantizaba la reposición
de población, España hubiera perdido población. Así pues, hay que calcular que
la diferencia entre ambas cifras nos da el número de inmigrantes más aproximado
de este momento: como mínimo 6.768.442 habitantes… Pero si tenemos en cuenta
que, además, viven 2.305.030 españoles en el extranjero, de los que, como
mínimo, una cuarta parte son “nuevos españoles” que han obtenido el pasaporte y
DNI por decreto administrativo, habrá que sumar a esta cifra 450.000 más, lo
que nos situará cerca de 7.250.000, a lo que hay que añadir un número
indeterminado de ilegales que no aparecen en ningún lugar, lo que da
ampliamente una cifra de, como mínimo, 7.500.000 de inmigrantes. Obviamente, considerando
también que los hijos de inmigrantes, aun recibiendo la nacionalidad española
al nacer, no son “españoles de sangre”.
Pero haríamos mal en considerar estas cifras solamente desde
el punto de vista cuantitativo: las ¾ partes de los que se van a al extranjero
son españoles con un alto nivel de formación, mientras que los que van
llegando, en su inmensa mayoría, siguen teniendo un nivel de formación básico o
inferior. Es evidente que los españoles que se van, ejercerán oficios de “alto
valor añadido”, mientras que los que llegan se refugian en empleos de “bajo valor
añadido” o, simplemente, en el paro y la caridad pública. Esto implica un
empobrecimiento del conjunto de la sociedad española.
Finalmente, es inevitable aludir a las tasas de natalidad:
los grupos de inmigrantes tienen una tasa de natalidad tres veces superior a la
española. Bastaría hacer una progresión aritmérica para comprobar que en apenas
15 años, el vuelco demográfico de nuestro país –y en especial de algunas zonas-
será brutal. España cada vez a mayor velocidad, dejará de ser España.
La estadística del INE, genera mucha hojarasca y está
estudiada para que sea imposible percibir las realidades étno-culturales de
nuestro país. Sin embargo, algunos datos son inapelables. Por ejemplo,
establece las regiones que “han crecido demográficamente más” (es decir, en los
que la población ha aumentado… algo que solamente puede lograrse importando
inmigración, a la vista de las bajas tasas de natalidad de la población local).
Esta cifra nos dirá en donde se va acumulando inmigración: Madrid, Cataluña,
Baleares, Canarias, Murcia y Navarra…