La primera noticia que llegó a
los medios de comunicación era que dos jóvenes españoles habían sido agredidos
por hooligans rusos en Colonia. La primera idea que se nos vino a la cabeza es
que los hooligans rusos debían estar borrachos y ser unos energúmenos capaces
de cualquier atrocidad. Luego, esta opinión cambió. Todo acto de violencia es
rechazable, pero en ocasiones, en algunos países europeos todavía rige aquello
de que “la letra con sangre entra”. El primer toque de atención fue que los
jóvenes españoles agredidos rechazaron la asistencia consular. “Lagartuak”, que dicen en Donostia.
Luego resultó que los alegres
jóvenes españoles eran antifascistas que estaban colocando pegatinas llamando a
la violencia contra… los fascistas. En España es habitual que este tipo de
grupos vaya colgando sus pegatinas. En Alemania no y, según parece, en Rusia
tampoco. Claro está que en estos países el sistema educativo todavía se
mantiene en pie y en España hace décadas que está quebrado. Resulta que los
agredidos que eran tres (la tercera mujer, que no fue ni siquiera molestada)
pertenecían al grupúsculo “Cienpozuelo Antifacista”, llevaban una camisera de “refugiados welcome” (en Colonia, la
ciudad que en la pasada noche de fin de año se multiplicaron las agresiones
contra mujeres alemanas protagonizadas por inmigrantes). Cuando se ve la página
de este grupo ( https://ciempozuelosantifa.wordpress.com/
), se percibe un inequívoco aroma de violencia (“antifa”, pero violencia al fin
y al cabo porque cualquiera puede ser
tenido por “fascista” y hacerse acreedor de la agresividad de estos merluzos.
Las cosas se desarrollaron así:
los cinco ultras rusos –cinco, no cincuenta y cinco- preguntaron a uno de los
españoles si eran “antirracistas” y “antifa” al visualizar que uno de los
españoles portaba una camisera con el lema “refugees
Welcome” y que el otro español había puesto un adhesivo en una valla de
obra; sin mediar palabra, el primer ultra ruso agredió a uno de los españoles y
luego al otro. Eso fue todo. A la chica ni la tocaron.
La versión que han dado los de
Cienpozuelo Antifa es que no realizaban tareas de propaganda, que estaban de
vacaciones y que cualquiera podría haber sido víctima de una agresión semejante…
Pero al final del comunicado les sale el pelo de la dehesa y repiten, gallitos
ellos en Cienpozuelo pero no en Colonia, de “¡Ninguna
agresión sin respuesta!”… Para estos, Andrés Bódalo, el concejal de Podemos
y dirigente del Sindicato Andaluz de Trabajadores, condenado a tres años y
medio de prisión por atentado, lesiones y agresión a un concejal, es el ídolo,
el gran timonel de su causa, el ayatollah
de su idea y el líder máximo…
La pegatina decía “En mi aldea a los nazis se les patea”.
Y se les patea que porque en su “aldea”, no hay nazis. Pero en la plaza de la
Catedral de Colonia, a alguien no le gustó que ensuciaran aquel lugar repleto
de historia, arte y arquitectura y que, para colmo, la ciudad en la que se
habían producido los incalificables incidentes de fi de año, unos merluzos
titulados, llegaran de lejos para pedir aún que vinieran más “refugiados”, a la
vista del buen recuerdo que han dejado en la ciudad…
No nos quejamos de que en España
existan antifascistas cuando no hay fascismo. No es de ahora, es el estigma de
nuestro país: también el PCE y el PSOE hacían campañas contra el fascismo en
1927 cuando en España no había fascistas. De lo que nos quejamos es del bajo
nivel del antifascismo español, de su indigencia intelectual, de su violencia y
de su victimismo, de su irresponsabilidad y de la quiebra del sistema educativo
y algún que otro porrito hayan producido cretinos de esta especie que se creen
que en Cienpozuelo se puede ejercer el mismo matonismo antifascista que en
Colonia. Luego viene el tío Paco con la rebaja y pasa lo que pasa.