Libia es hoy un “estado fallido”
gracias a la guerra civil desencadenada por la OTAN en aquel país y especialmente
por Nicolás Sarkozy. No se perdonó a Gadafi que, tras haber renunciado a sus
propósitos terroristas, se hubiera negado a que su país aceptara las
condiciones de la industria petrolera internacional. Le costó la vida. Luego el
país cayó en una anarquía cada vez más extrema que ha sido aprovechada por las
mafias de la inmigración para situar allí sus lanzaderas hacia Europa.
Hoy se ha sabido que el pasado
viernes, la fragata “Reina Sofía” rescató a 352 personas (304 hombres, 45
mujeres y 3 niños) que viajaban en tres embarcaciones procedentes de Libia. Una
de las mujeres está embaraza de 8 meses… lo que le garantiza la permanencia en
Europa. El salvamento se produjo en pleno Mediterráneo poco después de que las
pateras salieran de la costa de Tripolitania en dirección a Sicilia. Una vez
rescatados, los inmigrantes recibieron todo tipo de atenciones (bebida, comida
y ropa) y se les condujo hacia la isla de Lampedusa en donde esperarán su
traslado a la península itálica.
España participa en las misiones
comunitarias de vigilancia en esa zona del Mediterráneo que hasta ahora han
conducido a 14.000 personas en un año (desde que el Consejo de la UE aprobó la
operación el mayo de 2015) de las 80.000 que han conseguido poner pie en
territorio italiano por sus propios medios y procedentes de Libia. Cabe
preguntarse si esta misión es algo más que una “operación rescate” que permita
el flujo de inmigrantes al territorio de la UE, en lugar de una “operación de
control”. Sea como fuere, solamente en los últimos 12 meses 100.000 inmigrantes
han llegado por esa vía a Europa.