Las
autoridades de la UE, inmediatamente se supo el resultado del referéndum
británico aplicaron un plan de contingencias cuidadosamente meditado y basado
en dos ejes: transmitir la sensación de que la salida del Reino Unido generaría
un caos económico internacional y transmitir la sensación de que el Brexit
aumentaría el “racismo y la xenofobia”. El primer mensaje iba dirigido a los
sectores conservadores, el segundo a los progresistas. Durante la campaña a
favor de la permanencia del Reino Unido en la UE ya se utilizaron, pero ahora
de lo que se trata es de proyectarlos a nivel europeo inoculando a las
sociedades continentales de lo que supondría un efecto dominó en los “eslabones
más débiles” de la cadena europea.
La
realidad está desmintiendo la primera afirmación: después de la caída bursátil que
se produjo el viernes pasado, las bolsas mundiales se han recuperado
rápidamente mediante “efectos rebote”. La libra se está recuperando frente al
dólar y el barril Brent vuelve a los 48 dólares. Los repuntes se han impuesto
en las bolsas europeas y justo en los valores que fueron más depreciados en las
horas posteriores al Brexit. Esto, que afecta a las bolsas internacionales,
también se ha hecho evidente en el Ibex 35.
Las
crisis que se produzcan a partir de ahora, no son las generadas por el Brexit
sino por la inviable globalización mundial. Hoy precisamente, Argentina ha
entrado en “recesión técnica”, cuando su economía no está ligada a la
británica, sino especialmente a las economías iberoamericanas que cojean desde
hace meses a partir de los malos resultados de la economía brasileña. No es el
Brexit lo que genera desajustes económicos mundiales, sin que estos están
presentes desde 2007 en la economía globalizada: la globalización que tan bien
va a los capitales, es completamente negativa para la estructura económica de
las naciones desarrolladas del antiguo “Primer Mundo”.
Queda
el otro recurso: “El Brexit extiende el racismo y la xenofobia”. Lo que
traducido quiere decir: el Brexit favorece a los partidos euro-escépticos y
anti-inmigración masiva. En las últimas 72 horas, los laboratorios de “operaciones
psicológicas” de la UE están lanzando un tipo de noticias que no coincide
exactamente con la situación real: el examen de la prensa internacional y de lo
que están transmitiendo las agencias de prensa tiende a “demostrar” que el
resultado del Brexit ha aumentado los casos de “xenofobia y racismo” en el Reino
Unido.
Las redes
sociales se han convertido en el escenario de esta campaña, especialmente
Twitter con sus hashtag #PostRefRacism o #PostBrexitRacism. Las asociaciones
musulmanas también participan en esta “operación psicológica”, con el Consejo
Musulmán del Reino Unido al frente, quien emitió un imaginativo informe sobre “100
episodios xenófobos” transcurridos después del Brexit… todos ellos ocurridos en
Internet (esto es, sin padre ni madre conocidos).
Que
se trata de una campaña orquestada lo indica el que las noticias no tienen un
soporte real (que serían las denuncias por agresiones y actos de vandalismo
contra inmigrantes) sino que se reducen a especulaciones, noticias difundidas
en Internet y declaraciones de particulares poco o mal identificados.
Uno
de los aspectos más interesantes de la campaña consiste en demostrar que existe
“racismo antieuropeo” entre los partidarios del Brexit. Se alude, por ejemplo,
de manera especial a las acciones “racistas” contra los polacos residentes en
el Reino Unido, sugiriendo –mirad la prensa digital española de hoy- que el
Brexit acarreará una oleada de expulsiones de europeos residentes en el Reino
Unido… algo de lo que los promotores de la campaña nunca han aludido entre
otras cosas porque nunca se han opuesto a la “inmigración legal”, lo que sí se
han opuesto es a la entrada masiva de inmigrantes ilegales en su país que,
además, estén protegidos por la legislación pro-inmigración de la UE.
Obviamente,
los promotores de la campaña a favor del Brexit han negado tener algo que ver
con estas noticias. Por su parte, Mark Hamilton, del Consejo Nacional de Jefes
de Policía británicos, también ha quitado hierro a la noticia. Se trata, pues,
evidentemente de una “operación psicológica” cuyo destinatario ya no es la
población británica, sino la población continental ante la previsión de que se produzca
un “efecto dominó”.