07|10|2015
Querido Diario:
Uno de los innombrables dijo aquello de que “el fuerte es más fuerte cuando está solo”. A
decir verdad, la frase debía pagar royalties a Ibsen quien la incluyó en su
obra teatral El enemigo del pueblo (que
hoy debería ser de proyección obligatoria en los colegios para estimular la
capacidad crítica del alumnado [la pueden bajar de Emule o mediante bitTorrent ]).
Llama la atención el miedo que la sociedad moderna tiene a la soledad, cuando
la soledad es la gran ocasión que el ser humano tiene para meditar. Y meditar
no es “pensar”, sino, más bien, hacer el vacío en la mente para percibir otras
sensaciones más profundas que no salen de nuestro cerebro, sino del corazón. Meditar
es aprender quiénes somos y para qué servimos. Meditar es una posibilidad de
encontrar nuestro lugar en el mundo. Y la soledad, es fundamental para poder
ejercitar esta cualidad olvidada. Uno se puede sentir solo en medio de una
multitud, en una gran ciudad, pero esa soledad puede destruirnos o
fortalecernos. Nos destruirá si somos débiles. Nos fortalecerá si nos hemos
encontrado a nosotros mismos. Todo esto viene a cuento de las noticias
aparecidas en el día de hoy: nos indican que los Estados, tanto como las personas,
han olvidado quiénes son y cuál es su función. Por eso son débiles. Y por eso,
problemas que en buena lógica no tendrían mucho interés y podrían resolverse
con facilidad (miles de inmigrantes ilegales acumulados en Calais, la lucha
contra las drogas, la presencia de tropas extranjeras innecesarias, los
problemas de un par de lesbianillas…), se presentan como grandes cuestiones y
debates irresolubles en nuestro momento de decadencia.
LA JUNGLA DE CALAIS NO ESTÁ EN FRANCIA: ES EUROPA. LO QUE SE
DIRIME ALLÍ Y EN OTROS FRENTES ES SI EUROPA LOGRARÁ FRENAR LA INMIGRACIÓN
MASIVA
La mala gestión de los flujos migratorios por parte de la ocasiona,
no solamente que las fronteras exteriores sean vulnerables y que cualquier
inmigrante que penetra ilegalmente en su territorio sea, de hecho,
inexpulsable, sino que además dentro mismo de Europa, las diferentes
legislaciones sobre materia migratoria aumentan el caos. Los ingleses son muy
suyos: admiten prácticamente sólo inmigración procedente de la Commonwealth y
por cuotas. Esto hace que el “tubo” bajo el Canal de la Mancha sea un coladero
de ilegales. Como ya dijimos hace unos días, no sólo se pueden poner “puertas
al campo”, sino con mucha más facilidad se tapona un tubo. Es un misterio cómo han llegado a Calais “refugiados
sirios” procedentes de un país situado a 5.000 km de distancia. Menos
misterioso es el motivo por el que se obstinan en llegar a las islas
británicas. La convicción de que allí los subsidios son mayores que en
cualquier otro lugar de la UE tiene mucho que ver. Pero vayamos al fondo de a
cuestión: además del riesgo económico que supone admitir el peso muerto de
40-60 millones de inmigrantes instalados en Europa y sin acomodo posible en el
mercado laboral, existen otros problemas a tener en cuenta: una nación es más
gobernable cuanto más homogénea es. Y donde digo “homogeneidad”, incluyo todos
los factores: étnicos, lingüísticos, culturales, antropológicos, religiosos,
etc. Por lo mismo puede enunciarse una ley universal: la estabilidad y la
gobernabilidad de un país están en razón directa a su grado de homogeneidad. A
elegir.
¿TODOS ESTAMOS ATRAPADOS EN LAS DROGAS? SEGURAMENTE NO,
PERO, EN CUALQUIER CASO, UNOS LO ESTÁN MÁS QUE OTROS
Circula por ahí un clip de Albert Rivera en estado bastante
lamentable. Hay dudas sobre si es él o alguien que se le parece. Pero, de lo
que no cabe la menor duda es de que el sujeto que sale en el vídeo se ha
esnifado hasta las rayas de la autopista. Hay momentos en los que uno está tentado de
decir: “¡Legalicen ya las drogas!
¡permitan que en los estancos se vendan porros ya liados y en las farmacias
cocaína bien triturada! ¡que en las máquinas de preservativos se sirvan
jeringuillas y en las jugueterías pipas de crack!” Total: ¿qué puede
importar a estas alturas un desmadre de más o de manos? Acaso este régimen no
se inició en 1978 cuando Adolfo Suárez dijo aquello de “convertir en legal aquello que es natural en la calle”? …
ironizamos claro: la solución no pasa por legalizar las drogas (paso siguiente
a su normalización en la calle), sino por combatir el consumo de drogas y el narcotráfico, previo paso a la
penalización del consumo. Es decir, lo “normal” pasa por invertir el camino que
ha seguido nuestra sociedad desde que el PSOE ganó las elecciones de 1983 con la promesa de despenalizar
el porro. Y no, el autor del libro El Cartel, Don Winslow, no tiene razón: no
todos estamos atrapados en la droga. Unos lo están más que otros.
EL EJÉRCITO NORTEAMERICANO EN MORON DE LA FRONTERA Y LA
SOBERANÍA Y NEUTRALIDAD ESPAÑOLA EN EL BAÚL DE LOS RECUERDOS
Estamos en la OTAN y no deberíamos estarlo. Además, estamos
en la parte militar, cuando el gobierno de Felipe siempre insistió en que no
participaríamos en el esfuerzo ofensivo de la “Alianza Atlántica” en aquel
malhadado referéndum que convocó. Estamos en la OTAN cuando este organismo no es
más que un dispositivo de la estrategia del Departamento de Defensa de los EEUU,
un residuo de la Guerra Fría, acaso la organización internacional más difícilmente
justificable desde la caída del Muro de Berlín. Estamos en la OTAN cuando
nuestro destino geopolítico es una
Europa libre, fuerte, coordinada y autónoma en relación a los grandes bloques
geopolíticos. La OTAN nos sitúa en el lado de los vasallos de los EEUU y, por
tanto, nos enfrenta a otros bloques emergentes, en la medida en que los EEUU
aspiran al “unilateralismo” (ser única potencia global), mientras que otras
potencias sostienen –con bastante lógica, por otra parte- que un mundo –como una
mesa- se sostiene mejor sobre cuatro patas que sobre una. Además, no creemos
que el mundo anglosajón haya sido nunca nuestro aliado natural, ni que hoy esa
alianza se haga en igualdad de condiciones (los imperios no tienen aliados,
tienen vasallos). Ni siquiera creemos que esta alianza entre la UE y España a
un lado, y la OTAN de otro, sea conveniente, ni nos reporte más ventajas que
inconvenientes. Creemos por tanto que es un error la presencia de bases
militares norteamericanas en territorio Español y sonreír cuando los marines
aterrizan en nuestro territorio.
LA CONSECUENCIA DEL HUMANISMO DE NUESTRO TIEMPO: LO
INDIVIDUAL SIEMPRE POR ENCIMA DE LO COMUNITARIO
Irrelevante es aquello que afecta a unos pocos. Puede ser
muy importante para sus protagonitas pero carece de interés para la inmensa
mayoría de la sociedad. Siempre han existido lesbianas, por ejemplo. Es una
alternativa sexual personal e individual ante la que el Estado no tiene nada
que decir, ni la sociedad nada que alegar. Es una opción que solamente compete
a quienes la adoptan. Pero, desde los años 60 los movimientos de liberación
sexual han intentado ideologizar estas opciones, convirtiendo lo personal en “cosa
pública”. Cuarenta años después empezó a hablarse de “nuevos modelos familiares”.
Los avances en medicina contribuyeron a que sea posible cultivar una oreja
humana en la espalda de una rata. Nada más fácil, pues, que la reproducción
asistida. Y ahí el problema generado por estas dos lesbianas a las que el
Estado negó el derecho a la reproducción asistida al aludir solamente a que se
permitía esa práctica “tras 12 meses de
coito vaginal”. Ahora han ganado el pleito. Las lesbianas tienen ese derecho.
¿Consecuencias? Rota la familia tradicional, cualquiera puede reivindicar cualquier
cosa por puro capricho y entender que ese capricho es un “derecho”. ¿Cuál es el
fondo de la cuestión? El triunfo absoluto del “humanismo”, esa doctrina que
prescribe que, por encima de todo, por encima de la comunidad, de la sociedad,
de la familia, de la nación, de la corporación, del municipio, están los
derechos del individuo. Y no. Va siendo hora de dejar atrás cualquier concepción
“atomista” (en el sentido de considerar que la sociedad está formada por átomos
exactamente iguales en derechos y obligaciones) de la sociedad y entrever el
tiempo del post-humanismo como nuevo paradigma del futuro: lo comunitario
restituido sobre lo individual.