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lunes, 11 de mayo de 2015

Conversación sobre Dalí, el pintor que vivió entre Dios y el Diablo


Info|krisis.- Con Dalí entre Dios y el Diablo, editorial EMInves inaugura su sección de e-books. A partir de ahora, el lector podrá seleccionar la obra que le interesa, pagar a través de pay-pal una cantidad más que razonable e inmediatamente se autorice el pago, sin más trámite recibirá, automática e inmediatamente, la obra en su email. Vamos a hablar sobre este libro con su autor. Enlace directo: COMPRA DE DALI ENTRE DIOS Y EL DIABLO EN E-BOOK 

- ¿Por qué habéis elegido este libro para inaugurar el servicio de venta automática de e-book?

- En primer lugar por el valor intrínseco de la obra, el primer estudio sobre la obra de Salvador Dalí desde el punto de vista del “pensamiento mágico”. No se había intentado antes el interpretar la vida y la obra del pintor de Cadaqués desde el punto de vista de aquello que para él era lo más importante: el “pensamiento mágico”. Se trata una obra única que gustará tanto a aquellos admiradores del pintor como a aquellos otros que se sienten atraídos por el pensamiento tradicional. Por otra parte, se trata de un libro que se ha vendido bien en Amazon, la plataforma digital más extendida en la actualidad para la venta de e-books.


- Entonces ¿por qué no habéis seguido trabajando con Amazon?

- Por tres motivos: el carácter de esta plataforma que cobra una comisión del 50% del precio de venta al público (casi nunca los e-books superan los 9 euros… con lo que la cantidad que recibe el autor es mínima) que nos parece abusivo. En segundo lugar porque las ventas en Amazon dependen del autor y de la publicidad que él mismo vaya haciendo de tal manera que la plataforma es un mero espacio de almacenamiento de PDFs y un sistema de cobros y envíos automáticos a través de la red. En tercer lugar porque hemos tenido la posibilidad de elaborar un software barato y eficiente que hace justamente lo mismo.

- ¿Cuál es la filosofía de vuestra iniciativa?

- Muy simple: que el autor pueda ofrecer un producto barato al alcance de cualquier bolsillo y sin que suponga un esfuerzo y, al mismo tiempo, sentir que el tiempo que ha empleado en elaborar su obra, sea remunerado. Llama la atención que en el mundo editorial las empresas suelen ganar más dinero que los autores o que estos siempre se quejan –a mí me ha pasado- de que las liquidaciones que les envían las editoriales no se corresponden con las ventas reales. La única posibilidad de que el autor ofrezca su obra a un precio justo es que tenga un puente directo con el lector, sin intermediario (editor, librero, distribuidor, agente editorial, plataforma digital). En definitiva, que autor tenga posibilidad de vender directamente su obra.

- Dalí entre Dios y el Diablo ¿es un libro “esotérico”?

- En absoluto, es un libro sobre el pensamiento mágico de Salvador Dalí. Para el pintor, más allá del mundo de la materia existía el mundo de lo suprasensible. Dalí (seguramente a través de Gala) estaba persuadido de que podía influirse en el mundo de lo suprasensible a través de determinadas técnicas y leyes que estudió. Una de ellas era el número de oro o Divina Proporción, una razón matemática que está presente en la naturaleza. En su estudio sobre la arquitectura clásica y sobre la pintura renacentista advirtió que los artistas y maestros de obra que habían compuesta aquellas obras utilizaban el número de oro para sus diseños: era ahí, precisamente, en donde radicaba el poderoso atractivo que tienen para quien los contempla, simplemente enlazan con su espíritu. Dalí hizo otro tanto, en muchas de sus obras incorporó esta proporción matemática. Su pintura no quería hablarnos a los sentidos, quería “tocar” a lo más íntimo, auténtico y profundo del ser humano: el espíritu. De esto es lo que habla nuestra obra: de los contactos que Dalí tuvo con el mundo mágico y paranormal, con el mundo del espíritu, en definitiva.

- Sin embargo, Dalí fue un pintor surrealista…

- Bueno, una cosa no está reñida con la otra. En realidad, el surrealismo y, mucho más el dadaísmo, realizaron “aperturas” sobre el mundo de lo paranormal. Por ejemplo, estaban interesados en la llamada “escritura automática”, justo en un momento en el que proliferaban los textos ocultistas (entre otros los de Helena Petrovna Blavatsky) escritos con esa técnica. Así mismo, tanto a Dalí como a los surrealistas les interesaba el mundo de los sueños, entendido como una posibilidad de que “algo profundo” del individuo saliera a la superficie en las profundidades de la noche. Sin olvidar que los surrealistas se interesaron por doctrinas ocultistas (varios de ellos, amigos de Dalí, pertenecieron a los círculos creados por Gurdjieff) y por la astrología (André Breton siempre tuvo a una astróloga que levantó las cartas astrales de todas las revistas e iniciativas que abordaba). De todas formas, el interés de Dalí por el mundo mágico es contemporáneo a su incorporación al surrealismo que coincide, también, con el arranque de su relación con Gala.

- ¿Es cierto que Gala era el ánima nera de Dalí?

- Sí y de manera mucho más intensa de lo que generalmente se cree. Durante más de cuarenta años, cada mañana, Gala manipulaba a su voluntad a Dalí, simplemente tirándose el tarot antes de que se levantara de la cama: le sugería así lo que debía de hacer a lo largo del día, trabajar, quedarse en casa, llevarla a cenar, ver a tal o cual personaje, etc. Se ignora quién le había enseñado a Gala a tirar las cartas e incluso si tuvo alguna vez relación con alguna sector ocultista. En mi opinión una relación de ese tipo tuvo lugar en los años 20.

- ¿Puedes ser más explícito sobre este tema capital?

- Sí, por supuesto. Cuando Dalí y Gala llegaron a París para quedarse, fueron a ver al pintor catalán Joan Miró allí radicado el cual le invitó a ir a la tertulia surrealista que mantenía Tristán Tzara en el restaurante La Coupole. Dalí y Gala fueron allí en esa época en múltiples ocasiones. Pues bien, en aquel mismo lugar, en aquellos días, a las mismas horas, otra mujer rusa, nacida en la misma ciudad que Gala, Kazán, prácticamente de la misma edad, perteneciente a la misma clase social, mantenía otra tertulia diaria en aquel mismo restaurante. Se trataba de María de Naglowska, conocida en aquella época como “la sacerdotisa de Lucífer”, un personaje extraordinariamente conocido en el París de aquella época. Era imposible que Gala no hubiera hecho todo lo posible por conocerla.

- ¿Qué podía aportarle María de Naglowska?

- Dirigía en París un conventículo ocultista que ponía en énfasis en la “magia sexual”. De hecho, ella misma había publicado la obra de H.P. Randolph, Magia Sexualis que fue prologara por Julius Evola y que aún hoy constituye el texto más interesante sobre la materia. En el estudio que hemos realizado sobre la vida y la obra de Dalí (y de Gala), advertimos que muchos aspectos inexplicados de su obra, muchas anécdotas de su vida, no pueden explicarse si desconocemos este importante libro. A la inversa: incluso las prácticas sexuales de Gala (que se conocen a través de sus biógrafos y psiquiatras) solamente encuentran un significado si tenemos en cuenta que seguía los consejos de María de Naglowska. Ésta habría aportado a Gala la técnica ocultista.

- ¿Calificarías a Gala de “bruja”?

- No, en realidad, no lo era. Simplemente se sentía atraída por el ocultismo, el tarot, la astrología. Y, por lo demás, era solamente su carácter el que podría hacerle merecedora del adjetivo de “bruja” en su acepción despectiva, en absoluto mágica. Gala era, simplemente, una mujer extraña, desagradable, mezcla de criterios modernos, economicistas y utilitaristas y, al mismo tiempo, que se interesó por determinadas prácticas ocultistas, especialmente de magia sexual y de adivinación del futuro. En realidad, si hubo una bruja en la vida de Dalí no sería Gala, sino una pescadora de Cadaqués…

- ¿Te refieres a Nuria Nogués Costa?

- En efecto, en la vida de Dalí hay tres mujeres: Gala en primer lugar, Amanda Lear en último y, de manera central, Nuria Nogués, la pescadora de Cadaqués. Era amiga de la familia y era la última descendiente de una familia de brujas del Empordá. Descendía de un linaje de brujas que practicaban la magia rural, la sanación, las técnicas con amuletos mágicos  y adivinación a partir de la observación de las rocas golpeadas por las olas. La familia de Dalí conocía a Nuria que, durante la infancia del pintor fue lo que hoy llamaríamos “canguro”. Fue la primera mujer con la que se relacionó. Algunas de las técnicas pictóricas de Dalí (el método paranoico-crítico, por ejemplo) eran derivaciones de la paranoia de Nuria Nogués (que se fue agudizando con el tiempo). Nuria le vendió la casa de pescadores de Port Lligat en la que construiría su casa. Aquella pobre pescadora en un plazo de quince años conoció a los grandes de la cultura catalana y española de la época: Dalí, Lorca, Buñuel, Josep Pla, Eugeni d’Ors, etc. Fue un destino sorprendente el suyo.

- ¿Estaba loco Dalí?

- No, pero la locura siempre le persiguió. Quería pisar la divisoria entre razón y locura y conocer cómo veía el mundo un loco, pero siempre mantuvo la cordura (al margen de una neurosis de base sexual que fue creciendo con el paso de los años y que le acompañó siempre desde su juventud). Fue solamente en los últimos años, especialmente cuando desapareció Gala, que cayó en un estado de senilidad extrema, más que de locura. Dalí representó a lo largo de toda su vida un papel: el de genio loco, pero en realidad era un buen vendedor de su obra, hacía todo lo posible para llamar la atención: eso se traducía en un crecimiento cuantitativo del valor de su obra. Gala, además, le inducía a ello.

- ¿Fue fascista Salvador Dalí?

- La muerte de Lorca le aterrorizó. Antes, él había tenido relaciones con la izquierda y con la extrema-izquierda, pero la política no era el terreno que le interesaba. Era un hombre, hay que decirlo, pusilánime y con poco valor personal, sin embargo, sentía una atracción irracional hacia la figura de Hitler (lo que le valió su exclusión del grupo surrealista) y, más tarde, la muerte de Lorca le sumió en un estado depresivo del que regresó como amante del orden y de los gobiernos fuertes. Al retornar en los años 50, en lo que se conoce como su “período místico”, conoció a Franco y ambos trenzaron una buena amistad. Veía en Franco al hombre fuerte que había traído paz, orden y prosperidad. Sólo eso le bastaba. Por otra parte, es cierto que en su casa le gustaba mostrar un retrato de José Antonio Primo de Rivera que había recibido de un restaurante de Figueras que lo había retirado y en varias ocasiones prodigo elogios bastante ponderados hacia la figura de José Antonio. Pero no era fascista…

- ¿Entonces…? Hay un capítulo en tu libro sobre Dalí y la política, ¿puedes explicar qué tesis defiendes?

- Básicamente, que Dalí conocía la obra de Julius Evola, incluida su parte política y se sentía identificado con ella. La “política” que sigue Dalí es la “política tradicional” tal como fue presentada por Julius Evola especialmente en Los hombres y las ruinas.

- Dalí ¿no realizó ningún tipo de prácticas ocultistas o mágicas a diferencia de otros amigos surrealistas que como has dicho estuvieron con Gurdjieff?

- No, su interés –a diferencia del de Gala- era meramente teórico. Conocía muy bien la alquimia y la magia, especialmente la magia renacentistas. Dominaba la obra de Fulcanelli e incluso afirmó que su cuadro la Cesta de Pan era una interpretación del “mercurio hojaldrado” del que habla Fulcanelli en Las moradas filosofales. Seguramente había leído también el libro de Randolph sobre Magia Sexual, pero no había descendido nunca al terreno de la práctica, tenía de todo ello solamente un conocimiento teórico. Le era suficiente para percibir que “había otro mundo”, pero que, como había dicho su amigo Paul Eluard (el antiguo compañero de Gala) esos “otros mundos, estaban en éste”.

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