Info|krisis.- El mismo día, en las mismas horas, tenían lugar dos elecciones en
Europa que suscitaban resultados muy diversas: mientras que la primera vuelta
de las elecciones francesas evidenciaba un nuevo avance del Front National y,
con ello, un pasó más había la posibilidad en renovación de la política
francesa, en Andalucía tenía lugar otra convocatoria en la que también se
apuntaba en esa dirección, solo que con un enfoque político muy distinto. Vale
la pena realizar algunos paralelismos entre ambos procesos electorales que nos
dirán muchas cosas sobre lo que nos espera en el futuro.
Francia: el bipartidismo que se resiste a morir
La derecha francesa ha tenido que
recurrir a uno de sus políticos más nefastos y desprestigiados, sin duda al
salpicado con más y más casos de corrupción, como muro de contención contra
Marina Le Pen y el Front National. La victoria de Sarkozy ha sido una “amarga
victoria”. Separado tan solo a cuatro puntos del FN de la UMP liderada por
Sarkozy. El Partido Socialista se ha convertido casi en un “partido regional”
obteniendo solamente resultados apreciables en Aquitania (el Sur Oeste de
Francia). El FN ha quedado, sí, por debajo de los sondeos, pero muy por encima
de los resultados obtenidos en 2010, duplicándolos prácticamente y pasando del
11,42% al 26,4%. Estas elecciones han confirmado que los votos del Front
Nacional proceden de tres caladeros perfectamente identificados: los jóvenes,
las clases trabajadoras empobrecidas por la crisis y la Francia rural.
La izquierda francesa estará
completamente ausente en la segunda vuelta de las elecciones en una cuarta
parte de los cantones. Hará falta ver si el electorado de izquierda sigue las
consignas de sus dirigentes y votan con la nariz tapada a Sarkozy y a los
candidatos de la derecha, o si consideran que el Front National es la única
alternativa de renovación de la política francesa en este momento. Lo más
importante, sin duda, que ha ocurrido en Francia, es que la estrategia de “desdiabolización” emprendida por la
dirección de FN cada vez está dando mejores resultados.
Si Sarkozy ha podido salvar los
muebles, ha sido precisamente por su actitud “centrista” situándose en una
equidistancia entre el Front Nacional y el Partido Socialista. Fuera de esto,
Sarkozy no ha sido capaz de realizar ninguna propuesta en positivo. Los
llamamientos apocalípticos hacia lo que supondría que el primer partido de Francia
fuera el FN, han conseguido movilizar a ese 5% del electorado que habitualmente
no recurría a las urnas, pero que en esta ocasión lo ha hecho atraído por el
mensaje de cerrar el paso al FN.
Ahora toca ver en la segunda
vuelta de las elecciones, el domingo que viene, si ese mismo electorado sigue
movilizado y, sobre todo, a quien vota el electorado de izquierdas. La posición
de Sarkozy en este terreno es peligrosa. Ayer, en las zonas en las que sus
candidaturas han sido eliminadas de la segunda vuelta y batidas ampliamente por
el FN, Sarkozy lanzó una llamamiento “ni-ni”
(“ni FN, ni PS”) que implica no votar por ninguno de estos dos partidos. ¿Lo
seguirá el electorado de la derecha? Y, la izquierda ¿se abstendrá en las
circunscripciones en las que se han impuesto el FN y la UMP?, o bien ¿optará
por la renovación y seguir lo que cada vez hacen más en Francia las clases
populares, votar al FN?
Lo que parece claro es que el FN
estará presente en muchas más regiones que en las anteriores elecciones. La
tragicomedia de estas elecciones, una vez más la ha protagonizado el secretario
general del Partido Comunista de Francia, Pierre Laurent quien ha llamado,
junto con el nuevo Partido Anticapitalista e incluso junto a los centristas más
moderados, a “cerrar el paso al FN” y a “renovar el frente republicano” para
impedir que el FN esté presente en las regiones… como si el primer problema de
Francia fuera el FN.
La realidad es que en Francia, la
“protesta”, no tanto contra el gobierno socialista, como contra el empobrecimiento
de las clases trabajadores, la deslocalización empresarial, la pérdida de poder
adquisitivo de los salarios, la decadencia francesa, la rigidez de la política
económica impuesta por la UE, la está capitalizando el FN que, además, ha hecho
siempre de la lucha contra la inmigración masiva y por la identidad nacional,
una bandera de combate. No es pues una protesta “coyuntural”, sino
“estructural”. Se equivocan quienes piensan que el FN solamente es un partido
anti-inmigración: es eso y mucho más. Es la respuesta de los sectores más sanos
y más conscientes del país contra la globalización, el mundialismo y sus
peligros y un grito por la renovación de la política francesa. Es esto lo que
hace que el “frente republicano” clame contra él y es por esto mismo por lo que
el Front National avanza entre el electorado.
Elecciones andaluzas: primer paso en la crisis del bipartidismo
A este lado de la frontera la
situación es parecida. Las elecciones andaluzas han sido el canto del cisne del
bipartidismo. Si alguien ha salido mal parado en Andalucía ha sido el
bipartidismo por mucho que algunos proclamen lo contrario. Los dos grandes
partidos, PP y PSOE han iniciado su trayectoria descendente, espectacular en el
caso del PP, moderado en el caso del PSOE, pero escandaloso si se tiene en
cuenta que Susana Díaz había convocado elecciones anticipadas precisamente para
obtener la mayoría absoluta y ganar “estabilidad” sin tener que depender de
unos socios demasiado insistentes en que se aclararan los casos de corrupción
de la Junta de Andalucía.
El PSOE ha perdido 130.000 votos,
pasando del 39,5% en 2012 al 35,4%, con una participación casi cuatro puntos
superior el domingo pasado. La injusticia e incoherencia de la Ley d’Hondt se
evidencia una vez más en que ha obtenido los mismos diputados, aun teniendo
menos votos (casi un 10% menos) y con más participación (con un 3,16% más). No
era la victoria que esperaba Susana Díaz para convertirse en una figura
mediática de alcance nacional que pudiera representar al PSOE en las próximas
elecciones generales. Y lo que es peor para ella: va a tener que gobernar el
solitario y llegar a acuerdos puntuales con unos partidos en los que la lucha
contra la corrupción ocupa el primer punto.
La victoria del PSOE en Andalucía
se explica por la particular situación clientelar que se produce en aquella
región, de la que el PSOE ha sido el gran beneficiario desde el origen de
aquella autonomía. El miedo a que el alcalde de turno no firme las peonadas o a
que el partido que sustituya al PSOE pueda alterar algunas de las constantes
que se dan en Andalucía, genera ese conservadurismo electoral que acompaña a
aquel régimen autonómico, casi inexplicable desde otras regiones de España y
que, por supuesto, no se da en ninguna otra autonomía.
En lo que se refiere al PP el descalabro
no ha podido ser mayor. La pérdida de medio millón de votos es la respuesta del
electorado a un candidato y a una candidatura gris, sin prestigio, desconocida
por la inmensa mayoría de los andaluces y sin ningún atractivo en los
contenidos del programa. A este déficit del PP andaluz se une el lastre que ha
tenido que soportar esa sigla por la gestión del gobierno Rajoy. No hay “brotes
verdes” económicos salvo para los grandes inversores, no hay “recuperación”
salvo en las cifras “macroeconómicas”, no hay aumento del trabajo salvo en las
ilusorias cifras de “contratos firmados”, no hay aumentos en los salarios, ni
en las pensiones, no hay nada que llegue a la población y que pueda
considerarse como un “logro” por parte del PP. La candidatura andaluza del PP
ha sido la primera en experimentar el amargo sabor de la derrota, pero no va a
ser la única, es simplemente, un anticipo de lo que espera a un partido cuyo
gobierno quiere injertar una percepción en el electorado que no tiene nada que
ver con lo que este ve en su triste cotidianeidad.
Mienten los dos grandes partidos
y los tertulianos de la corte cuando dicen que “el bipartidismo goza de buena
salud”. Lo que estas elecciones han confirmado es, precisamente, la tendencia
hacia una atomización creciente de la vida política española. Ya era hora,
cabría decir. Dos siglas más han entrado en el parlamento andaluz y no lo han
hecho tímidamente, sino con fuerza: Podemos
con casi 600.000 votos y 15 diputados y C’s
con 370.000 votos y 9 diputados. Vale la pena pensar lo que esto significa.
En principio que más de un millón
de votantes han optado por la protesta contra el bipartidismo, que encarnan
estas dos siglas hasta ahora inéditas en la política andaluza. ¿De dónde vienen
estos votos? De la abstención, sin duda, pero no sólo de la abstención, ni
siquiera de manera preferente. Tampoco, contra lo que uno tendría tendencia a
pensar, proceden solamente del hundimiento de IU, partido que ha perdido
200.000 votos. Vienen, en parte, del PSOE, por supuesto, que se ha visto cómo Podemos le restaba 100.000 votos. Pero
hay entre 75.000 y 100.000 votos que solamente pueden proceder de antiguo
votantes del PP y que, hartos de la mala gestión de Rajoy, cansados del
triunfalismo gubernamental sobre el fin
de la crisis, hartos de combatir a la corrupción con palabras, han mutado hacia
Podemos. Porque, si bien el ascenso de
C’s se explica por el tránsito de votos del PP a esta formación, la
diferencia de cifras entre lo que ha obtenido C’s (368.988 votos) y la pérdida de votos del PP (506.665 votos)
hacen que 137.677 votos que en 2012 pertenecieron al PP, hayan ido a parar
ahora a algún sitio. Y Podemos es la
única fuerza que puede haberlos absorbido.
Así pues, la conclusión a extraer
es que para el PP hay algo peor que haber perdido votos: el haber demostrado
públicamente que una parte de su electorado está tan absolutamente iracunda con
Rajoy y con el triunfalismo gubernamental que está dispuesta a votar a lo que
está más alejado del PP, a Podemos.
Vox, la alternativa “a la derecha” del PP, ha evidenciado una vez
más su falta de atractivo para el electorado de la derecha que lo considera
como una fotocopia reducida del PP: entre votar al original y votar a la copia,
el electorado no duda. Otra opción que puede entonar el miserere es UPD que ha perdido casi la mitad de los votos que
obtuvo en 2012 asando de los 129.407 a los 76.653 que ha obtenido ahora. Rosa
Díaz está amortizada. Llamó la atención en ese tiempo en el que Podemos no existía y Alberto Rivera
hacia solamente “política catalana”, pero desde el momento en que la opinión
pública percibió, tras las últimas elecciones europeas, que se trataba de un
partido personalizado en la antigua socialista vasca y que esta imponía su
ritmo por puro interés personal en no perder el control del partido, poco a
poco se ha visto abandonada por sus cuadros y por la corriente de simpatía (en
buena medida simpatía ilusa) con la que acogió hace ocho años la fundación de
este partido. En cuanto a los partidos andalucistas también han reducido su
número de votos.
Quedaría por hablar de las
“fuerzas nacionales”. El MSR que se presentó en 2012 (628 votos), no ha estado
presente. Y AES que obtuvo en aquella ocasión 653 votos, ha optado también por
lo más lógico, no presentarse. En su primera irrupción electoral, el Partido
del Trabajo y de la Justicia –del que nos cuentan que es una escisión de AES–
apenas ha alcanzado 386 votos. En lo que se refiere a FE-JONS puede alardear de
que ha duplicado sus votos, pasando de 2.407 en 2012 a 4.811, esto es del 0,6%
al 0’12%. Pero, obviamente, todo esto es poco, muy poco, apenas nada. Y debería
hacer meditar a la dirección de FE-JONS sobre si vale la pena presentarse,
movilizar militancia, lanzarse a una lucha en la que ningún elemento indica que
pueda obtenerse un progreso neto. Valga todo esto a título de inventario y como
mera anécdota electoral.
Si tenemos en cuenta las
encuestas publicadas antes de las elecciones en las que se daba a Podemos como segunda o incluso como primera
fuerza, lo que estaría claro es que el PSOE ha frenado a Podemos y que el tirón
de esta formación ha sido limitado. Pero
si tenemos en cuenta que tales encuestas suelen ser engañosas e incluso
realizadas, no para reflejar la realidad del electorado, sino para provocar
respuestas, veremos que no solamente Podemos
no ha sido frenado, sino que irrumpe como fuerza nueva y lo hace junto a Ciudadanos, partido desconocido e
inédito en Andalucía, sin arraigo ni liderazgo. Y ambos lo hacen, no tanto por
la calidad de sus candidatos, como por el hartazgo del electorado.
Francia – Andalucía: dos elecciones, un diagnóstico
Lo que confirman las elecciones
andaluzas es el peso de la protesta. Y en esto, van en la misma dirección que
las elecciones francesas: los partidos hasta ahora mayoritarios, ya no lo son
tanto. Su declive es manifiesto en Andalucía y en Francia. Ascienden nuevas
formaciones y lo hacen sacudiendo el mapa electoral. La Ley d’Hondt en España,
el sistema electoral a dos vueltas en Francia, son los subterfugios generados
por cada sistema político para eternizar a los partidos que constituyen sus
columnas vertebrales, el centro-derecha y el centro-izquierda. En ambos casos
estamos ante “democracias formales”, no ante democracias “reales”. Cualquier cosa
que suponga una adulteración y una deformación de la “voluntad popular” es una
falsificación de la democracia y en Francia y en Andalucía, no han faltado
subterfugios para retorcer la voluntad del electorado o simplemente comprarla:
en Francia con el “que viene el coco del FN” y en Andalucía con el
neo-caciquismo que se da especialmente en las zonas rurales y especialmente por
parte de los alcaldes socialistas.
Pero la deformación de la
voluntad popular puede forzarse hasta cierto punto: los resultados obtenidos
por Marina Le Pen en Francia y por Podemos-Ciudadanos,
implican que las reglas del juego se están alterando. Repetir las mismas
consignas, los mismos eslóganes, mentir al electorado durante tanto tiempo y
con tanto cinismo, puede hacerse… mientras no haya un competidor que se recoja
e interprete las reacciones y el sentir de la población. En Francia, ha sido el
Front National; en España, Podemos y Ciudadanos. Se trata de tres siglas bien
diferentes que operan en dos zonas con pocos elementos comunes, pero si hay
algo que suponga el denominador común entre estas fuerzas es: “vienen a
derribar a los que están”.
El FN tiene algo más de cuarenta
años de vida. La República Francesa no se ha hundido por el hecho de que el FN,
cada vez con más frecuencia, llegue a la segunda vuelta de los ciclos
electorales. Veremos si Podemos y C’s logran mantenerse durante tanto
tiempo en las posiciones que hasta ahora van conquistando. Mucho nos tememos
que el “constitucionalismo” de C’s,
termine atrayendo solamente a antiguos votantes del PP decepcionados y que Podemos no obtenga nunca consenso
suficiente para abordar reformas del régimen en profundidad. Así pues, todo
quedará simplemente en lo que Andalucía va a ser ejemplo a partir de ahora:
ejemplo de inestabilidad. Nadie tiene fuerza suficiente como para gobernar en
solitario, pero nadie tiene iniciativa y valor para pactar. Lo dicho, lo que
espera a Andalucía. Lo que espera a España y lo que, seguramente espera a
Francia, es una inestabilidad creciente constituida por gobiernos que nunca
tienen el respaldo de mayorías absolutas y oposiciones extremadamente
fragmentadas en parlamentos progresivamente más atomizados.
Tal es el drama de nuestro
tiempo: nadie tiene fuerza social suficiente como para gobernar, pero tampoco
tiene nadie, ni en Francia ni en España, fuerza para ejercer una oposición que
permita adivinar una alternativa de futuro, mientras persistan las actuales
circunstancias políticas, sociales y económicas. El “frente republicano”, mal
que bien, viene conteniendo al FN desde hace décadas. Se recurre a él cuando
los rostros de los Le Pen alcanzan cotas electorales preocupantes. Pero ese
“frente republicano” supone una oposición a la única oposición posible, el FN,
por parte de quienes han hecho imposible la democracia en Francia. Y en España,
suerte tendremos si esto no termina en una “gran coalición” entre PP y PSOE
para salvarse de la quema que más temen: el que PP, PSOE, C’s y Podemos estén
separadas por pocos diputados en el próximo parlamento nacional. Y con las
cifras que se dieron ayer en Andalucía (región con un mapa electoral y unas
circunstancias difícilmente asimilables al resto de España) es lo más probable
que ocurra.
© E. Milá – Info.krisis – ernesto.mila.rodri@gmail.com –
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