Info|krisis.- La firma
apresurada de un “pacto antiterrorista” entre el PP y el PSOE, con ausencia de
cualquier otro grupo parlamentario, tiene una importancia que excede con mucho
el objetivo que dicen perseguir ambos partidos: combatir el yihadismo. De
hecho, este pacto sirve para cualquier cosa menos para eso. Imaginemos a un par
de cazadores furtivos que suscriben un acuerdo para denunciar el peligro de la
caza para la desaparición de ciertas especies. Algo parecido es este acuerdo
anti-yihadista suscrito por las dos formaciones que son, precisamente, las que
han abierto las puertas al Islam en nuestro país.
La sobreactuación del PP y las responsabilidades reales
Como siempre, los representantes
del PP han sobreactuado. Como Aznar cuando decía que enviaba tropas a Iraq para
“combatir el terrorismo de ETA”, o como cuando Rajoy ve con lente de aumento
cualquier leve mejora en las cifras macroeconómicas, percibiendo una
recuperación que nunca acaba de llegar para el ciudadano de a pie. Ahora ha
sido García-Margallo quien ha afirmado que el “yihadismo es el fenómeno más grave que la humanidad ha enfrentado
desde 1945”. Sobreactuación. El islamismo radical es, efectivamente, uno de
los fenómenos más graves que afronta Europa (no la “humanidad”), pero no desde
1945, sino desde que los EEUU contrataron a Bin Laden para que les hostigara a
los soldados soviéticos en Afganistán o, incluso, desde que Aznar abrió las
puertas a la inmigración islámica en España en 1996.
Y hoy no es el único problema que
padecemos, ni siquiera el de más difícil solución: bastaría con limitar la inmigración
islamista a Europa, endurecer las condiciones requeridas a los islamistas para
obtener la nacionalidad española o reducir la presencia islamista en nuestro
país, para atenuar el fenómeno. Políticas de “prudencia” por un lado y de
“contención” por otro y el problema quedaría resuelto y con nota para cualquier
ministro del interior que se preciara. No, desde luego, para Fernández-Díaz,
quien inspirado por el Papa, afirma que el islamismo no tiene nada que ver con
el yihadismo, ni con la religión.
García-Margallo debería recordar
la alianza de los EEUU con el régimen wahabita saudí, el primer donante de
fondos para la construcción de mezquitas en nuestro país y, sin duda, la
corriente más conflictiva de todo el islamismo mundial, dada de hace más de 70
años. Debería recordar que si hay un “Estado Islámico” cuyas barbarie se
extiende desde Siria a Iraq ha sido por la desestabilización que los EEUU han
llevado a la zona desde 2003 y su irreprimible tendencia a destruir estados
árabes laicos por “democracias de un día” que inmediatamente abren el camino al
fundamentalismo islámico: lo ocurrido en Egipto y en Libia, es significativo,
como también lo fue el hostigamiento del régimen de Saddam Hussein o
actualmente del régimen sirio, último bastión panarabista y laico en la zona.
El yihadismo no nace por generación
espontánea. Hay políticas como la norteamericana (de la que la UE va a
remolque) que desestabilizan las zonas en las que se aplican y generan el caldo
de cultivo para la irrupción del radicalismo islámico.
El yihadismo no es un accidente en la historia, es una proyección del
islam
El pacto anti-yihadista suscrito por el PP y por el
PSOE no servirá para nada en la medida en que no diagnostica bien el fenómeno
que pretende combatir. El yihadismo
emana directamente del Corán: “serán muertos sin piedad, o crucificados, o
amputados de manos y pies opuestos, o desterrados del país. Sufrirán ignominia
en la vida de acá y terrible castigo en la otra. 34. Quedan exceptuados
quienes se arrepientan antes de caer en vuestras manos” (Sura 5)… por poner un ejemplo (de los muchos existentes) de que ya
en los versículos del Corán está prescrita la guerra santa como obligación para
los islamistas (moderados o radicales). Decimos bien, la yihad se prescribe para “moderados y radicales”: “38. ¡Creyentes! ¿Qué os pasa? ¿Por qué,
cuando se os dice: «¡Id a la guerra por la causa de Dios!», permanecéis
clavados en tierra? ¿Preferís la vida de acá a la otra? Y ¿qué es el breve
disfrute de la vida de acá comparado con la otra, sino bien poco...? 39. Si no vais a la guerra, os infligirá un
doloroso castigo” (Sura 9).
Así pues, lo primero para
diagnosticar un problema es situarlo: el yihadismo
es hijo de la religión islámica. Obviamente, en la medida en que el Corán es tomado al pie de la letra por
buena parte de sus fieles, permitir que en Europa circulen ediciones del Corán
incluyendo la docena larga de versículos en los que se incita al asesinato de
infieles, es un suicidio para el Estado que lo permite. Cuando estamos ante el
islam, cuando leemos sus textos, cuando hablamos con sus fieles, inmediatamente
se percibe que no es una religión como otra cualquiera, sino que en la
actualidad es la única que incita a sus miembros a morir y a matar por ella.
Así pues, no puede ser tratada en plano de igualdad con el resto de creencias
religiosas.
Ni el Papa, ni los gobiernos
europeos, ni los redactores del pacto anti-yihadista tienen arrestos
suficientes como para reconocer la naturaleza y la envergadura del problema que
está planteado. La firma de su acuerdo no es creíble, en especial, porque son
ellos, PP con Aznar y PSOE con Rodríguez Zapatero, quienes abrieron de par en
par las puertas al islamismo en nuestro país.
Un PSOE desnortado preparando el futuro
El PSOE está ante una
encrucijada. Veremos cómo le sale la apuesta andaluza después de que Susana
Díaz se encargara de demostrar a sus socios de IU que no es una aliada fiable. Parece
increíble que el PSOE esté buscando una Opción B a Pedro Sánchez a menos de
seis meses de haberlo puesto al frente del partido. Es evidente que ni Sánchez
(ni el resto de candidatos que se enfrentaron a él) daba los “mínimos” que se
requerían para ser el “líder de la oposición”. Y, sin embargo debieron elegir
entre el desgarbado blandurrio de Eduardo Madina o el indigente político pero
con aspecto de tronchamozas, Pedro Sánchez. Y optaron por el segundo que, a las
pocas semanas ya había decepcionado incluso a quienes lo apadrinaron.
Fue entonces cuando los “barones”
del PSOE activaron el Plan B: Susana Díaz. El plan consistía en celebrar
elecciones anticipadas en aquella comunidad, rodearla de un halo triunfal y con
la carta de unos excelentes resultados allí, catapultarla a la palestra
nacional en las próximas elecciones generales. Para ello, había, literalmente,
que arrojar al basurero a los miembros de IU que actuaba en coalición con el
PSOE-A. Con ello y con la irrupción de Podemos,
el partido de Cayo Lara quedaba literalmente desmadejado y sin posibilidades de
ser algo más que un grupo residual, sino extraparlamentario. Por otra parte,
queda ver si en los próximos tres meses, los juzgados no terminan implicando a
buena parte de los candidatos de la lista socialista andaluza en el escándalo
de los EREs o en el más reciente de los cursos de formación (que afectan ¡hasta
el 95%! de los cursos de este tipo dados en Andalucía). Sin olvidar que las
tasas de paro y de paro juvenil en Andalucía sólo tienen rival con las que se
dan en Cataluña.
En cualquier caso, el problema
del Plan B es que no está claro con quién fuera a gobernar Susana Díaz en caso
de obtener mayoría relativa. No con Podemos,
ni desde luego con IU que igual ni siquiera llegue a obtener diputados. En esas
condiciones, va a resultad difícil extrapolar el “éxito” andaluz al resto de
España. Y cabe preguntarse si en un país que ha oído hablar mucho del caso de
los EREs o de los cursos de formación fraudulentos y que sabe que los dos
predecesores de Susana Díaz al frente de la Junta de Andalucía están imputados
por tales corruptelas, el PSOE andaluz es un ejemplo o un llamamiento a votar a
cualquier otra opción.
Es evidente que la derecha está
intentando ayudar a Pedro Sánchez y al PSOE en la ofensiva que este partido
está soportando por parte de Podemos
y que ya lo sitúa en todas las encuestas y desde hace un par de meses, por
detrás de la nueva formación. Las campañas de prensa –muy ingenuas, por lo
demás- contra los dirigentes de Podemos
realizadas por los medios de la derecha, son el capote que precisa el PSOE ante
la marejada que se le viene encima. Pero con esto no basta. Para el PP, el
riesgo no es que el PSOE lo gobierne Susana Díaz, Pedro Sánchez, Luis Candelas
o el diablo en persona. El peligro es que la sigla socialista se desplome por
completo. Con la firma del pacto anti-yihadista,
el PP apuntala al PSOE, le ofrece la posibilidad de “chupar cámara” cuando se
desencadene algún atentado de este tipo, le evita quedar ya hoy como fuerza
marginal de la que nadie se preocupa ante la evidencia de su desplome.
Pacto anti-yihadista ¿para qué?
El pacto anti-yihadista podía haberse evitado. En
España existe una legislación antiterrorista y un código penal suficientes como
para combatir la amenaza yihadista.
Hubiera bastado con dos modificaciones legales: una en la ley de libertad
religiosa, excluyendo al Islam de la ley a la vista de la brutalidad de las
prescripciones coránicas y otra en la ley de inmigración, exigiendo a los
inmigrantes procedentes de países islámicos y a los que deseen obtener
nacionalidad española, el juramento de rechazar el yihadismo y denunciarlo a las autoridades.
Este pacto no va a servir
absolutamente para nada. Ni se diagnostica bien el problema, ni se habilita
otra cosa más que medios policiales para combatirlo, pero en absoluto medios
políticos. No se reconoce que el yihadismo
“español” es el resultado de 20 años de llegada descontrolada y masificada de
inmigración. No se establece una relación de causa a efecto, entre el islamismo
religioso y el yihadismo terrorista…
Pero la idea del pacto no es que
sirva para combatir algo que nuestro arsenal legislativo podría afrontar con
creces (con tal de que existiera voluntad política para ello). La idea del
pacto es preparar el futuro para los dos grandes partidos. De hecho, este pacto
es la primera medida tomada en dirección a la “Gran Coalición” que desde hace
años vienen predicando desde Alemania los patrones del PP y del PSOE, las
fundaciones Adenauer y Ebert que financiaron durante la transición a ambos
partidos (siendo el pago, la aceptación del infamante acuerdo de adhesión de
España a la Unión Europea que solamente beneficiaba a la industria alemana).
Si no se llega a las próximas
elecciones generales con una visible mejora en la economía, en el empleo y en
los salarios (y va a ser muy difícil que así sea), el PP seguirá siendo el
partido mayoritario, pero distará mucho de la mayoría absoluta para gobernar.
Necesitará un apoyo parlamentario que ya no encontrará en los nacionalismos
periféricos (entre otras cosas, porque CiU corre también peligro de quedar empequeñecida).
Solamente existe la posibilidad de que el PSOE (o lo que quede de él) preste
ese apoyo. Una “Gran Coalición”, pero menos…
Es en este contexto en el que hay
que situar el pacto anti-yihadista: su intención no es tanto combatir aquello
que no se es capaz de diagnosticar, sino preparar el camino para un pacto que
garantice que el régimen creado en 1978 va a seguir existiendo tal y como fue
creado. Y, mientras, si hay algún atentado yihadista, tranquilos, Rajoy y el
“líder de la oposición”, presidirán juntos los funerales.
© Ernesto Milá – infokrisis – Ernesto.mila.rodri@gmail.com –
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