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jueves, 30 de octubre de 2014

2009: Manifiesto contra la corrupción (algunos fragmentos a recordar)


Info|krisis.- Me he encontrado este texto que pertenece a un documento que redacté en 2009, hace ahora cinco años. Eran otros tiempos pero el clima de corrupción que se vivía entonces parecía asfixiante. Durante este tiempo han aparecido otros muchos casos de corrupción, pero muy pocos de ellos se han sustanciado en juicio público y apenas dos o tres han concluido con la condenad de los imputados y su ingreso en prisión. Vale la pena recordar lo escrito entonces porque se añaden unas propuestas para resolver el problema. 


No hay territorio del Estado que se vea libre de corrupción. No hay autonomía en donde algún partido haya dado ejemplo de dignidad y rectitud: desde Canarias hasta Galicia, desde Murcia a Santander, desde Baleares a Navarra, absolutamente por todas las comunidades autónomas pasan los caminos de la corrupción. Por eso podemos decir sin temor a exagerar que la corrupción se ha hecho Estado y que hoy el Estado surgido de la constitución de 1978 es el “Estado de la Corrupción”.
Contra la corrupción 

Hoy la sociedad española no está dividida entre “derecha” e “izquierda”, sino entre quienes sufren la crisis y quienes permitieron que la crisis económica se apropiara de este país. 

Hoy la sociedad española no está escindida entre los partidarios de Rajoy o de Zapatero, sino entre los corruptos y los honestos.

Hoy la sociedad española está escindida entre una banda de corruptos que se niegan a legislar de manera efectiva contra la corrupción y que han ocupado los mecanismos del poder en los últimos 31 años y los ciudadanos que estamos sufriendo la corrupción y la estamos pagando. 

Ante la corrupción no hay derechas, ni izquierdas. Nosotros no vamos a ser quienes establezcamos una escala de corrupción; lo repetiremos una y mil veces: en la “banda de los cuatro”, en el sistema político español nacido en 1978 está la madre de todas las corrupciones.


Ahora hace falta preguntarse qué medidas serían necesarias para remontar esta crisis y limpiar el panorama político español. 

- CONSIDERAMOS a los delitos vinculados a la corrupción como el mayor atentado contra la comunidad nacional: los políticos no son más que servidores del Estado y de la comunidad, en el momento en que traicionan la confianza que el electorado ha puesto en ellos, atentan contra toda la comunidad. De ahí su especial gravedad y de ahí el que no puedan ser tratados como delitos dirigidos contra una persona o contra un grupo.

- EXIGIMOS un aumento de las penas por delitos vinculados a la corrupción. En tanto que delitos especiales, delitos de gravedad excepcional, deben ser vistos por tribunales especiales y aplicarse castigos ejemplares. Ante casos de corrupción no puede existir prescripción. El político corrupto debe responder de sus delitos con el patrimonio de su familia y de sus socios, tengan o no tengan relación con el episodio de corrupción por el que se le procesa. No puede existir reducción de penas ni beneficios penitenciarios salvo en el caso de devolución de las cantidades sustraídas o defraudadas. Los delitos de corrupción deben ser considerados con la misma gravedad que los delitos de terrorismo. Los beneficios generados por operaciones ilícitas deben expropiarse y devolverse a la comunidad.

- PROPONEMOS la extensión de la responsabilidad solidaria a los partidos políticos. Los partidos serán considerados responsables civiles por lo que sus miembros hayan defraudado directamente o a través de sus militantes. Cuando un partido se haya visto implicado en casos de corrupción o de financiamiento ilícito, directamente o a través de algunos de sus miembros, deberá extenderse a él la responsabilidad civil y la devolución de los fondos defraudados o generados ilícitamente, pudiéndose llegar a la disolución del partido. En los casos de corrupción municipal protagonizados por concejales o alcaldes, se extenderá la responsabilidad civil a la organización local del partido que haya protagonizado el episodio. Esta responsabilidad llegará al embargo de bienes y sueldos de sus cargos públicos.

- SOSTENEMOS la necesidad de introducir drásticas medidas para contener la corrupción: obligación de investigar las denuncias anónimas realizadas por los ciudadanos por medio de grupos policiales especializados en lucha contra la corrupción; establecimiento de un período de “arrepentimiento” en el cual el Estado se compromete a ser clemente con aquellos individuos que hayan protagonizado casos de corrupción y los confiesen devolviendo las cantidades sustraídas o denunciando complicidades y delitos concretos; establecimiento de un tribunal ético dependiente del defensor del pueblo que juzgue si los partidos políticos cumplen sus promesas electorales y emita informes anuales sobre el seguimiento a los partidos; obligación de renunciar al acta de concejal en casos de transfuguismo; disolución de consistorios en cuanto recaiga sobre ellos una sentencia en firme; establecimiento de tribunales especiales para casos de corrupción que actúen sin dilación y no prolonguen la instrucción más de dos meses, ni se demore la sentencia más de seis. 

- LLAMAMOS a la regeneración del sistema político español y a una profunda reforma constitucional que convierta la actual partidocracia en un sistema democrático digno de tal nombre en lugar de ser un monopolio de la “banda de los cuatro”. Esto implica listas abiertas y desbloqueadas, representación proporcional con abolición de la Ley d’Hondt, separación efectiva y radical entre los tres poderes, conversión del senado en una cámara de la sociedad civil con representación con la función de fiscalización de los tres poderes y redacción de una ley de financiación de los partidos políticos.

Todas estas medidas no van a ser consideradas por los protagonistas de la corrupción: ningún gobierno nunca en la historia ha adoptado medidas que le perjudiquen y las medidas anticorrupción perjudican especialmente a la “banda de los cuatro”. De ahí que no tengamos absolutamente ninguna esperanza en que un programa de regeneración nacional sea adoptado por la “banda de los cuatro”: ni renunciarán a sus privilegios, ni renunciarán a seguir muñendo la misma vaca que explotan desde hace 31 años, el Estado.

Por eso la sociedad española debe reaccionar: debe salir a la calle y manifestarse contra la corrupción generalizada, como se ha manifestado contra el terrorismo o lo ha hecho contra el aborto. Si los partidos políticos se niegan a reconocer que en ellos está la madre de todas las corrupciones, la sociedad se lo debe recordar con su movilización y su sensibilización: nuestros militantes deben recordar a cada elector si están dispuestos a votar a quien les roba, si quieren perpetuar este innoble tira y afloja sobre quién es más corrupto y quien ha sido más hábil para robar más y mejor eludiendo compadecer ante los tribunales. Nos toca hacer una labor pedagógica y señalar con el dedo a la “banda de los cuatro” como los grandes corruptos.

Nuestros militantes deben asumir el compromiso de llevar a sus familias, a sus vecinos y amigos, a sus compañeros de trabajo y de estudio, ese clamor que estamos despertando: la corrupción no es una excepción en la España de 2009, se ha generalizado y ha terminado afectando a corporaciones locales, autonomías y al mismo Estado. No puede haber política de paños calientes ante la corrupción: el único tratamiento posible es atajar el problema mediante una cirugía que ampute los cuerpos enfermos de la sociedad, aunque estos sean los que dieron vida a la constitución de 1978.

¡Todos contra la corrupción! ¡Regeneración nacional!

¡Todos contra la banda de los cuatro y sus corruptelas!

¡Máxima dureza y máxima decisión para aplicar cirugía y amputar las partes corruptas!

 ¡Vigilancia y dureza extrema en la lucha contra la corrupción!

¡Ni un solo voto para la “banda de los cuatro”! ¡Que no haya piedad para los corruptos!

26  de octubre de 2009