Strasburgo hace dos semanas dio a Mariano Rajoy
la que probablemente ha sido su única satisfacción en 2013. Vale la pena hacer
la génesis de todo este problema y recordar algunos de los puntos esenciales
del acontecimiento en los que Rajoy no queda, desde luego muy bien parado.
Digamos, en principio, que desde que se inició este reiterativo tema del “proceso
de paz” las cosas son incomprensibles para la opinión pública. Veamos algunos
de los misterios acumulados hasta ahora:
1) ¿Cómo era posible que desde 2002 las
detenciones de miembros de ETA se hicieran habituales en células que incluso no
habían entrado en acción y estaban todavía en proceso de formación?
2) ¿Cómo era posible que lasa detenciones
solamente afectaban a un sector de ETA, el de los oponentes a “Josu Ternera” y,
de paso, cómo era posible que, desde 2002 (cuando abandonó su puesto de diputado
autonómico y volvió a entrar en la clandestinidad), el único miembro de la
dirección de ETA que no había sido detenido era, precisamente, “Josu Ternera?
3) ¿Qué elemento dio al malhadado presidente
José Luis Rodríguez Zapatero la seguridad casi teológica de que el “proceso de
paz” llegaría a buen puerto? ¿En qué se basaba para arrojarse a tumba abierta a
un proceso con el que quería pasar a la historia como “el pacificador”?
¿Simplemente en su “optimismo antropológico, o es que disponía de datos que no
se hicieron públicos?
4) ¿Por qué el proceso de paz de interrumpió
tras el atentado a la T-4 en el aeropuerto de Madrid y no se interrumpió cuando
se detectaron movimientos de militantes de ETA, robos de armas, etc.? ¿Fue
solamente por los dos muertos accidentales?
5) ¿Cómo fue posible que ETA reanudara las
conversaciones de paz con Zapatero justo cuando éste ya estaba desahuciado en
todas las encuestas y desde 2009 a ningún analista se le escapaba que sería Rajoy quien le sustituiría?
6) Y finalmente, ¿a qué viene esa rapidez en
aplicar la sentencia del Tribunal de Strasburgo?
Son seis preguntas que la lógica, el sentido
común y las hemerotecas contribuyen a explicar con una facilidad pasmosa y a
partir de las cuales es posible elaborar una hipótesis de trabajo que puede
resumirse así: el proceso de paz ya está cerrado y solamente falta aplicarlo y
se basa en la “integración” de ETA en las instituciones a cambio de la puesta
en libertad de los presos. Todo lo que estamos viendo desde hace diez años es
una comedia escenificada por las partes que entran en juego en el drama: algunos
mandos policiales de la lucha antiterrorista, Josu Ternera, Zapatero, Rajoy, y
en el que solamente se han excluido a las víctimas del terrorismo y a quienes
creemos que la acción de ETA en los último 38 años no es sino la acción de unos
psicópatas, asesinos en serie.
En esta ocasión, como siempre, la verdad está ante nuestros ojos, accesible solamente si tenemos el valor para mirarla de cerca y eludir los datos superfluos interpolados, las pistas falsas, la retórica de comunicadores y tertulianos, y nos ceñimos solamente a los hechos desnudos en su absoluta, terrible y dramática simplicidad.
Veamos las respuestas:
1) ¿Cómo era posible
que desde 2002 las detenciones de miembros de ETA se hicieran habituales en
células que incluso no habían entrado en acción y estaban todavía en proceso de
formación? Evidente,
había un “topo” dentro de ETA, un topo intocable para los etarras y presentado
por los medios de comunicación como el jefe indiscutible de la banda, lo que
contribuía a hacerle todavía más odioso ante la opinión pública y a aumentar su
crédito dentro de la organización terrorista. Las detenciones de etarras eran
demasiado continuas, demasiado limpias, demasiado casuales, y lo peor es que la
mayor parte de ETA no reaccionó a lo que era evidente: que estaba siendo
traicionada desde dentro. Quien lo hizo, “Txeroki”, optó por crear una
estructura paralela partiendo de cero y completamente al margen del resto de la
organización. Prueba inequívoca de que algún miembro de ETA empezó a sospechar
que alguien les estaba traicionando.
2) ¿Cómo era posible
que lasa detenciones solamente afectaban a un sector de ETA, el de los
oponentes a “Josu Ternera” y, de paso, cómo era posible que, desde 2002 (cuando
abandonó su puesto de diputado autonómico y volvió a entrar en la
clandestinidad), el único miembro de la dirección de ETA que no había sido
detenido era, precisamente, “Josu Ternera? Evidente, si desde su entrada en
clandestinidad en 2002 hasta nuestros días, solamente hay un miembro de la
dirección de ETA que no ha sido detenido… es evidente que el “topo” es
precisamente él. Se llegó, incluso, en el Caso Faisán a que los propios “investigadores”
advirtieron a los etarras de que se iba a producir una redada. ¿Por qué? Por
que los etarras advertidos pertenecían al círculo íntimo de Josu Ternera.
3) ¿Qué elemento dio
al malhadado presidente José Luis Rodríguez Zapatero la seguridad casi
teológica de que el “proceso de paz” llegaría a buen puerto? ¿En qué se basaba
para arrojarse a tumba abierta a un proceso con el que quería pasar a la
historia como “el pacificador”? ¿Simplemente en su “optimismo antropológico, o
es que disponía de datos que no se hicieron públicos? Evidente: porque los asesores de la
“lucha antiterrorista” habían informado a Zapatero de que el “líder de ETA”
estaba a favor del proceso de paz y había prestado hasta ese momento colaboraciones
suficientes como para creer en su palabra. Si se examina la prensa de la época,
solamente había dos posibilidades para justificar el optimismo de Zapatero, o
bien era completamente imbécil, o bien tenía información privilegiada sobre el
interior de ETA (y esta solamente podía ser la seguridad dada por su jefe de
que se llegaría a un acuerdo). Dicho de otra forma: lo que Ternera proponía
era: UN ACUERDO A CAMBIO DE SU SEGURIDAD (acuerdo que se ha cumplido a rajatabla)
y probablemente de la policía no insistiría mucho en quién se quedaba con el “tesoro
de guerra” de ETA, cuestión clave y que habitualmente se olvida: una
organización que durante décadas se ha dedicado al racket, a los secuestros, a
tráficos de todo tipo, ha almacenado tal cantidad de fondos cuyo control final
es fundamental para determinar la desembocadura de un “proceso de paz”.
4) ¿Por qué el proceso
de paz de interrumpió tras el atentado a la T-4 en el aeropuerto de Madrid y no
se interrumpió cuando se detectaron movimientos de militantes de ETA, robos de
armas, etc.? ¿Fue solamente por los dos muertos accidentales? Evidente: porque la correlación de
fuerzas en el interior de ETA, demostró que Josu Ternera había perdido la
preeminencia y que quien estaba dirigiendo la banda terrorista era, simplemente,
Txeroki, un irreductible con el que era imposible negociar. A partir de ahí era
necesario interrumpir el “proceso de paz” hasta que no se restableciera la
normalidad, esto es hasta que Txeroki fuera detenido y en la mesa de
negociaciones se sentaran de nuevo Josu Ternera y/o sus representantes. Como
así ocurrió: Txeroki fue detenido y unos meses después se reemprendieron las
conversaciones de paz.
5) ¿Cómo fue posible
que ETA reanudara las conversaciones de paz con Zapatero justo cuando éste ya
estaba desahuciado en todas las encuestas y desde 2009 a ningún analista se le
escapaba que sería Rajoy quien le
sustituiría? Evidente:
ETA no iba a negociar con un gobierno desahuciado políticamente y que en año y
medio debería abandonar el poder. Si ETA accedió a sentarse en la mesa de
negociaciones de nuevo fue porque tenía la seguridad de que el proceso sería
proseguido por Mariano Rajoy, quien debió de ser informado de las
conversaciones y de cómo se desarrollaría el proceso. De no tener esta
seguridad, ETA hubiera esperado a la formación del nuevo gobierno del
centro-derecha para reabrir la negociación.
6) Y finalmente, ¿a
qué viene esa rapidez en aplicar la sentencia del Tribunal de Strasburgo? Evidente: hasta la sentencia del
Tribunal Europeo a Mariano Rajoy le era prácticamente imposible el empezar a
aplicar uno de los puntos pactados: el inicio de la liberación escalonada de
los presos… a pesar de que en los dos últimos años, con diferentes excusas,
habían sido puestos en libertad varios notorios matarifes de la banda,
simplemente para indicar a ETA la “buena voluntad” del gobierno y, al mismo
tiempo, la imposibilidad de ir más rápido en la aplicación de la amnistía
encubierta. La sentencia de Strasburgo ofrecía esta posibilidad. Y ha sido
significativa la rapidez con la que las instituciones españolas la han
aplicado, especialmente desde el momento en que se ha difundido la noticia de
que la mayor parte de países europeos tienen sentencia de Strasburgo sin
ejecutar durante más de cinco años y que en nuestro país hay también otras ocho
sentencia que llevan más de dos años esperando ser ejecutadas. Es falso que “Europa”
obligue a cumplir la sentencia. Lo que ocurre es que la sentencia facilita la
explicación de Rajoy a su propio electorado (las víctimas del terrorismo,
masivamente, le han apoyado hasta ahora).
¿Alguna conclusión? Evidentemente varias. La primera de
todas es que en la “lucha antiterrorista”, nada es lo que parece. Pero hay un
cabo suelto: la lógica y el sentido común. A lo largo de estas seis preguntas y
respuestas hemos seguido toda la trayectoria de un gigantesco fraude a la
justicia, a la verdad y a la esperanza. Un fraude que demuestra: 1) que no
siempre ganan “los buenos”, 2) que aquello que la clase política dice no tienen
ningún punto de contacto con la realidad, 3) que el Estado débil siempre
negocia con bandas criminales si la negociación sirve para mejorar su imagen,
4) que los medios de comunicación, especialmente en estos momentos que precisas
subvenciones y publicidad para sobrevivir, acceden a encubrir sistemáticamente
las peores infamias de quien les paga y 5) que estamos asistiendo a una infame
comedia en el que cada parte asume el rol que le corresponde (el PP expresando “dureza
y resignación” por la sentencia, los etarras sacando pecho, el gobierno
explicando que se ve “obligado a acatar la sentencia”) y en el que las únicas
víctimas son 1) las víctimas del terrorismo 2) la verdad y 3) toda una sociedad
que no se merece asistir a representaciones teatrales de tan bajo calado.
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