Info-krisis.- El Caso Bárcenas parece dar la sensación de que
finalmente se dado con el núcleo duro de la corrupción en el PP. Por fin, se
tiene la constancia de que un presidente del gobierno cobra en “B”. Así pues,
el PP es -se nos dice- un partido de corruptos… No vamos a ser nosotros quienes vamos a negar esta afirmación. Pero es bueno que las hojas nos dejen ver el bosque. En
efecto, el problema no es si el PP ha sido pillado en falta (como hace veinte
años el caso Malesa, Filesa y Time Export demostró que también el PSOE
utilizaba canales ilegales de financiación o que el GAL había pasado de ser una
iniciativa para acabar con ETA a un intento –triunfal, por lo demás- de saquear
los fondos reservados del ministerio del interior) sino reconocer que la corrupción
abarca a todas las instituciones, a todos los partidos y a todas las
autoridades de la nación. Y es que, aquí, compañeros, aquí no se salva ni dios. Y todo lo
que sea protestar ante Génova, pero no hacerlo ante Ferraz o ante la sede
catalana de CiU, y, por supuesto, ante las sedes de los sindicatos, ante el
Palacio Real o ante el congreso de los diputados o frente al senado, todo lo que no sea eso, es no ver
el bosque de la corrupción y maravillarnos solamente con el negro oscuro de las
hojas.
¿Qué ha pasado en los últimos
meses en España? Ha pasado que el PP se equivocó cargando contra CiU desvelando algunos de entre sus más sórdidos casos de corrupción para
inducirle a que desactivara su plan independentista.
Es evidente que CiU apenas podía
hacer gran cosa ante esta embestida, sino prepararse para lo peor, ser
consciente de que el gran beneficiado sería ERC y Ciudatans y repetir por activa y por pasiva aquello
de que todo se trataba de un “ataque contra Cataluña”. El “servicio de
información” de los Mossos d’Esquadra no daba para mucho más, así que CiU no pudo
por menos que espolear a su inquilino (los Pujol, como se sabe, compraron el edificio en el
que está la sede de PRISA hace unos años) para que desencadenada la ofensiva
contra el PP. De ahí que en pocas semanas el caso Bárcenas haya pasado a
primera plana.
Y, luego, naturalmente, estaba el
PSOE que seguía con cadáveres en el armario. Como todas las fundaciones la del
PSOE, "Ideas", que había surgido de la fusión de otra cuatro entidades menores, era la que peor olía. Así que era fácil revisar superficialmente sus cuentas y
encontrar también aquí falta y pecado. Un par de “golfos”, Carlos Mulas y
señora, pagaron el pato no siendo más culpables que cualquier otro.
En Barcelona se cuenta una
historia. Hace un par de décadas, uno de los dirigentes del PP de la época, un
tal Lacalle, fue también “pillado en falta”. Al parecer le habían entregado un
dinero a modo de subvención para el PP, que él, a su vez, no había entregado al partido… Vidal-Quadras,
ironizando, vino a decir que sí, que eso lo hacía todo el mundo, pero que a
Lacalle lo habían pillado. Y tenía toda la razón: aquí, vale la pena que no lo
olvidemos, se lo lleva crudo toda la clase política, lo que ocurre es que
algunos, por su imprudencia, por su mala cabeza, por sus limitaciones o, simplemente, por su estupidez y descaro, los pillan de marrón. En
especial a los que se creen impunes: son los Bárcenas, los Urdangarín, los Mulas…
El régimen político español está
basado en lo que durante la guerra fría se llamó “destrucción mutua asegurada”
que se basa en aquello de “yo no te acuso para que tu no me acuses, porque si
tú me acusas a mí y yo te acuso a ti, ninguno de los dos sobrevivimos. Así que
mejor guardar las acusaciones en el cajón de los dossiers: tu sabes que yo los
tengo y yo sé que tu los tienes y nos callamos para garantizar que seguiremos
medrando por los siglos de los siglos”. No sé si he logrado transmitir el contenido la “ley
de hierro” del régimen nacido en 1978.
Lo que ha ocurrido es que el PP
quiso abrir un “frente parcial” contra CiU (en un intento de desactivar su
independentismo), olvidando que no existe “clase política catalana corrupta”,
solamente, sino que ésta forma parte de una “clase político-mediática corrupta
y corruptora”.
Bárcenas existen muchos. No solo
en el PP sino hasta en el último partido que goce del favor mediático. El
problema no es si ha repartido sobres a mansalva –que seguro que los ha
repartido- sino de dónde vino ese dinero. Es fácil intuirlo: de industriales,
empresarios y especuladores que querían acceder a contratos públicos o a
información privilegiada. Para poder hacerlo, hay que realizar anticipos como signo de buena voluntad. Lo hacen todos lo que tocan poder. ¿O es que pensáis
que todos esos miles de millones de euros dados graciosamente a las ONGs y a
las asociaciones más absurdas se dan gratuitamente? ¿Es que ignoráis que
conllevan una contrapartida en comisiones (yo te doy tanto y tu me das la
comisión de cuanto)? ¿Es que ignoráis que en los préstamos internacionales al
desarrollo, TODAS, ABSOLUTAMENTE TODAS las partes que participan en la
negociación reciben su comisión que nunca es más baja de un 5%? ¿Por qué creéis
que todos los presidentes del gobierno y todos los que han ostentado algún
cargo en el que se han distribuido subsidios y subvenciones abandonan el cargo
“calzados y bien calzados”? Y, la pregunta del millón ¿por qué los medios de
comunicación no aluden a nada de todo esto?
Esto se evitaría mediante una
“ley de financiación de partidos” que apenas costaría un par de días de debate
en el parlamento y media hora de votación en el senado. Es obvio porqué los
partidos no quieren saber nada de este tema.
Pero aún hay más: la mayor
corrupción no es esta sino que, además, se emplee dinero público en la
financiación de entidades de derecho privado como son partidos y sindicatos.
Hace falta movilizarse contra la
corrupción, aquí y ahora, ya, pero hace falta tener en cuenta que allí donde
hay un partido mayoritario allí hay una banda de corruptos. Hace falta, sobre
todo, no olvidar que nos encontramos en una etapa de crisis política (de fin de
régimen) en la que la corrupción se ha enseñoreado de todo el sistema, de
arriba (desde la monarquía) hasta abajo (los ayuntamientos). El régimen de
1978, régimen de la corrupción, agoniza. No cometamos el error de ignorar el
por qué: por haber incubado durante tres décadas corrupción y por haberlo
negado por activa y por pasiva con argumentos como “los políticos corruptos son
una excepción”, “la clase política, en general, es honesta”, zarandajas que ya
no sirven.
© Ernesto Milá – infokrisis –
ernesto.mila.rodri@gmail.com