INDICE GENERAL (en fase de elaboración)

miércoles, 21 de marzo de 2012

Toulouse: nada es lo que parece


Infokrisis.- Tiene gracia que hoy precisamente hayan inhabilitado mi perfil de Facebook. No ayer, ni hace un mes, ni siquiera dentro de una semana, sino hoy, precisamente cuando el que suscribe se preparaba para ejercer sus dotes de videncia. Ayer lo comenté con quienes tuve ocasión: “El asesino de los niños judíos, será sitiado, morirá y la gran prueba de su responsabilidad en el crimen será… la cámara y la filmación que realizó”. Era fácil preverlo, ¿de qué otra manera podía encajarse la anormalidad de un asesino que llevara una cámara? Simplemente para autorresponsabilizarse: aquel a quien se encuentra con la cámara a dos metros de su cadáver, aquel será, impepinablemente, el asesino de los niños judíos. El crimen, una vez más, apesta a servicios de inteligencia (o a “agencias de intoxicación”). Ahora explicaré por qué. 

jueves, 15 de marzo de 2012

Preparando el tablero para la agresión judía


Info|krisis.-¿Qué está pasando en Siria? Hace falta plantearse en batería una serie de cuestiones sin las que es imposible entender y valorar lo que está pasando en ese país. Digamos para empezar que el régimen sirio es como cualquier otro régimen árabe laico, alejado de una democracia pero alejado también del fundamentalismo islámico. Tolerante en lo relativo al origen religioso de sus funcionarios, tiene, como cualquier otro régimen no europeo, un modelo que no es, desde luego, democrático (¿por qué habría de serlo, por cierto? O es que obligatoriamente los países no europeos deben ser democracias a la europea, como si esta forma de gobierno fuera la panacea…). Gobierna el Baas, partido laico que ha generado unos niveles de corrupción que no son ni mejores ni peores que los de cualquier otro país de la zona. Dicho lo cual, vale la pena formular tres preguntas:

lunes, 5 de marzo de 2012

¿Es defendible el Estado de las Autonomías?



Info|krisis.- Era 1975 y se nos decía: “el Estado tiene que descentralizarse” y todos pensamos, “sí, el Estado tiene que descentralizarse”. A fin de cuentas no era normal que para matricular un coche en Barcelona hubiera que enviar los papeles a Madrid. Por otra parte, en lo que estábamos todos pensando era en que los centros de decisión estuvieran cerca de los ciudadanos. Eso debía ser democracia. Y dijimos, bueno, de acuerdo... descentralicemos.
La primera sorpresa vino porque, una vez se aceptó esto, se nos dijo que había una serie de instituciones radicadas en el extranjero a través de las cuales debía de iniciarse la descentralización. La Generalitat de Catalunya, por ejemplo, seguía existiendo y en Francia vivía alguien que se decía su presidente, un anciano de rostro venerable y no particularmente malvado que atendía al nombre de Joseph Tarradellas. Durante la guerra civil no había tenido un comportamiento particularmente sectario y, en realidad, todo lo que decía tenía sentido común. Era cierto que traer a Tarradellas como presidente “legítimo” de la Generalitat de Catalunya en el exilio parecía dar la razón a los que consideraban que eso equivalía a retrasar las manecillas del reloj de la historia la friolera de 40 años. Además, aquella Generalitat nació en un contexto histórico muy diferente –la república- por lo que encajaba como una cerradura en un ano de un elefante. Y por lo mismo, también existía un presidente de la República en el exilio, así que ¿por qué no lo traíamos también, le entregábamos el poder y le dábamos una pensioncilla? ¿Y por que se trajo a Tarradellas y no se hizo lo mismo en Euzkadi? Pero, lo cierto es que, a la vista de que Tarradellas en todas sus declaraciones parecía ser uno de los políticos más razonables de la transición, ¿por qué no traerlo a España y concederle de manera no democrática la presidencia de la Generalitat restaurada? Y se le dio.