INDICE GENERAL (en fase de elaboración)

domingo, 17 de octubre de 2010

NOTA BIOGRAFICA SOBRE ERNST VON SALOMON

Infokrisis.- El presente texto que reproducimos ha sido extraído de la obra Retrato del Aventurero de Roger Stephane, Ediciones de la Flor, Buenos Aires 1968, páginas 177-182. Resume los puntos más significativos de la vida, de la obra y del sentir de Ernst von Salomón. Estas notas tienen todavía más valor en la medida en que han sido extraídas de un autor que, globalmente, condena la obra de von Salomón y todo lo que ello significa. Aún así, resulta imposible desfigurar la vida de un espíritu volcado a la acción y a la aventura.


Ernst von Salomon nació en Kiel el 25 de septiembre de 1902. Su padre había nacido en Inglaterra y su madre en Rusia, a pesar de lo cual adoptaron la nacionalidad prusiana, opción que fue reivindicada por su hijo: Yo sé que de no haber nacido prusiano, lo hubiera sido por elección[1].
Descendía sin embargo de la pequeña aristocracia franco-alemana: un Salomon, Louis Frederik Cassian de Salomon, participó en el complot de Pichegru contra Napoleón.
Su padre estaba al servicio del Estado: para un prusiano, ser comisario de policía no era carecer de dignidad.
Bautizado en la religión católica, Ernst von Salomon desarrolló un agnosticismo consciente[2]. Lo enviaron a Karslruhe, en la región de Bade, donde asistió a los cursos de un instituto que preparaba jóvenes para ingresar en el Cuerpo de Cadetes del Emperador.
Si bien sólo contaba doce años cuando estalló la guerra, no por ello resultó menos sensible a la exaltación patriótica y militarista que se suscitó en Alemania.
A los dieciséis años, cuando su país se ve obligado a firmar el armisticio, vive este hecho como una humillación personal.
La Primera Guerra Mundial concluyó tanto para Alemania como para Francia en 1918, pero para los adolescentes alemanes "continuó" en las guerras que sostuvo Alemania en Polonia o en Litúania.
Se constituyeron los cuerpos francos de la Alta Silesia y del país báltico, por el año 1921 y Ernst von Salomon participó en unos y otros.
Conducido por jóvenes oficiales que no habían podido aceptar el fracaso, atribuido a los tratados, parecían querer demostrarles lo que podían lograr el valor y la fuerza de voluntad puestos al servicio de cierto concepto de nación. Los jóvenes oficiales se desquitaron en el este del fracaso sufrido en el oeste. El arbitraje aliado que restituyó a Alemania la fracción de Silesia conquistada por estos cuerpos francos, justifica su existencia y consagra su acción.
Al regresar de estas campañas, Ernst von Salomon no perdió contacto con sus compañeros. Para ganarse la vida fue empleado de seguros, y luego bancario. Instaló un pequeño local de cambios como los que pululaban en la Alemania inflacionista y, simulando consultar telefónicamente los valores en plaza de papeles extranjeros, pagaba, a los clientes poco informados y despiertos, sumas inferiores al valor real de la moneda que le habían ofrecido[3]. En Alemania los grupos de conspiradores nacionalistas se multiplicaban. Von Salomon integró dieciocho de estas asociaciones: de una de ellas emergió Hitler. Además, participó en el complot que costaría la vida al ministro de Relaciones Exteriores, Walter Rathenau. Ernst von Salomon afirma que el antisemitismo no desempeñó el menor papel en este asesinato: Con su voz pausada Ernst Jünger me preguntó: «¿Por qué no tiene usted el coraje de decir que Rathenau murió porque era judío?". He recibido cartas hasta de Palestina preguntándome lo mismo, y cada vez respondí: "Porque no es cierto”[4].
Nada permite poner en duda la sinceridad de von Salomon. Las razones de este joven nacionalista eran suficientes[5]: como hombre de Estado, Rathenau había tomado partido con respecto a la derrota de 1918, el Tratado de Versailles y todas las servidumbres impuestas a Alemania. Creía que Alemania sólo podía reconstituirse a partir del estricto cumplimiento de todas las cláusulas de los tratados .internacionales que acababa de firmar, para obtener de esta manera, de la Sociedad de las Naciones, una especie de certificado de buena conducta. Todo político que compartiera el respeto por estos tratados debía ser "suprimido"[6]. Por otra parte, Rathenau tenía formación o cultura burguesa. Participaba del humanismo optimista de comienzos de siglo: su encuentro con Gide no es puramente casual.
Hemos visto más arriba la "alergia" de von Salomon frente a la conducta del humanista burgués, alergia que no excluía cierta atracción por ella[7]. Un burgués cultivado hablaba su mismo idioma, pero para von Salomon encarnaba la impotencia.

Es un burgués internacionalista (ahora lo llamaríamos europeo) en cuyo asesinato colaboró en 1922 un joven "irredento". La toma de conciencia, por parte de los jóvenes nacionalistas, de la importancia política de Rathenau, los decide muy pronto a matarlo; al subir a un coche rumbo al sitio del asesinato, el asesino declara: "Si Hitler comprende que ha llegado su hora, es el hombre que creo"[8].
Una vez cumplida su misión, los asesinos se dan a la fuga, y son perseguidos de cerca. Von Salomon se dispone a reunirse con ellos, siguiendo paso a paso las informaciones de los diarios, pero, sorprendidos en un escondrijo improvisado, son abatidos por la policía.
Entre el asesinato de Rathenau y su propio arresto, von Salomon viajó a Munich, para entrevistar al comandante Ehrhardt, quien, después de colaborar en el "putsch" de  Kapp, hablaba de confederar los pequeños grupos de nacionalistas alemanes:
"Después de un rato, escuché que alguien subía la escalera. Me senté a una mesa. Entró un hombre: pese al calor sofocante llevaba un impermeable y un sombrero de paño gris verdoso; bajo la nariz, emergía un extraño, bigote. Me preguntó, con voz gutural:
"-¿Está el comandante?
"No parecía prusiano, pero podría haber sido agente de la policía criminal. Respondí:
"-¡No!
"-Es necesario que hable de inmediato con él -dijo-. ¿No me conoce? Soy Adolf Hitler.
"Yo lo conocía, aunque no lo había visto nunca.
"Kern lo había estimado mucho; opinaba que, fuera del comandante, Hitler era el único hombre capaz y con coraje para pasar a la acción. Me levanté diciendo:
"-Voy a ver.
'To anuncié al comandante:
"-Mi comandante, Adolf HitIer quiere hablarle.
"El comandante dejó caer su mano, sobre la mesa, gritando:
“Dios mío! ¿Qué quiere ahora ese idiota?
“Después, hizo un movimiento pequeño y brusco con la cabeza, y ordenó:
"-Hágalo pasar.
"Volví a la antecámara, hice un pequeño y brusco movimiento con la cabeza, y repetí:
"-Pase.

"Un poco más tarde, el comandante salió con él y me dijo:
“-Está bien, está usted en libertad.
"En la calle, lo perdí de vista. Es la única vez que ví a Adolf Hitler, en persona"[9].
Arrestado, von Salomon fue condenado por primera vez a cinco años de reclusión por participar en el crimen de Rathenau, y a tres años por golpes y heridas, con concurso de penas; una amnistía lo liberó en 1928.
Es entonces cuando se inicia su carrera de escritor, que no le impide, por otra parte, continuar su militancia en los medios ultranacionalistas. Es entonces cuando conoce, entre otros, a Ernst Jünger. “En ese momento me preguntaba por qué Jünger podría interesarse en mí: era demasiado inteligente para creer que durante toda mi vida yo me esforzaría, el rostro en éxtasis, por llenar de balazos a bravos ministros, o a tirar bombas, para seguir plantando en mi vejez ardiente, mediocres estandartes sobre cualquier clase de barricada"[10].
Y, desde entonces, hiciere lo que hiciere, es consciente de la distancia que se establece entre él y su acto, entre él y su vocación; de nacionalista pasa a ser, insensiblemente, un escritor que se mira ser nacionalista: “Soy un observador apasionadamente comprometido”[11].
En 1932, decide pasar sus vacaciones en Francia; allí se encuentra en la región vasca con Claude Farrère, todavía glorioso y dolorido por una bala perdida recibida en ocasión del asesinato del presidente Paul Doumer. Escribe sobre sus vacaciones en Francia una larga novela, incorporada al Cuestionario: Boche in Frankreich[12], resplandeciente de ternura, de sol y de ironía. El ascenso del hitlerismo al poder y las resistencias que encuentra, el combate de una Alemania desgarrada, no impiden a Ernst von Salomon, que tenía entonces 30 años, conocer y apreciar una cierta dulzura de vivir. Con la llegada de Hitler al poder, muchos de sus amigos alcanzan puestos importantes. De "réprobo" se convierte en héroe del "irredentismo", él, uno de los asesinos de Rathenau. El nuevo régimen se muestra dispuesto a colmarlo de honores. Cualquiera sea el sentido que el pensamiento moderno ha dado a esta palabra, von Salomon era desinteresado, y, más exactamente, comenzaba a desinteresarse.
Rehusó todo beneficio moral o material del III Reich y fue lector en la editorial Robwolt, luego guionista. Cuando un oficial americano le preguntó acerca de las verdaderas razones que le habían impedido afiliarse al partido nacionalsocialista, Salomon responde:

-Si hubiera ingresado en el partido, sería por lo menos Gauleiter; ¿no es cierto?
-Yaeh -dijo el oficial apresuradamente.
-Y bien, me convertí en guionista, lo que me permite ganar el triple que un Gauleiter[13].
El sentimiento de contrición demócrata cristiano que se abatió sobre la República Federal Alemana, impidió, después de la Segunda Guerra Mundial, reconocer el talento profético de Ernst von Salomon así como también la importancia de su testimonio.
Salomon quedó en sombra hasta la publicación en 1952 de El Cuestionario cuya desenvoltura, la insolencia respecto de los norteamericanos y el desapego frente al pasado, alegraron a toda esta nueva generación de alemanes exasperados y hartos de sentirse culpables.
Pese a sus 648 páginas El Cuestionario fue un best seller, que colocó a von Salomon en el sitio que le correspondía: el del mejor escritor alemán en vida.

© Roger Stephane – Ediciones de la Flor – Buenos Aires
© Reproducido en Infokrisis – infokrisis@yahoo.es – http://infokrisis.blogia.com
 

[1] El cuestionario, A, pregunta 16.
[2] El cuestionario, A, pregunta 23.
[3] Los réprobos, 11, 5.
[4] El cuestionario, A, pregunta 24.
[5] Cf. supra, p. 82.
[6] El cuestionario, A, pregunta 24.
[7] Cf. supra, pp. 82 y 90.

[8] Los réprobos.
[9] El cuestionario, E, pregunta 41.
[10] El cuestionario, C, pregunta 28.
[11] El cuestionario, B, pregunta 25.
[12] El cuestionario, 1, pregunta 125.

[13] El cuestionario, observaciones.