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domingo, 17 de octubre de 2010

“La que está cayendo”… una situación endiablada y sin salida (por las buenas)

Publicado: Lunes, 27 de Octubre de 2008 15:33 por pedroriba12345 en NACIONAL
Infokrisis.- Desde hace un mes la frase más repetida en las tertulias radiotelevisivas es “con la que está cayendo…” y, ciertamente, está cayendo “lo que no está escrito” (frase que acompaña inevitablemente a la primera). Esos mismos tertulianos son capaces de definir qué es lo que está cayendo, pero incapaces de dar alguna solución y en eso son solidarios de los grupos económicos y político-sociales que han generado esa misma crisis. Pero ésta no es una crisis como las anteriores… ni tendrá una solución como las anteriores.

1. ¿Crisis cíclica? ¿de qué…?
Hace unos años, un amigo constructor me hablaba de su negocio como “cíclico”, con altibajos de siete años. Intentaba estar preparado para la siguiente crisis “cíclica”, disponiendo de mano de obra capacitada (y barata), ofreciendo productor para todos los bolsillos (casas de alta gama, chalés “americanos” prefabricados, casas de madera, etc.). Este hombre –que había acumulado una fortuna y cientos como él, que vendían las promociones que sus mismas empresas construían- creía firmemente que, había que estar preparado para la crisis que, inevitablemente, sería “cíclica”, vendría y se iría automáticamente. Se equivocaba.
Las cifras oficiales indican que en estos momentos hay un millón de viviendas vacías en España. Las cifras reales y lo que se va a terminar de construir de aquí al primer trimestre de 2009, son mucho más graves:  indican que hay dos millones de viviendas, de nueva construcción, de segunda mano o procedente de embargos y ejecución de hipotecas, que están a la venta… y no hay dos millones de consumidores que vayan a comprarlo ni a estos precios ni a otros, ni con los actuales intereses bancarios, ni con tipos de interés rebajados. ¿Por qué? Por la inseguridad que destila toda la situación y que va a hacer muy difícil volver a estimular el crédito y mucho más difícil que el presunto cliente se arriesgue. Solamente puede haber riesgo, cuando hay seguridad. Ni compradores ni entidades de crédito tienen seguridad en que su inversión o su préstamo lleguen a buen puerto. Los primeros se refugian en el alquiler y en la venta al contado y los segundos se arriesgan sólo a financiar el 40% del precio, acompañado de garantías y avales… cuando hace menos de un año ofrecían el 120%, literalmente, por la patilla. No hay seguridad, luego no hay reactivación del mercado inmobiliario.
Por otra parte, la llamada “burbuja inmobiliaria” todavía no ha estallado. Se considera que el estallido se produce cuando los que deben afrontar el pago de una vivienda advierten que el precio ha bajado tanto que les resulta más cómodo perder la inversión y dejar de pagar la hipoteca. Eso ocurre cuando se produce una brusca caída del precio… ¿Y de qué manera se va a reactivar mínimamente el mercado sino es con un descenso brutal de entre el 30 y el 40% del precio actual de la vivienda? Nadie compra un chupa-chups por veinte euros. Se compra por un euro porque es su valor. Nadie, compra un piso que vale X a 2X. Hasta que los precios de la vivienda no se desplomen, el mercado seguirá varado, el problema no es solamente de crédito, sino de exceso de oferta y de precios hinchados. Y se desplomarán…
Ese desplome es inevitable por tres motivos: porque el parque de viviendas en venta es demasiado grande, 2.000.000 de viviendasy, a una oferta tan grande, con una demanda tan mínima, el precio en un mercado sin presiones y libre, debería tender necesariamente a bajar. Además, de momento, los constructores están viviendo de líneas de crédito agotadas ya, pero concedidas por cinco años y todavía creen que en el tiempo en que les queda por pagar sólo intereses y evitar el pago de la mayor, el mercado se recuperará y podrán vender su cartera inmobiliaria (vana esperanza, porecillos...). A medida que se vayan acercando los vencimientos de las líneas de crédito los promotores podrán elegir entre el embargo o la venta sin beneficios. a precios de remate Finalmente, las hipotecas concedidas gratuita y graciosamente a miles y miles de inmigrantes desde 2005 hasta hoy, especialmente por algunas cajas y bancos espabilados que buscaron una nueva bolsa de clientes en sectores sin experiencia en consumo, todavía no han fallado masivamente. El “efecto sonajero” (la aparición del inmigrante con las llaves del piso agitándolas en la oficina bancaria devolviéndolas y diciendo que se va a su país o que vuelve al alquiler) todavía dista mucho de haber llegado a su punto álgido. No será sino entre 2009-2010 cuando este proceso llegue a su límite. Estos miles de viviendas que los bancos deberán poner de nuevo en venta contribuirán a la caída en picado del precio de la vivienda.
A diferencia de otras épocas, es difícil que ésta sea una crisis cíclica: es un parón del que se tardará mucho tiempo en volver a pisar el acelerador. Y aunque se pise, nunca se alcanzarán las velocidades vertiginosas de otro tiempo y esto por varios motivos: en primer lugar porque en los últimos 12 años, nuestra población ha aumentado a un ritmo medio de 500.000 personas anuales… por eso ha hecho falta construir más, porque se construía más barato y para más gente. Pero esa crecimiento hipertrófico no puede durar mucho más, especialmente en momentos de crisis.
Cuando se salga de la crisis, las economías del Este de Europa, gracias a las ayudas de la UE, estarán en auge… y la inmigración se recibirá allí. Por tanto, el parque de viviendas vacías no va a poder disminuir. Y es por eso precisamente que esta crisis de la construcción no es cíclica sino TERMINAL.
2. Crisis terminal de un modelo económico
Nuestra tesis desde que se inició la crisis es: no hay una sino dos crisis que no tienen nada que ver salvo su coincidencia en el tiempo. Una crisis económica específicamente española basada en un modelo erróneo fundado en el crecimiento hipertrófico de la construcción y en el sector servicios (hostelería-turismo) y una crisis financiera internacional que no es más que la crisis de la globalización.
Veamos lo primero.
Ya hemos aludido a la construcción, primer pilar del modelo económico español. El segundo, desde los tiempos del franquismo, es el turismo hasta el punto de que la patronal de hostelería ha adquirido una fuerza y una presencia en los partidos (especialmente en el PP) inusitada y desmesurada.
España es hasta ahora el segundo destino turístico mundial y tenemos una cuota del 7% del turismo mundial, por delante de los EEUU y de Italia. La Organización Mundial del turismo, preveía a principios de 2008 que el turismo aumentaría en España a razón de un 5% anual hasta 2020… Sin embargo, en el mes de octubre se sospecha fundadamente que el año 2008 se cerrará con un descenso del 5% en las cifras del turismo… a causa de la “crisis financiera internacional”, según se dice. No es cierto.
Si España ha podido ser durante 40 años meca del turismo mundial se ha debido, inicialmente por el precio, por el sol y por el tipismo. De esto solamente queda el sol. Los precios se han encarecido en muchos casos hasta límites insoportables, los servicios se han ido restringiendo, el turismo encuentra cada vez más problemas y dificultades (inseguridad ciudadana, descenso en la eficacia de los servicios) y del tipismo ya no quedan ni los rastros. Los sectores costeros se han masificado y convertido en verdaderas aglomeraciones de rascacielos, chalés, frecuentemente anárquicos, imposibles de atraer a un turismo de calidad, se pueblan cada verano con millones de turistas de bocadillo atraídos por paquetes turísticos que no generan beneficios en España.
Para colmo, si España ha podido resistir perfectamente la competencia de los países del Magreb que carecen de infraestructuras turísticas y albergan demasiada inseguridad para el visitante, difícilmente va a poder resistir el empuje de los países centroeuropeos y de algunos países de la antigua Yugoslavia que, una vez pacificados estos y recibiendo fondos estructurales los primeros, conservan un tipismo que se ha evaporado en España y unos precios que son entre la tercera y la quinta parte que en España…
Ante esta competencia ¿tiene futuro el sector turístico español? Cuando un chalé en una isla del Adriático cuesta 6.000.000 de pesetas y aquí en torno a 35-40.000.000, no hay competencia posible: los jubilados alemanes, ingleses y holandeses que hasta ahora constituía la “inmigración agradable” en la Costa del sol, en Baleares y en Canarias, han dejado de establecerse aquí y muchos están empezando a migrar hacia el Adriático donde hay el Sol que la naturaleza ha hurtado en su país.
Así pues, el sector turístico español tiene problemas. No es solamente el encarecimiento de los servicios, sino la caída en picado de su calidad. Es frecuente pedir una cerveza y que en lugar de servirla con cierta delicadeza y atención, te la tiren sobre la mesa… Aun sin mirar la nacionalidad del camarero, es evidente que no ha salido de las escuelas de hostelería de nuestro país. ¿Qué sensación hace levantarse en hoteles cuyo servicio de habitaciones está compuesto por magrebíes cubiertas con el pañuelo? Y lo que es peor: hay otros horizontes mucho más tentadores en Europa Central y del Este…
Así pues, nuestro futuro es un turismo de baratillo, de chanclas y bocata, borrachera de sangría de garrafón y bronca en disco. Y poco más: el turismo del que cualquier país estaría orgulloso de liberarse.
No es raro que el sector “servicios” liderado por el turismo haya dado saldo negativo en el último trimestre. Es sólo el anticipo de lo que se avecina en los próximos años. Hoteles cerrados y en venta permanente de un consorcio hotelero a otro, miles de restaurantes cerrados y otros miles más trabajando por mera supervivencia. No hay posibilidades de un “redespertar cíclico”, la crisis en el sector turístico, no es terminal como lo será en la construcción, pero sí un lento, progresivo e inevitable declive. Los buenos tiempos del turismo y de la hostelería ya han quedado atrás.
3. La ley interior del capitalismo y el fin de la globalización
Queda la tercera pata de nuestro modelo económico: la especulación, esto es, comprar barato, vender carísimo, prestar y cobrar interés usurero… Esa tendencia está en el alma misma de la cultura burguesa que llegó al poder en 1789 y que hoy ha contaminado a toda la sociedad. Ese alma del sistema es el afán de lucro y de usura. Para que una civilización así constituida sea viable es preciso aceptar que para que este modelo funcione: unos tienen ganar y otros tienen que perder. El problema es que a lo largo de 200 años de marcha del capitalismo hemos asistido a un proceso imparable, una acumulación creciente de capital que cada vez está en menos manos. Así pues, hoy, la ley económica que quiere que para que unos ganen otros tienen que perder se enuncia así: para que unos pocos ganen mucho, la mayoría se arriesga a perderlo todo. Ese es el espíritu del actual modelo económico mundial. A ese modelo se le llama “globalización”.
La globalización no es necesariamente nuestro destino, ni siquiera es una necesidad para los pueblos… pero sí es una necesidad para el capital que, tras haber superado su fase artesanal, luego su fase industrial, luego su etapa multinacional, ahora precisa de un mercado mundial para poder proseguir la inercia de su proceso de acumulación del capital.
Inicialmente la globalización fue un mercado mundial de capitales. En la actualidad es un proceso de desarraigo de la industria (del Primer Mundo a China) y de desarraigo de las poblaciones (del Sur al Norte y del Este al Oeste).
Pero el mundo no es homogéneo y, por tanto, la globalización es inviable. La demografía no está unánimemente distribuida, ni los recursos naturales, y por lo que se refiere al nivel de desarrollo existen diferencias notables no solamente entre los países, sino dentro de cada país. En China, por ejemplo, hay tantos pobres como habitantes tiene España. Y en España, la distancia entre los más ricos y las clases medias, no deja de ampliarse.
En estas condiciones, la globalización es un proceso criminal y suicida, por lo demás inviable y que ha generado la primera gran crisis financiera mundial.
Así pues es hora de pensar en poner tasas que disuadan al capital de migrar de un día para otro en busca de mayores beneficios, es hora de reimplantar un sistema de aranceles proteccionistas (no sólo por motivos de dumping, sino también por cuestiones sanitarias y por pura prudencia) y, por supuesto, es hora de empezar a pensar en “zonas mundiales de economía integrada”, cuyo mercado interior es homogéneo, su legislación laboral también, existen posibilidades conjugar esfuerzos para investigación y desarrollo, hay fuentes de materias primas, etc. Uno de esos mercados de economía integrada es, por supuesto, Europa, y su prolongación, Rusia. Y este binomio Rusia-Europa es completamente autárquica (palabra maldita pero que cada vez va a ser más necesaria recuperar), esto es, autónoma del resto del mundo.
A la vista de la situación de la economía norteamericana, de las economías iberoamericanas, de las economías árabes que dependen sólo de la existencia de reservas de petróleo y de la economía china que depende de exportaciones siguen manteniendo a cientos de millones de personas próximas al umbral de la pobreza o muy por debajo, no hay ninguna posibilidad de mantener la globalización como si aquí no pasara nada y como si el problema real que ha capatulpado esta crisis ha sido el sistema globalizado guiado por “diosecillos de la economía” poseídos por el ectoplasma del afán de lucro y de usura heredado de la primera burguesía que hizo posible la Revolución Francesa.
No puede haber un afán de lucro y de usura ilimitado, para una sociedad de posibilidad y recursos limitados. Si se acepta esto, se acepta que la globalización es inviable y que si se mantiene todavía hoy como incuestionable es porque disponemos de una clase política que come de la mano del capital globalizado y deu nos consorcios mediáticos que son la voz de ese mismo amo.
4. Necesitamos estadistas, necesitamos recuperar el espíritu de revuelta
Nada de todo esto habría ocurrido, si en lugar de políticos-molusco hubiéramos tenido estadistas. El político-molusco, como la chirla o el mejillón, es duro por fuera, aparentemente sólido… pero blando por dentro. No nos referimos, por supuesto, a gente de la envergadura de Zapatero, tipo del político-moco, blando y verde por fuera, blando por dentro, que ni pincha ni corta en la escena internacional y que se encuentra en la Moncloa por pura chiripa (un extraño atentado con 192 muertos en 2004 y una mentira y un muerto en 2008), especie de “turista accidental”, sino que nos estamos refiriendo a los Sarkozy o a los Merkel…
Mientras Europa no tenga conciencia de que sus intereses son diferentes a los de la globalización y a los de EEUU, mientras que Europa no entienda que la geopolítica está ahí para recordarnos que el espacio euro-ruso es hoy por hoy el único que es posible estabilizar, y que lo tiene todo para ser el polo de estabilidad mundial, recursos, tecnología, población, no habrá nada que hacer. Mientras nuestra clase política no tenga ni los conocimientos, ni el valor, ni la envergadura suficiente para certificar la inviabilidad de la globalización, mientras no haya al frente de nuestros destinos verdaderos estadistas y apenas tengamos otra cosa que gestores temporales grises (Merkel) o hiperactivos mediáticos (Sarkozy), que todavía viven con la mentalidad de la  guerra fría y que piensan que el destino de la UE es… alinearse permanentemente con el imperio resquebrajado y decadente, militarmente impotente de los EEUU
Ninguno de estos políticos fueron capaces de prever la que “iba a caer”: ni uno sólo se preocupó por investigar en qué consistían esos “productos financieros” que llegaban de los EEUU, ni a uno solo le preocupó la situación interior de la economía norteamericana, endeudada hasta lo indecible y que se ha mantenido a lo largo de 10 años con una riada de euros, yenes y petrodólares que afluían a sus bolsas y aseguraban el consumo interior… Ni uno sólo ha sido capaz de prever las tres crisis de nuestros días: financiera, ecológica y alimentaria.
Sí, porque la globalización tiene otros dos frentes de erosión además de la crisis financiera. Sobre la crisis ecológica apenas hay nada nuevo que decir. Solamente pazguatos que en un momento se han creído “estadistas” y apenas son becarios de Bush –y me refiero a Aznar- pueden dudar de la gravedad del cambio climático y minimizarlo… porque lo minimiza el patrón americano. Alain de Benoist recientemente ha resumido brutalmente la situación: un planeta de posibilidades limitadas, no puede tener un desarrollo ilimitado…. Cualquier desarrollo es insostenible más allá de ciertos límites. No reconocerlo implica precipitarse por una crisis ecológica destructiva para toda la humanidad que está estallando ante nuestras narices y ante la que los moluscos políticos nos dicen sólo que… el “desarrollo debe ser sostenible”, ¡cómo si eso fuera a ser posible! Y nos lo dicen animando a “reciclar bolsitas de basura”, colocar bombillas de bajo consumo o, lo que es más grave, eludiendo el decirnos que toda la humanidad ni hoy, ni dentro de 300 años podrá vivir con los estándares de nivel de vida y consumo del Primer Mundo. Quien crea que el último paria de África podrá un día tener un utilitario de a 3’5 litros cada 100 km, quien crea que podrá consumir como cualquier urbanita europeo o es idiota o está mintiendo. Ya no estamos ante aquel chiste que decía que si 1.300 millones de chinos se limpiaran el culo con papel higiénico ya no quedarían bosques ¡es que ya, aquí y ahora, hay 1.300 millones de chinos que tienen esa como máxima aspiración! El chiste, que no era chiste sino pesadilla, se ha vuelto realidad.
Las energías alternativas, hoy por hoy, siguen siendo una tomadura de pelo: las placas solares son caras, inseguras y caducas, las molinetas eólicas caras y limitadas, la energía de las mareas más cara aún, la fisión nuclear un sueño de futuro a treinta o cuarenta años vista, la única energía accesible, barata y viable es la nuclear con todo lo que ello conlleva… Tal es el panorama. Y no hay nada que hacer.
En cuanto a la crisis alimentaria no es menos grave. El agua es tan importante como el petróleo… y empieza a escasear explicando algunos conflictos localizados en Oriente Medio (por el control de las fuentes del Jordán, en el nacimiento del Tigris y el Éufrates). Los acuíferos están en todo el mundo en vías de agotamiento y en España desciende 9 metros cada año. Los biocarburantes, vendidos con la etiqueta ecológica que parece disculparlo todo, han destinado amplias hectáreas de cultivo destinado a alimentos, al cultivo de gramíneas y oleaginosas… acarreando hambrunas en los mismos países productores y alzas mundiales en el precio de los alimentos, mientras que en Europa cada vez más el campo se despuebla y deja de ser rentable.
Bastaría la aparición de un pequeño virus en el Sudeste Asiático, de donde proceden buena parte de los alimentos consumidos en Europa, para que se interrumpiera el flujo de provisiones… a una Europa desabastecida y que ha liquidado su riqueza agrícola e incluso a los agricultores.
¿Hay políticos que tengan arrestos para afrontar esta situación? Y lo que es peor ¿hay políticos capaces de detectar estos problemas? ¡si el gobierno español no fue ni siquiera capaz de detectar en 2004 que la economía no podría seguir mucho tiempo como estaba! ¡si ni siquiera fue capaz hasta finales del tercer trimestre de 2008 de reconocer la realidad de los hechos! ¿Créeis verdaderamente que Zapatero vería una colilla y sería capaz de deducir que ahí han fumado?
Estos gestores accidentales, llamados políticos, distantes de la categoría de los estadistas, ni siquiera son capaces de elegir colaboradores lúcidos, inteligentes, sensatos, agudos y penetrantes, solamente buscan asesores entre los amiguetes, entre los dispuestos a ser “yes-man”, hombres-bisagra dispuestos a reírles las gracias y a alabar tanto sus inexistentes méritos como sus muchas carencias.
5. No hay solución dentro de la globalización
¿Quieren “refundar el capitalismo”? ¿No sería mejor empezar a cavar su fosa? ¿No sería mejor sentenciar el fin de la globalización? Ya sabemos cuál es la trayectoria del capitalismo desde su etapa artesanal hasta la etapa globalizadora… ¿Qué hace falta para demostrar su inviabilidad?
El sistema económico precisa hoy más que nunca intervencionismo estatal en lugar de un mercado sometido a los complejos de psicópatas poseídos por el demonio del afán de lucro y de usura. El sistema precisa planificación ante el desmadre que ha supuesto el absentismo del Estado. La economía precisa, sobre todo, denunciar como fantoches a los popes del liberalismo económico, del moderado y del salvaje. El sistema precisa atenuar las diferencias entre una cúspide que lo tiene todo y unas clases medias hacia abajo progresivamente más empobrecidas.
Ahora bien, no se trata de que el Estado “intervenga” en los mercados, tanto como que al frente del Estado haya estadistas y no moluscos. Así pues, para salir de esta crisis, no se trata tanto de refundar el capitalismo, como de refundar los sistemas partitocráticos occidentales.
Ahora es posible.
Las grandes convulsiones económicas, terminan generando grandes convulsiones políticas. Son las clases medias europeas las que van a resultar más presionadas por la actual crisis y, es por tanto, de ellas, en donde, antes o después, cobrará forma una alternativa al sistema.
Por nuestra parte, consideramos que los puntos de esa alternativa no pueden ser otros más que:
1.- Creación de espacios económicos homogéneos: el nuestro está definido por la UE-Rusia.
2.- Emancipación de ese espacio económico de la globalización.
3.- Intervención de los mercados mediante la imposición de aranceles proteccionistas en todo el ámbito UE-Rusia.
4.- Economía dirigida en los sectores estratégicos y planificada en el espacio económico homegéneo.
5.- Economía social basada en impedir las grandes acumulaciones de capital y lograr unos niveles de bienestar para todos los ciudadanos.
6.- Marcha atrás en el binomio deslocalización-inmigración, connaturales a la globalización: relocalización de la industria de producción de bienes y repatriación de los excedentes migratorios.
7.- Exigencia de responsabilidades políticas y económicas a los responsables de haber desencadenado la crisis o no haber sido capaces de afrontarla.
8.- Imposición de tasas a la circulación de capitales fuera del ámbito de la economía integrada UE-Rusia.
9.- Impulso al repoblamiento de los campos y a la creación de una nueva agricultura y ganadería en el ámbito de la UE.
10.- Impulsión de una industria de defensa europea capaz de asegurar el material para la defensa e integridad del territorio de la UE, completamente desvinculado de la OTAN.
En estos tiempos en los que todos los programas deben ser necesariamente “moderados” si quieren encontrar un lugar entre las mayorías de centro-izquierda o de centro-derecha, éste programa puede parecer radical. Es radical en estos “tiempos fríos”, pero mañana, a medida que los tiempos se vayan “calentando”, este programa se va a convertir en una necesidad.
La crisis no va a amainar y la esperanza es que esta crisis suponga una marea que arrastre del panorama los políticos-moco y a los políticos-molusco, no sólo en España, sino en toda la UE.
En un momento en el que los comentaristas repiten –como decíamos al principio- aquella muletilla de “con la que está cayendo”, la ciudadanía debe prepararse para “la que va a caer” y ser consciente de que siempre habrá un Palacio de Invierno que asaltar y un mundo nuevo que construir.
© Ernesto Milà – Infokrisis – Infokrisis@yahoo.es – http://infokrisis.blogia.com