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domingo, 17 de octubre de 2010

Ahora que se abren las olimpiadas de Pekín: Sociedades Secretas en la China de Mao

Infokrisis.- De pura casualidad, buscando un antiguo artículo sobre Rumanía, hemos encontrado este otro sobre China hoy cuando se inauguran las olimpiadas de Pekín. Dicho artículo fue publicado en el número especial de la revista Mas Allá, titulado “¿Quién mueve los hilos?”, dedicado a sociedades secretas políticas. En aquel mismo número publicamos otros artículos con varios seudónimos que vamos a intentar recuperar para nuestros amigos.


SOCIEDADES SECRETAS EN LA CHINA DE MAO

La historia del Partico Comunista China, de tanta incidencia en la sociedad internacional del siglo XX, se diferencia del resto de organizaciones similares en que debió de actuar sobre una sociedad agraria fuertemente impregnada por la sabiduría tradicional: el triunfo de la revolución maóista radicó en haber incorporado a su concepción del comunismo elementos procedentes del confucianismo y ganado para su práctica política a una parte de las sociedades secretas que, hundiendo sus raíces en la historia china, habían tenido desde el siglo XI un notorio protagonismo político.
Los biógrafos de Mao Tse Tung coinciden en que éste forjó lo básico de su pensamiento hacia los diez años; a esa edad se nutría de la abundante literatura popular china destinada a ensalzar héroes míticos, frecuentemente miembros de sociedades secretas de bandidos. Estos relatos -como por ejemplo, el Romante de los Tres Reinos y los textos sobre la epopeya de Las doce docenas de héroes del Lian Shan Po- estaban fuertmenete impregna­das de confucionismo. Por entonces se produjo el levantamiento anti-manchú, organizado por la sociedad secreta "Ko-Lao-Hui", de la que Mae era un fervoroso admirador. Loando a esta sociedad, Mao aseguró que "prefiero parecerme a un bandido que lucha contra el hambre y la injusticia social, antes que a un emperador que las propaga".
Esta sublevación le enseñ tres cosas: la importancia de las sociedades secretas en la historia china, el papel de los campesinos como columna vertebral de la sociedad
china y la estrategia guerrillera como método de acción. Tres enseñanzas que le serían útiles a lo largo de su vida política.

LAS SOCIEDADES SECRETAS CHINAS
Desde la noche de los tiempos, los campesinos, para hacer frente a epidemias, invasiones mongolas, catástrofes naturales, etc. se agruparon en sociedades secretas de asistencia y ayuda mutua. A pesar de que no hay muestras de interrelaciones entre las sociedades corporativas y pre-masónicas europeas y estas sociedades chinas, ambas derivaron por los mismos derroteros: palabras e paso, ritos secretos, iniciaciones, división de los afiliados en grados, secretismo, metafísica, signos y gestos distintivos. Ningún historiador serio duda hoy que tales sociedades -cuya trayectoria es imposible reconstruir en detalle al carecer todas ellas de documentos escritos y mantener todavía hoy el culto al secreto- constituyeron a partir del siglo XI un poder en la sombra.
La gran extensión de China ahcia muy difícil la existencia de un gobierno central; incluso los mandarines locales tenían dificultades para controlar las extensas zonas asignadas. Todo poder oficial y sus representantes quedaban lejos para el campesino que, en cambio, podía ponerse en contacto fácilmente con el jefe de la sociedad secreta local y poder su ayuda o protecicón. La proximidad e inmediatez fueron la garantía de éxito de las sociedades secretas chinas. Habiendo meditado sobre todo esto, tuvo ocasión de aplicar sus conclusiones por primera vez en la región de Yenan, situada al norte del país, en donde el partido comunista enfrentá al Kuomintang (partido nacionalis­ta) utilizando las mismas técnicas empleadas secularmente por las sociedades secretas en sus guerras contra las dinastías reinan­tes. Mao reformuló estas técnicas, intetó -con mejor o peor furtuna- incorporarlas al acervo marxista y las llamó "guerra popular prolongada" e "insurrección armada de masas". El hecho de que el eje de su actividad fueran las comunidades campesinas y no las zonas industriales -pocas, pero existentes- en la costa, demuestra la poca ortodoxia de su práctica marxista.

LA SOCIEDAD DEL LOTO BLANCO
Es imposible entender la historia china si no es siguiendo la trayectoria de la Sociedad del Loto Blanco, la más antigua y arraigada, hoy todavía existente. Fue fundada por un monje budista en el año 380 y, desde sus inicio, apenas contó con 18 miembros. Se trataba de una secta ascética cuyos miembros vastían túnicas grises y marchaban descalzos por los caminos. Su distintivo era un flor de loto blanca que lucían e la orja. Setecientos años despues la sociedad se había transformado en una red clandestina de carácter político y antiimperial empeñada en el derrocamiento de los emperadores Sung.
Al producirse la invasión mongola, el "Loto Blanco" firmó la paz con ellos, pero pronto surgieron fricciones y la secta tuvo un papel importante en el aniquilamiento del poderío mongol y en la instauración de la dinastía Ming. Este proceso -etudiado concienzudamente por Mao- constituía una auténtica revolución campesina de carácter antiimperialista. A pesar de la victoria y como consecuencia del peso adquirido por el "Loto Blanco", el nuevo poder Ming la proscribió en 1358. sin embargo, continuó sus actividades clandetinas, especialmente en el sur...
Durante trescientos años la sociedad permaneció en el más estricto secreto. A pesar de que muchos creyeron que se había extinguido, lo más probable es que mantuviese su influencia sobre las pequeñas comunidades campesinas, eludiendo adquirir protago­nismo a nivel imperial, y creciendo -sin duda- en la sombra. En 1760 dió muestras de mantener intacto su espíritu revolucionario, intentando insurrecciones en varias zonas contra el emperador Chien Lung, que fracasaron y supusieron la ejecución sumaria para sus dirigentes. Pero a éste siguieron otros intentos que consolidaron el control de amplias zonas de China. En 1807 era evidente que el Sur de China estaba en sus manos y amenazaba gravemente al poder imperial.
El intento de las autoridades por cortar la influencia de la sociedadtuvo como respuesta la condena a muerte del emperador que, tras haber sobrevivido a dos atentados, fue asesinado en la Ciudad Prohibida. Un cocinero manchú, miembro del "Loto Blanco" fue el ejecutor. El verdugo imperial acabó por sufrir la tortura de las "mil cuchilladas", de reputada crueldad. Dos años despues trescientos miembros de la sociedad asaltaron el palacio imperial y nuevamente la dinastía se salvó de puro milagro. Los supervi­vientes, todos, fueron torturados hasta la muerte.

LA SOCIEDAD DE LOS PUÑETAZOS JUSTOS
A partir de ese momento, ante el vacío dejado por el "Loto Blanco" -que una vez más, regresó a la clandestinidad más absoluta- las sociedades secretas proliferaron por doquier. Nombres como la "Sociedad de las Cejas Blancas", la de los "Ocho Diagramas", la "Sociedad de la Divina Madre", los "Nubes Blancas" o los "Fanáticos blancos", protagonizaron distintas conspiracio­nes estableciendo puntales poderes paralelos. Estas sociedades tenían su origen en jerarquias locales del "Loto Blanco" al que sustituyeron a lo largo del siglo XIX.
En 1900, varios de estos grupos se fusionaron, adoptando el nombre de la "Sociedad de los Puñetazos Justos", que los occidentales conocieron como "Sociedad de los Boxers". Su intención era preservar las tradiciones y costumbres locales ante lacreicente influencia occidental; esto transformó a los "boxers" en una secta xenófoba y antioccidental.
Los "Boxers" creían en su invulnerabilidad y superioridad ante los occidentales y no fue sino hasta muy avanzadas las hostilidades cuando comprendieron que las balas penetraban en su piel y destrozaban sus cuerpos. Su nombre procedía de los gestos que realizaban en el curso de sus cultos y rituales.
En 1921 se funda el Partido Comunista Chino. No hay huellas de la presencia de dirigentes del Loto Blanco o de otras sectas similares en ese acto, del cual, por lo demás, las informaciones sobre asistentes y fechas, son contradictorias, como si la historiografía oficial del comunismo chino, hubiera querido borrar deliberadamente pruebas. Sin embargo, la presencia de miembros destacados de sociedades secretas será visible en los meses siguientes.
A partir de 1922 el PCCh decide colaborar con el Partido Nacionalista (Kuimintang) de Sun Yat Sen. Las rleaciones  entre ambas formaciones serán coordinadas por el propio Mao. Este idilio durará hasta 1924, año en que surgirán las primeras desavenencias que culminarán tres años despues con la orden de busca y captura emitida por el Kuimintang contra Mao. Pero el PCCh está lejosd e la zona de control nacionalista; Mao combate en las provincias del Norte y logra captar para su causa a los jefes de dos sociedades secretas de bandidos, Yüan Wen Tsai y Wang Tso, que se incorporarán a la fracción militar del partido con seiscientos de sus hombres. Los dos habían participado en las insurrecciones de 1911 inspiradas por la secta secreta Ko-Lao Hui y, por tanto, tenían una no desdeñable experiencia en conducción de masas. Fue la primera incorporación de contingentes sectarios, pero no sería la última.

LA SOCIEDAD DE LOS ANTEPASADOS
En julio de 1936, Mao Tse Tung, en nombre del Comité Central del Partido Comunista, se dirigió a los miembros de la "Sociedad de los Antepasados y de los Antiguios", otra estructura secreta derivada de la sociedad Hung, conocida también como "Tríada", similar a la franc-masonería occidental. Escribió Mao: "Espera­mos, deseamos acoger con entusiasmo a los jefes de los Antepasa­dos y de los Antiguos de todo el país, a los jefes de todas las logias de la montaña (...) a realizar con nosotros el proyecto de salvar al país". Muchos escucharon su llamamiento.
Zhu-de, que llegaría a responsable del Ejército Rojo y conocido como el "Napoleón Chino"; Wu Chi Wang, que sería prominente miembro del Comité Central del Partido; el propio Liu Chao Chi, que caería en desgracias tras haber alcanzado puestos de primer orden en la jerarquía comunista; Xie Zi Chang, otro destacado dirigente de la "larga marcha", pertenecieron a la "Sociedad de los Antepasados". Del mismo Chu En Lai, hijo de mandarines, se ha escrito que perteneció a la Tríada;.alguno de ellos, como Zhu-de, una vez en el poder, reconocieron abiertamen­te haber pertenecido a esta sociedad secreta.

SOCIEDADES SECRETAS, MEDICINAS OCULTAS
Hay elementos en el maoismo que inducen a pensar en un sincretismo entre la tradición china y el marxismo ortodoxo. Del confucionismo, Mao aprende e incorpora su análisis de la sociedad rural y de la condición humana. Pero no sólo se siente atraído por la teoría sino que pasa a incroporar bellas imágenes poéticas a su propaganda comunista; igualmente solía ensalzar las realizaciones prácticas de la tradición china que nos han llegado hasta el siglo XX; la acupuntura gozaba, en particular, de sus preferencias.
En varios escritos glosa la eficacia de la medicina autóctona y en concreto de la acupuntura. Dice, por ejemplo, en 1954: "La medicina china ha hecho grandes méritos por nuestro pueblo (...). Si se la compara con la occidental advertimos que la nuestra tiene una historia de milenios y es seguida por más de quinientos millones de chinos (...) Lo más importante es que los médicos estudien también medicina china y que la medicina occidental no sea aprendida por los médicos chinos". Y en otro discurso de 1959, añadió: "Cuando los americanos aún se comunica­ban por señas, nosotros ya teníamos más de cinco mil años de cultura; entre ella, la cultura médica, claro". Es útil recordar­que la medicina china parte de la base de la existencia de un "cuerpo sutil" o "cuerpo de energía" sobre el cual opera a través de la acupuntura, no reductible a los esquemas del amterialismo marxista. Además, el conjunto de técnicas que emplea tienen su base metafísica directa en elconfucionismo
         Asímismo, las concepciones militares de Mao derivan, como ya hemos visto, de la práctica milenaria de las sociedades secretas y, estas a su vez, se remiten a las concepciones estratégicas expuestas pr Sun Tzu en "El arte de la guerra", otra obra impregnada de pracmatismo lúcido y de principios de psicología confucionista. Este exto fue para Mae el libro de cabecera mientras duró la "larga marcha".
         Todo lo anterior hizo del comunismo chino algo aparte en relación al movimiento comunista internacional. Esencialmente voluntarista, las "condiciones objetivas" tan tenidas en cuenta por los partidos comunistas rotodoxos, contaban poco: la misma "larga marcha" era, sobre el papel, una locura. Mientras que los dirigentes comunistas rusos, rumanos, etc. vivían en el lujo y la abundancia y constituían -Milovan Djilas acetó en la califica­ción- una "nueva clase", burocrática y estabilizada, el comunismo chino creó una clase política enteramente nueva que tenía mucho de ascética: desde Mao hasta el último guardia rojo, el "hábito" era el mismo -el llamado "traje Mao" en Occidente- quizás por eso el sistema comunista chino ha logrado sobrevivir a sus hermanos del Este Europeo. En el curso de la "revolución cultural" los guardias rojos no dudaron en utilizar los mismos castigos prescritos por las "tríadas" para golpear a sus enemigos: el corte de la coleta se convirtió en un castigo ominoso para los disidentes de fines de los años sesenta, como ayer lo fue para los mandarines y los burgueses colaboracionistas con el poder mongol.

FRANCMASONERIA, CARBONARISMO Y MAFIA
         Las sociedades secretas chinas (Tríada, Hung, Loto Blanco, etc.) tienen su equivalente occidental en la francmasonería, el carbonarismo y la magia. Al igual que el grueso de la francmaso­nería, las sectas chinas impulsaron y tuvieron un papel destacado en las "revoluciones democráticas y nacionalistas", derrocando monarquías absolutas y abriendo la brecha a regímenes liberales. La fragilidad de la burguesía china -unido a la invasión japonesa y la estructura rural de la socieda-d hizo que el Kuomintang no pudiera consolidar su poder y que las fuerzas campesinas organizadas en torno al PCCh terminaran imponiéndose. En ete proceso, algunos de los hombres que participaron  en las actividades del Kuomintang en los primeros tiempos, pasaron al Partido Comunista y, entre ese contingente, figuraban miembros de las sociedades secretas aludidas. En los partidos comunistas occidentales se produjeron fenómenos análogos, especialmente en el PCF entre 1919 y 1922 y durante unos años mantuvieron doble militancia. Finalmente el III Congreso de la Internacional Comunista declaró incompatibles filiaciones.
         La masonería occidental tuvo en China una implantación que venía de antiguo. Las primeras logias fueron establecidas por los ingleses en 1767 y ochenta años despues la Gran Logia de Londres autorizaba la creación de una Gran Logia Provincial China, con dos secciones, para los sectores norte y sur del país. Antes de la guerra chino-japonesa existieron en la totalidad del país, no menos de 40 logias pertenecientes a distintas obediencias: desde el Rito Escocés, hasta dependientes de la Logia Tres Globos de Berlín pasando por centros subsidiarios de los Grandes Orientes de Francia, Filadelfia y Filipinas. Los distintos avatares de la política china hicieron desaparecer a las logias del continente; los supervivientes sufrieron todo tipo de visicitudes: quienes no se integraron en el partido, huyeron a la República de Formosa, allí constituyeron en 1949 una "Gran Logia" de la que a principios de los años 90 dependían nueve logias. Otro sector de la emigración china radicó en Hon-Kong en donde en nuestros días trabajan 20 talleres masónicos.
         Con todo, en la China continental, a pesar de una legisla­ción restrictiva las sociedades secretas nunca terminaron por desaparecer completamente. Tras la muerte de Mao, con la relativa liberalización del régimen, se restablecieron buena parte de las instituciones y costumbres ancestrales. La lejanía y complejidad del continente chino hacen que sea difícil saber si las socieda­des secretas han logrado reconstituirse, pero es presumible que así haya sido. Lejos de allí, en la Barcelona post-olímpica, la policía desarticuló en Noviembre de 1992 una "tríada" en fase de implantación entre la comunidad china de la Ciudad Condal que pretendía cobrar un raket de protección  a los restaurantes chinos...
         Y es que las sociedades secretas, de conspiradores o de bandidos, o ambas a la vez, no han desaparecido todavía, forman parte de la China de siempre.

© Ernesto Milá – Infokrisis – Infokrisis@yahoo.es – http://infokrisis.blogia.com