INDICE GENERAL (en fase de elaboración)

jueves, 14 de octubre de 2010

11-S. LA GRAN MENTIRA. (XI de XV). La "pista iraquí" pasa por Praga.

Infokrisis.- A finales de octubre de 2001 Stanislav Gross, Ministro del Interior de la República Checa, declaró al diario "Hospodarske Noviny", que Atta pudo pasar "semanas enteras" en Praga y que mantuvo “previsiblemente” contactos con diplomáticos iraquíes, algunos de los cuales fueron expulsados por efectuar labores de espionaje. Como era “previsible”, nunca ha aparecido ninguna prueba de tales contactos. De hecho, lo que podía aportar el flamante ministro era poco; requerido por los periodistas para que ampliara el clamoroso dato, se excusó "ya que se podrían revelar hechos y ello no es aconsejable por razones de Estado". Según Gross, Atta “pudo haber contactado” en la República Checa con los espías iraquíes Samir Al-Anim y Abu Ahmed, camuflados por Bagdad como diplomáticos y que fueron expulsados del país centroeuropeo en abril pasado, dos semanas después de que se produjera el “presunto” contacto.

Atta trató de viajar por primera vez a Praga en avión el 30 de mayo del año 2000, intento que fracasó debido a su proverbial falta de habilidad a la hora de cruzar fronteras sin llamar la atención, por lo que se dijo eran “irregularidades en su documentación”. Después estuvo en Praga el 2 y 3 de junio de ese mismo año. Eso al menos es lo que parece confirmado. Sin embargo, para Gross, el 18 y 19 de mayo, es decir, quince días antes, es cuando tuvo lugar el encuentro con los agentes del espionaje iraquí en las afueras de Praga. Otro encuentro tuvo lugar en la primavera del 2001, dos semanas antes de que Al-Anim fuera declarada "persona no grata" y expulsada del país. Este extremo es una mera suposición de Gross, el cual por lo demás, llegó a afirmar la posibilidad de que Atta fuera “huésped habitual de los servicios secretos iraquíes en Praga bajo otro nombre y quizá con documentación falsa”. Vanamente buscaríamos alguna prueba de tan temerarias afirmaciones. En un alarde de ambigüedad prosiguió su divagación: "Ni siquiera se puede excluir que pasara en Praga semanas enteras", de hecho, no puede excluirse nada a condición de tener las tragaderas suficientes para aceptar cualquier explicación sin que prueba alguna la avalara.

La “pista checa” en sí misma no sería importante de no ser por que no se agota en sí misma, sino que fue elaborada para orientar parte de las investigaciones y de la responsabilidad hacia Iraq. En efecto, a los pocos días de la comisión de los atentados se puso de manifiesto que existían dos líneas de imputación en Estados Unidos. Mientras la CIA orientaba todos sus esfuerzos a demostrar que Iraq estaba tras los atentados y que, por tanto, había que reanudar los bombardeos sobre aquel país, el Departamento de Estado, con Dick Cheney a la cabeza –algo más que un modesto vicepresidente- negaba esta orientación y dirigía sus invectivas contra Afganistán. La CIA realizó distintos intentos de recuperar su línea de trabajo. Posteriormente, cuando se inició la crisis del ántrax, los funcionarios de la inteligencia americana intentaron por todos los medios intoxicar a la opinión pública achacando a Iraq la paternidad del virus. Nuevamente sin éxito. En cualquier caso, quedaba claro que, desde la Segunda Guerra del Golfo, la CIA tenía cuentas pendientes con Iraq.
Pero ¿por qué estas iniciativas tuvieron lugar desde la joven República Checa? De entre todas las repúblicas surgidas de la desintegración de la Europa Comunista, Chequia es una de las más serviles hacia los Estados Unidos. Una situación económica no excesivamente halagüeña y unas necesidades de desarrollo urgente, hacen que los dirigentes checos busquen desesperadamente el apoyo de Washington, a la espera de ser admitidos en la Unión Europea. En 1995, Radio Europa Libre, la emisora de la CIA que, hasta 1990 emitía propaganda anticomunista, fue transferida de Munich a Praga e instalada en la plaza Wenzel. Desde allí retransmitió inicialmente emisiones destinadas a Irán e Iraq y, posteriormente, tras los atentados del 11-S, también a Afganistán. Chequia es pues un Estado en el que la inteligencia americana está sólidamente asentada y cuyos dirigentes necesitan caminar por los senderos trillados por la administración americana, si es que pretenden beneficiarse de planes de ayuda, inversiones y prebendas. No es raro, pues, que la “trama iraquí” se iniciara en Chequia. Y no es raro que fuera un indiscutible buñuelo de viento desde el principio al final.

Si el Ministro del Interior, Gross fue lejos en sus afirmaciones temerarias, su Primer Ministro no se quedó a la zaga. De viaje oficial a Washington el 9 de noviembre no dudó en afirmar que Mohamed Atta había planeado un atentado contra la sede de la emisora Radio Europa Libre. "Existían planes para usar un camión cargado de explosivos para destruir el edificio de la emisora", dijo Zeman quien añadió que Atta mantuvo contactos con agentes de Bagdad en los viajes que efectuó entre el 2000 y el 2001 a Praga, en cuatro ocasiones. Pero estos contactos no estaban relacionados con los atentados del 11 de septiembre, sino con la operación contra la Radio de la CIA. ¿Pruebas? Ninguna. ¿Datos objetivos? Tan solo palabras pronunciadas para agradar a la opinión pública americana y a su administración. Para dar más verosimilitud a la hipótesis del atentado contra Radio Europa Libre, Zeman y Gross ordenaron que la sede de plaza Wenzel fuera protegida por un espectacular contingente de paracaidistas armados hasta los dientes.

Para preparar el viaje de Zeman a Estados Unidos, Gross realizó una declaraciones  espectaculares unos días antes, exactamente el 26 de octubre, en las que apuntaba las baterías contra la línea de flotación del gobierno iraqí. En el curso de una rueda de prensa, Gross, declarói que Atta se reunió en Praga con el diplomático y oficial del espionaje iraquí Ahmad Chalil Ibrahin Samir unas semanas antes de que éste fuera expulsado de la República Checa, el 22 de abril pasado. Los detalles de ese encuentro son materia de una investigación reservada, agregó.

Según Gross, Ahmad Chalid Ibrahin era el jefe de los servicios secretos iraquíes para Europa Central, extremo que siempre fue negado por el gobierno iraquí y por el interesado. Sin embargo, las autoridades checas lo expulsaron al recibir informaciones –seguramente de la CIA- en la que se implicaba al diplomático en actividades de espionaje. Gross indicó que Atta viajó en distintas ocasiones a la República Checa con pasaportes de distintas identidades, aunque, añadió ingenuamente “no tenía motivos para ello, debido a que su documentación original estaba en orden”. La explicación es mucho más simple: el viaje a Estados Unidos es más barato desde Praga que desde Hamburgo. En cuanto a la utilización de distintos pasaportes por parte de Atta en su periplo por la hermosa ciudad checa, no se ha publicado ni un solo dato objetivo que lo confirme. Se sabe que Atta utilizó habitualmente su propio pasaporte –que como indicaba Gross “estaba en orden”- hasta el último momento; entonces ¿por qué recurrir a peligrosos pasaportes falsos habitualmente utilizados por terroristas ya “quemados”? Quienes diseñaron la operación de intoxicación informativa no pensaron como los verdaderos terroristas: si un activista está quemado solo puede utilizar pasaporte falso; pero si no está quemado el suyo es mucho más seguro... a menos que realice frecuentes viajes que no desee ver reflejados en el documentos por que podrían infundir sospechas en las aduanas. Ante esa eventualidad se recurre a denunciar el pasaporte como robado y obtener otro limpio de sellos y visas. A partir de ese momento, el terrorista ya no tiene uno, sino dos pasaportes, ambos legales, que corresponden a su verdadera identidad. Entonces ¿para que viajar con documentos falsos? No hay respuesta lógica.

Praga es importante en los atentados del 11 de septiembre por otros motivos. Una vez más fue el inefable Ministro del Interior, Stanislav Gross quien, el 19 de septiembre, comunicó al diario "Lidove noviny" que estaba comprobada la presencia de Atta en Praga antes de desplazarse a Estados Unidos. En mayo del 2001 obtuvo en Berlín un visado para viajar a EEUU. Dos semanas despues en Praga, embarcó en un vuelo regular de la compañía aérea checa CSA con destino a Nueva Jersey. El dato parece interesante y hubiera sido completamente incuestionable si Gross no hubiera lo hubiera estropeado refiriéndose a que "en ocasiones se desplazó a España, dónde se sabe que existen grupos terroristas"... ahora sabemos que ninguno de los supuestos miembros de Al Qaeda detenidos en España tuvo jamás relaciones con Atta y que, todo lo publicado sobre las relaciones de Atta en España fue absolutamente ficticio.

Y a todo esto ¿qué decía el gobierno irakí? Como Pedro, representantes iraquíes negaron en tres ocasiones cualquier participación en los sucesos del 11 de septiembre y mantener algún vínculo con las redes de Al Qaeda.

El 19 de septiembre Irak negaba por primera vez la relación entre Mohamed Atta y sus propios servicios secretos. En una entrevista con el semanario local "Al Iqtisadiya", el ministro iraquí de Asuntos Exteriores, Nayi Sabri, negó categóricamente que los servicios secretos de su país hubieran contactado en Europa con Atta, tal como se indicó desde Washington y se avaló desde Praga. "Estados Unidos, el Reino Unido y el resto del mundo saben que Irak no ha tenido nada que ver con los ataques contra Nueva York y Washington", explicó Sabri. Desde el mismo día en que se cometieron los atentados, los iraquíes temieron que el episodio pudiera ser considerado como un “casus belli” parea desencadenar una nueva ofensiva contra su país. Desde la subida a la presidencia de Bush, los cazas y bombarderos anglo-americanos sobrevuelan a diario la "zonas de exclusión" aérea en el norte y el sur del país. Los vuelos se hicieron más frecuentes a partir de marzo, menudeando los bombardeos y en mayo atacaron incluso la capital iraquí.

Sadam Husein, dos días después de los atentados declaró que Estados Unidos había "cosechado los frutos que sus Gobernantes sembraron en el mundo". El viceprimer ministro iraquí, Tarek Aziz, por su parte, envió un mensaje de condolencia por "las víctimas inocentes" de los atentados. Pero, en realidad, nadie se llamab a engaño. Las iniciativas políticas de Bagdad iban destinadas a denunciar el servilismo de los países árabes que ofecían apoyo y solidaridad a los Estados Unidos.

El 1 de octubre de 2001, Irak negó hoy que sus diplomáticos se hubiesen reunido con Atta. En declaraciones a la agencia oficial de noticias local INA, uno de los portavoces del Ministerio iraquí de Asuntos Exteriores arremetió contra las acusaciones del ministro checo de Interior, Satanislav Gross. "El señor Gross –dijo- sabe mejor que nadie que tales afirmaciones no son ciertas, y que además se contradicen con declaraciones precedentes en las que afirmó que no se podía confirmar una reunión entre Atta y los diplomáticos iraquíes en Praga". Pero esta negativa no fue óbice para que el 27 de octubre, tras la declaración de Gross, la prensa americana anunciara que abriría una investigación sobre las reuniones entre Atta y Ahmad Chalil Ibrahin Samir. La reunión, de la que no se han revelado detalles, se celebró unas semanas antes de que Samir fuera expulsado de la República Checa, el 22 de abril de 2001.

El The New York Times, dio una relevancia particular a las afirmaciones de Gross responsabilizando a Iraq en un momento en el que, según afirmaba el rotativo, “la administración que encabeza George W. Bush se cuestiona si extender a Iraq la campaña antiterrorista que se lleva a cabo en Afganistán". Como era de esperar, para James Woolsey, antiguo director de la Central de Inteligencia de los Estados Unidos (CIA) la situación imponía una "rigurosa investigación" acerca del papel de Iraq en el ataque terrorista. Para Woolsey, la confirmación de Gross era “extremadamente importante” y justificaba la investigación. "Es otra aguja –añadió- que apunta hacia una implicación iraquí en alguna especie de terrorismo contra los Estados Unidos que tiene que ser investigada con vigor". El papel de Iraq era valorado de forma diferente en los distintos estamentos de poder de los EE.UU. Si bien la CIA apuntaba sus baterías contra Iraq, el Departamento de Estado negaba cualquier vinculación de éste país con la trama terrorista. Un alto funcionario del Estado de Israel se alineó con estos últimos: "Iraq es un chico malo, pero no el chico malo de esta película".

El día en que se difundían estas declaraciones, la prensa norteamericana sugería que Iraq había entrenado terroristas en los años 90. La base para justificar estas informaciones eran las declaraciones de un capitán del Ejército iraquí, que desertó y se instaló en Texas. En 1999, este capitán explicó a la CIA que había trabajado en un campamento de entrenamiento de terroristas en Iraq. Incluso dio el dato de que en ese campamento los terroristas disponían de un viejo Boeing 707 para simular secuestros aéreos. Sin embargo, ese campamento figuraba en las listas de la inteligencia occidental como una base de entrenamiento de comandos antiterroristas; la presencia del Boeing se justificaba para realizar ensayos de liberación de rehenes de aviones secuestrados.

El 1 de diciembre, Irak negó por tercera vez cualquier tipo de vinculación con los atentados y con Mohamed Atta. Dos días antes, la prensa americana había publicado que Faruk Hiyazi, embajador iraquí en Turquía se encontró con Atta en los días anteriores al atentado. La información tenía como origen a la BBC y fue categóricamente desmentida por el portavoz iraquí: "Nuestro embajador en Turquía llevó a cabo sus obligaciones diplomáticas durante aquellas fechas con el conocimiento de nuestro Gobierno, y todos esos cargos son parte de una campaña sionista contra Irak y el resto de los países del mundo árabe e islámico". Según la BBC, Hiyazi mantuvo relaciones con Atta. Lo importante no es la negativa de Iraq, sino la ausencia de pruebas para sustentar estas acusaciones. La “pista iraqí” nacida en Praga, no es menos falsa que la española, e igualmente está sostenida en el aire.

LA ACADEMIA DE VUELO DE MOHAMED ATTA

De los 19 terroristas que presuntamente participaron en la operación, cinco cursaron estudios para pilotar aviones. Al menos esta es la noticia que difundió el FBI el 13 de septiembre. Los nombres de los sospechosos estaban incluidos en la lista de pasajeros de los aviones secuestrados y utilizados en los atentados contra Nueva York y Washington. Atta fue presentado como el responsable del comando. Su historia en la escuela de vuelo es tan absolutamente increíble que por si misma ya desdice el que fuera capaz de dirigir el comando que ejecutó una operación tan extremadamente compleja.

Toda la polémica se centra en si con una ligera formación como pilotos de avioneta era posible controlar en vuelo aviones extremadamente complejos y sofisticados. Si la respuesta es afirmativa, Atta y sus compañeros bien pudieron tomar el control de los mandos de los cuatro aviones secuestrados y estrellarlos contra los objetivos. Pero, si por el contrario, esta formación era insuficiente, la aproximación a las torres se debió realizar mediante otro procedimiento ¿quizás un sistema de radiocontrol manejado desde tierra? No en vano, sistemas de este estilo se habían ensayado ya en los años 80, cuando se valoraba la posibilidad de que el control de los aviones secuestrados pudiera ser hurtado a los terroristas armados que viajaban en el interior del avión y llevado a lugar seguro desde tierra. Y sobre este punto fundamental los especialistas no terminan de ponerse de acuerdo. Se ha dicho, igualmente, que la formación como pilotos que les faltaba a los terroristas, pudo suplirse mediante el empleo de videojuegos de ordenador. Ciertamente el “Flight Simulator” reproduce el escenario de Nueva York y las características de la cabina de pilotaje. Pero, en un contexto mucho más sencillo y accesible, es evidente que el hecho de manejar un videojuego de coches de carreras, no capacita para conducir un vehículo real. Es preciso un período de adaptación que los terroristas no tuvieron. No hay que perder de vista la complejidad de acercar un avión a un objetivo lejano extremadamente pequeño, cuando no se está suficientemente familiarizado con los mandos.

Desde nuestro punto de vista, este es el asunto clave de los atentados. Saber quién controlaba los mandos de los aviones secuestrados. Dado que las cajas negras de todos los aparatos están perdidas o inutilizadas, jamás se podrá saber exactamente qué ocurrió en el interior de las cabinas. Pero hay extremos que resultan sospechosos. Cómo por ejemplo el que los pilotos de los cuatro aviones no lograran comunicar con tierra, ni siquiera pulsar los códigos de alarma.

¿Y si Atta y sus compañeros hubieran subido al avión sin saber exactamente lo que iba a ocurrir? ¿y si dentro de los aviones no ocurrió nada salvo el desviarse de su ruta, girar bruscamente y dirigirse, pilotados desde tierra, contra sus objetivos? ¿y si las llamadas que algunos pasajeros realizaron a sus familias desde sus teléfonos móviles fueran tan sólo grabaciones sintetizadas por ordenador? ¿Y si la presencia de Atta y sus compañeros en las escuelas de vuelo fueran simplemente una trampa? ¿acaso no se les pudo convencer de que podían aspirar a un trabajo de indudables perspectivas económicas, si aprendían a pilotar avionetas? ¿su interés por los giros? ¿es real? ¿o quizás una mala interpretación de alguna frase aislada que tras el 11 de septiembre cobró un significado diferente al que tuvo en tuvo en realidad? Lo que parece evidente es que en las semanas anteriores al atentado y especialmente tres días antes del mismo, ni Atta ni sus compañeros se comportaban con la reserva que se podría prever en terroristas que estaban a punto de cometer un macroatentado y no podían dejar cabos sueltos.

Agentes federales allanaron el martes el apartamento donde residía Atta en Coral Spring e interrogaron a los empleados del restaurante Shuckum, en Hollywood, al norte de Miami, donde el sospechoso estuvo con unos amigos de posible origen árabe el viernes antes de los atentados. La camarera Patricia Idrissi reconoció al hombre de una fotografía mostrada por el FBI como un cliente que estuvo en el restaurante con otros dos hombres hasta las tres de la madrugada del 8 de septiembre conversando en un idioma extranjero. Al concluir la reunión y pedir la cuenta, que ascendía a 48 dólares, se suscitó una discusión por el monto y cuando Idrissi llamó al gerente del local para que tratara de mediar en el problema, el sospechoso se molestó. "¿Piensas que no puedo pagar? Yo soy un piloto de American Airlines, puedo pagar mi cuenta", dijo al gerente tras sacar un fajo de billetes de cien dólares.

El FBI detectó que Atta y otros sospechosos de secuestrar los aviones estuvieron en Lantana, donde aparentemente repasaron sus conocimientos de vuelo en el aeropuerto Park del condado de Palm Beach, al norte de Miami. Los agentes federales están investigando si algunos de los secuestradores tomaron lecciones en el centro de simuladores de vuelo en el aeropuerto Oppa-Locka o en el Flight Safety International, los dos mejores del estado, para pilotar aviones Boeing 757 y 767, los dos modelos utilizados en los atentados. La habilidad con que los secuestradores pilotaron los aviones hace pensar a los expertos que tuvieron más entrenamiento que el recibido para pilotar aviones ligeros o de turbohélice. Todos los expertos coinciden en que los terroristas estaban al mando de los aviones secuestrados, porque descartan que un piloto estadounidense, por mucho que le amenazasen, llevara a su avión a estrellarse contra las Torres Gemelas o el Pentágono.

En la primera semana después del atentado, la investigación se centró en la formación seguida por los presuntos terroristas para lograr conducir los aviones con posterioridad al secuestro. El día 14 de septiembre estaba ya claro que siete de los secuestradores habían recibido en Florida entrenamiento como pilotos. Atta, era la figura que más interés despertó desde el primer momento. Había vivido Coral Springs y Hollywood (Florida) y pronto fue identificado por las autoridades alemanas como seguidor de un grupo integrista islámico que planeaba ataques en contra de intereses estadounidenses. Lo que más llama la atención de la estancia de los presuntos pilotos suicidas en el curso de su aprendizaje es que, por distintos testimonios se sabe que apenas se interesaban por los giros y en absoluto por los despegues o aterrizajes. Nunca despertaron sospechas.

Ambos tenían pasaportes de los Emiratos Arabes Unidos y habían conseguido licencias de pilotos de aviones ligeros en academias de Florida, durante los últimos meses. Se habían matriculado en la academia Simcenter Inc, situada en el aeropuerto Oppa-Locka, al noroeste de Miami, donde los alumnos se entrenan en un simulador de vuelo que reproduce exactamente la cabina de aviones comerciales y los accesos a los principales aeropuertos de la nación. Atta y Alshehhi pagaron 1.500 dólares por seis horas de entrenamiento, que tuvieron lugar el 29 y 30 diciembre del año pasado. Henry George, ex piloto de Eastern Airlines y quien dio las clases particulares a los dos supuestos terroristas, no sospechó nada cuando sus alumnos le pidieron que les enseñara más que todo a hacer giros de aviones en vuelo. Incluso llegaron hacer un simulacro de acceso al espacio aéreo de Nueva York.

"La mayoría de los que vienen aquí lo que quieren aprender es a despegar y aterrizar en estos simuladores de vuelo", declaró George, quien dice que no sabe cómo va a vivir el resto de su vida sabiendo que, involuntariamente, ha ayudado a cometer estos actos terroristas.

Las autoridades federales habían identificado a Atta el 13 de septiembre como el principal líder del plan terrorista en Estados Unidos. Su foto era transmitida a todas las cadenas de televisión. Se hacía pasar por piloto saudí, aunque tenía pasaporte de los Emiratos Arabes Unidos, que las autoridades creen que es falso.

Una de las primeras informaciones sobre la investigación iniciada inmediatamente se produjeron los atentados, aludía a una escuela de aviación del Estado de Florida. Las primeras informaciones fueron confusas pero aludían a que dos de los implicados en los atentados habían cursado estudios en ese centro de vuelo. A primera hora del 12 de septiembre, cuando apenas se habían cumplido 24 horas desde que se cometieron los atentados, los agentes del FBI ya habían registrado la escuela de Rudy Dekkers, presidente de Huffman Aviation, en Venice (cerca de Tampa, en la costa oeste de Florida). La Huffman Aviation prepara a sus piloltos para guiar avionetas de pequeño tamaño, Cessnas y Pipers. 

En la tarde del 12 de septiembre se supo que las autoridades federales investigaban la posibilidad de que algunos de los presuntos terroristas residiesen en dos casas alquiladas en Vero Beach, en la sureste de Florida, mientras aprendían a pilotar aviones. El FBI interrogó a primera hora del 12 a Paul Stimeling, propietario de las casas, sobre la identidad de sus inquilinos. Explicó a la CNN que los inquilinos de una de las casas la abandonaron el mes pasado, pero que los de la segunda casa le pidieron una prórroga del contrato, que venció el 31 de agosto, hasta el 17 de septiembre. Por cada casa, cobraba 1.400 dólares que los "pilotos saudíes" –tal como se identificaron-  pagaban puntualmente. No le crearon ningún problema y ambos tenían familia con hijos. Los inquilinos de la segunda casa la abandonaron el día 9 de septiembre cuando aun no había expirado el plazo del contrato.

Voss manifestó que los agentes le comunicaron durante una entrevista, que tuvo lugar en su residencia, que los dos hombres "estaban involucrados en la tragedia en el World Trade Center".

Un ex empleado de Huffman Aviation, Charlie Voss, informó que agentes del FBI le dijeron que dos personas que se hospedaron en su casa mientras recibían entrenamiento de vuelo eran sospechosos de los atentados contra Nueva York y Washington. Uno de ellos que permaneció en julio del 2000 en su domicilio se identificó como Mohamed Atta. Al otro solo lo conocía por su nombre, Marwan. Ambos le dijeron que habían llegado de Alemania y querían hacer un curso de vuelo en Huffman Aviation. Durante unos meses, vivieron en su casa, hasta que su familia empezó a sentirse incómoda con ellos.

Bruscamente, las escuelas de vuelo se convirtieron en objetivo preferencial de vigilancia. El 5 de noviembre, la policía de Baja Sajonia siguió la pista de dos estudiantes extranjeros, uno de ellos afgano, que tomaban clases de vuelo y desaparecieron tras los atentados de septiembre.  Se trataba de dos universitarios, matriculados en distintas universide quería ser piloto comercial en Afganistán. Atta, estudiaba en la universidad de Hamburgo junto con otros dos de los presuntos implicados.

Un Rudolf Kreil, austriaco de 31 años, que compartió clases de aviación con loades del estado federado de Baja Sajonia y cuyos números de teléfono se encontraron en documentos de Mohammed Atta. Uno de los dos estudiantes, afgano, había tomado clases de aviación en una escuela de aeronáutica, donde explicó qus terroristas sospechosos de estrellar dos aviones explicó que "se interesaban sólo por las maniobras de viraje", según declaró al semanario austríaco “News”. Kreil fue compañero de Marwan Al Sehhi, que luego se cambió a la misma escuela en la que estaba inscrito Atta como alumno. Las dos escuelas estaban en contacto y frecuentemente sus alumnos se reunían fuera de las clases.

Gracias a Kreil se sabe que Atta y Al Sehhi "en el simulador de vuelo sólo ensayaban una cosa: volar haciendo curvas pronunciadas". Pagaron al contado las clases, casi 67.000 dólares por persona, y "parecían disponer de reservas enormes en efectivo", dado que "fueron los únicos que se compraron automóviles inmediatamente".

El austriaco, que describe a sus compañeros como "amigables y corteses", asegura que disfrutaron especialmente de las clases de vuelo artístico, en las que se aprendía a hacer curvas y caídas en picado, algo que los supuestos terroristas seguían perfeccionando en el simulador de vuelo hasta altas horas de la noche. Poco antes de la desaparición repentina de ambos, uno de ellos le confió al Kreil su gran sueño: "poder pilotar pronto un avión grande".

Marwan Alshehhi, oriundo de los Emiratos Arabes Unidos recibió sus primeras horas de instrucción como piloto en Alemania, tal como informó el semanario "Stern" el 9 de octubre. Su primer avión fue un ultraligero del tipo Remos G-3 que Alshehhi manejaba con extrema habilidad. Su profesor dijo de él que "tenía un talento extraordinario". Estos primeros vuelos tenían lugar en 1999 y aun faltaban dos años para que fuera acusado de estrellar el avión del vuelo 175 de American Airlines contra la torre sur del World Trade Center. Con su ultraligero había sobrevolado en Alemania plantas químicas, refinerías, el centro de Colonia, el barrio gubernamental de Bonn y la sede del ministerio de Defensa. "Stern", en el mismo reportage, explicó que las autoridades alemanas creyeron identificar a un miembro de un supuesto quinto grupo de secuestradores que pensaba perpetrar otro atentado el mismo 11 de septiembre, un francés de origen marroquí llamado Zacarias Mussaui. Mussaui, de 33 años, fue detenido el 16 de agosto en Minessota (EEUU) después de que sus profesores de vuelo le denunciaran por negarse a recibir instrucción sobre el aterrizaje y el despegue de los aparatos. El 23 de febrero, el presunto terrorista viajó a Estados Unidos para entrenarse sin disponer de conocimientos previos con un simulador de vuelo de un Boeing 747-400 en la Academia Internacional de Vuelo de la compañía Pan American. Mussaui dispuso durante su estancia en EEUU de "grandes sumas de dinero cuya procedencia no pudo explicar" y que, según las autoridades germanas, procedían de Alemania, es decir, del lugar habitual de residencia de Mohamed Atta. El dinero que manejó Mussaui fue girado los días 1 y 3 de agosto en sendos bancos de las estaciones de tren de Düsseldorf y Hamburgo. Los investigadores alemanes creen haber hallado pruebas que relacionan a Moussaoui con el grupo de terroristas que vivió en Hamburgo, que incluía a Alshehhi y al egipcio Mohamed Atta.

El 13 de septiembre de 2001, el piloto costarricense David Castro aseguró que fue compañero en la Flight Safety International, de dos de los supuestos terroristas que se estrellaron contra el WTC. Castro aportó algunos datos curiosos sobre la peripecia de Mohamed Atta y Marwan Alshehhi, que el FBI identificó en un tiempo record como posibles sospechosos de pilotar dos de los cuatro aviones secuestrados. Tras regresar a Costa Rica al concluir el curso de vuelo, Castro se quedó sorprendido cuando vio las fotos de quienes fueron sus compañeros en la Flight Safety International como dos de los supuestos autores de los atentados contra las Torres Gemelas y el Pentágono.

Castro indicó que se trataba de dos individuos normales que mantenían buenas relaciones con el resto de alumnos. Relativamente normales por que uno de ellos llevaba la leyenda "Satán" en la placa de su automóvil, algo no precisamente edificante. Tampoco se relacionaban con el resto de alumnos. Castro los definió como "muy serios, pero amables". Alguna de las anécdotas que contó tendía a dar verosimilitud a la identificación de Atta y su compañero como integristas religiosos. Castro explicó que, en cierta, ocasión, cuando pilotaban un avión, uno de ellos dijo al instructor que la aeronave podía ser conducida por Ala; el instructor le respondió que creía en Dios, pero que no dejaría que Jesús la aterrizara. Se trata de la única referencia relativa a las opiniones religiosas de Atta. Muy ambigua por lo demás.

El problema de la escuela de vuelo es similar a la asociación “Juego Limpio para Cuba” que constituyó Lee Harvey Oswald meses antes del asesinato de Kennedy. La asociación no tuvo otra finalidad que llamar la atención sobre la militancia procastrista de Oswald, con lo que el crimen tenía un móvil. La presencia de Atta y sus compañeros en la escuela de vuelo, así mismo, tenía como función demostrar que si ellos se encontraban en el interior del avión y eran musulmanes, ellos, necesariamente eran quienes debían haber pilotado los aviones con rumbo al WTC.
Hay que recapitular las pocas certidumbres que tenemos hasta este punto: sabemos que Atta estudió en Alemania, sabemos que cogió un avión desde Praga –sin duda por que desde allí era más barato viajar a EE.UU.-; sabemos que no se interesaba nada por el integrismo islámico; sabemos también que hizo un curso de vuelo en avionetas; sabemos que su militancia islámica estaba muy relajada y jamás hizo gala de ella, acaso por que era inexistentes; sabemos que viajó de un país a otro con su propio pasaporte; sabemos, igualmente, que nunca adoptó las más mínimas medidas de seguridad e incluso que tres días antes se insolentó con una camarera por unos pocos dólares... sabemos que, por el mundo se movían distintas personas con pasaportes a nombre de Mohamed Atta; sabemos que sus rostros “se parecían” al de Atta; sabemos, así mismo, que en ningún momento de su vida adoptó medida de seguridad alguna; sabemos, finalmente, que se encontraba dentro del vuelo que se estrelló contra la torre norte del WTC. Todo lo demás, absolutamente todo, o no está confirmado o es rigurosamente falso.

LA REACCION DE LAS FAMILIAS

Es difícil que un padre ignore completamente las tendencias de su hijo, especialmente cuando este, a lo largo de sus últimos meses, ha demostrado ser alguien, no particularmente discreto, frecuentemente muy visceral y poco dado a soportar los rigores de la clandestinidad. Tal es el caso de Mohamed Atta. Si por su cabeza hubiera pasado alguna vez un pensamiento integrista, necesariamente su padre o sus amigos deberían haberlo conocido, aunque sea indirectamente. No fue así. El 19 de septiembre el padre de Atta afirmó que su hijo "no tiene nada que ver con estos ataques". "Mi hijo es arquitecto y no sabe nada de aviones. Puede ser que le hubieran robado el pasaporte", dijo el padre en unas declaraciones publicadas ese día por varios medios locales y árabes. Mucho más sorprendente es la afirmación de que "poco antes de lo sucedido me había enviado una carta en la que aseguraba que iba a regresar a Egipto para casarse". El padre de Mohamet Atta fue interrogado por los servicios de inteigencia egipcios "me hicieron algunas preguntas, y confían en las respuestas que les he dado". Mas adelante añadió: ”Mi hijo nunca aceptó el asesinato de civiles inocentes”.

Algo más tardó la familia del libanés Ziad Jarrah, identificado por el FBI estadounidense como uno de los piratas aéreos del pasado martes 11 en EEUU, en demostrar que su vástago no mantenía vínculos con grupos radicales islámicos. Hubo que esperar al 28 de septiembre para que el fiscal general del Líbano, Adnan Addum, asegurara a la prensa local que no había el más mínimo indicio de que Jarrah tuviera opiniones políticas integristas y, mucho menos de su vinculación a medios terroristas. El fiscal añadió que el expediente policial de Jarrach "está limpio y posee un pasaporte libanés en vigor durante cinco años, expedido el 7 de marzo del 2000 por el consulado del Líbano en Alemania". Addum también reveló que las investigaciones cursadas en el Líbano no permitieron establecer ninguna clase de conexión de Jarrah con Mohamad Atta. "Al parecer, Jarrah se trasladó a Estados Unidos para proseguir los estudios universitarios que financiaba su familia, que le envió el último giro monetario veinte días antes del atentado", apostilló. La familia de Jarrah negó desde el principio cualquier relación de su hijo Ziad con los terroristas. Incluso envió vídeos a las televisiones locales en los que se le puede ver bailando y bebiendo, "acciones imposibles si fuese verdaderamente un islamista", indicó su padre. Por que Jarrah, por no ser, no era ni siquiera un devoto musulmán...

Igualmente sorprendente es la vehemencia con que la madre de Zacarías Moussaoui, el único acusado hasta ahora por los atentados del 11 de septiembre pasado, sostiene la inocencia de su hijo. Aicha El-Wafi, quien llegó desde Francia hace una semana para hablar con los abogados de su hijo, señaló que él no estuvo involucrado en la conspiración para secuestrar los aviones que fueron estrellados contra las Torres Gemelas de Nueva York, y el Pentágono, en Washington. "Mi hijo me dijo que no lo hizo y con eso me basta", dijo a los periodistas antes de partir hacia Francia. "No lo hizo y una sociedad civilizada no debería tomar medidas bárbaras", expresó cuando se le pidió que comentara la posibilidad de que las autoridades estadounidenses pidan la pena de muerte contra su hijo.

"Como madre comparte el dolor de los estadounidenses que han perdido familiares en esta tragedia", dijo.

Moussaoui ha sido acusado de conspirar con Osama Bin Laden y su organización Al Qaeda para matar a miles de personas. De origen franco-marroquí fue detenido en agosto pasado cuando las autoridades de una escuela de aviación del estado de Minesota sospecharon sobre sus reales intenciones al tomar clases de vuelo. Moussaoui, quedó detenido después de los atentados de septiembre, dijo que no tenía nada que declarar ante un tribunal federal del estado de Virginia en una audiencia en la que sus abogados dijeron que es inocente de los cargos.

La juez Leonie Brinkema dio un plazo que vence el próximo 13 de marzo para que las partes en el caso presenten los argumentos preliminares para el juicio que deberá comenzar el 14 de octubre. El gobierno federal tiene hasta el 29 de marzo para decidir si solicita la pena capital. Según las autoridades, además de asistir a una escuela de pilotos junto a algunos de los terroristas de los atentados de septiembre, el acusado recibió dinero durante el pasado año de Ramzi Bin al-Shibh, compañero de piso de Mohamed Atta (uno de los autores de los atentados) y asistió a un campo de entrenamiento terrorista en Afganistán. A diferencia de Atta y Jarrah, Moussaui si es un fiel musulmán. Cuando el tribunal federal de Alexandría (Virginia) le pidió cómo se declaraba se limitó a contestar "En el nombre de Alá, no tengo nada que declarar". Fueron sus abogados quienes indicaron al juez que su defendido se declaraba inocente. Moussaoui, franco-marroquí de 33 años, está acusado de seis cargos, cuatro de los cuales pueden acarrearle la pena de muerte. Está acusado de conspiración con Osama bin Laden y con los secuestradores de los cuatro aviones que el 11 de septiembre provocaron la muerte de más de 3.000 personas en Nueva York y Washington. Tras decidir que el juicio comenzará el 14 de octubre, la juez Brinkema fijó la fecha del 30 de septiembre para comenzar la selección del jurado. La defensa quiso cambiar la fecha tanto del juicio como de la selección del jurado argumentando que estaban muy próximas al 11 de septiembre, cuando se cumplirá el primer aniversario de la tragedia y cuando es previsible que se produzca una gran publicidad sobre los atentados y, por tanto, en contra de su defendido.

Según las autoridades, además de asistir a una escuela de pilotos junto a algunos de los terroristas de septiembre, el acusado recibió dinero durante el pasado año de Ramzi Bin al-Shibh, compañero de piso de Mohamed Atta (uno de los presuntos autores de los atentados) y asistió a un campo de entrenamiento terrorista en Afganistán. Gracias a una ley especialmente aprobada por el Senado, el proceso contra este hombre será retransmitido en directo por circuito cerrado de televisión en las ciudades más afectadas por los atentados del 11 de septiembre.

Parece normal que los familiares de los presuntos terroristas intenten defenderles de las graves acusaciones que pesan contra ellos. Inicialmente se está dispuesto a no concederles excesiva credibilidad. Pero si examinamos más de cerca estas declaraciones veremos que no hay motivo para dudar de ellas. Si se hubiera tratado de integristas religiosos –solo Moussaui lo era y su participación en los atentados es excesivamente tangencial- quizás sus padres hubieran seguido defendiendo su inocencia, pero siempre existiría algún amigo, compañero de clase, algún resentido con ellos, que a cambio de unos dólares aportara datos sobre su radicalismo religioso. Estos datos no han aflorado por que no existen. Atta y Jarrah bebían como no lo hubiera hecho ningún moderado islamista, iban a cabarets y les encantaba el streep-tease... cuando los talibanes son capaces de apedrear a un mujer si se despoja de su burka o se deja tocar por otro hombre que no sea su esposo... ¿Fanáticos integristas dispuestos a morir por una fe de la que ni siquiera eran capaces de guardar sus mínimos preceptos religiosos? Demasiado increíble para ser cierto.

© Ernest Milà – Infokrisis – Infokrisis@yahoo.es  http://infokrisis.blogia.com – Prohibida la reproducción de este texto sin indicar origen